Huellas N., Noviembre 1982

NUESTRA PRESENCIA

Ávila moto y alternativa de la vida

José Luis Restán

Una vez más, la tierra de Teresa de Jesús, en el año de su centenario, volvió a ser lugar para nuestro en­cuentro, y acogida para nuestro impulse de ser más intensamente pre­sencia de Cristo en medio del mundo.

A ninguno de los que sucesivamente hemos acudido a esta cita con el cursillo de Teología, puede cabernos duda de que se trata de un tiempo privilegiado de gracia en que el estu­dio, la oración, y la convivencia fraterna van tejiendo nuestra particu­lar identidad eclesial, al tiempo que nos abren al panorama inmenso y rico de la experiencia de la Iglesia.

Este ahondamiento en nuestro propio ser de cristianos, tiene una direc­ción concreta y mantenida con perseve­rancia: conseguir que no se separe nunca en nosotros la fe de la vida, de modo que esta fe, a la vez fiel y creativa sea motor de transformación del mundo y alternativa vital para los hombres de nuestro siglo, y fuen­te de toda nuestra aventura humana.
Para este objetivo irrenunciable, es imprescindible conseguir a nuestro ni­vel una síntesis armónica de estudio y oración. Aplicamos con todo el ri­gor de nuestra inteligencia a escudri­ñar en la Palabra de Dios, en el magisterio de la Iglesia, en el lega­do vivo de una ingente multitud de santos, doctores y maestros que hicieron presente a los hombres de su tiempo un modo de vivir, una "cultu­ra", que tiene su raíz en la fe, y de ella se alimenta. Y por otro lado, reconocer con humildad nuestro lími­te, pedir insistentemente al Señor su luz y su asistencia, nutrirnos de la contemplación del Dios que nos ha constituido en Iglesia, en sacramento de su presencia entre los hombres.

Junto con el estudio y la oración, es preciso referirnos a un tercer puntal que ha sostenido al cursillo y sostiene junto con ellos ese trabajo perseverante de ahondamiento e i­dentificación: la experiencia de la comunión con los hermanos.
Es esta experiencia hecha de intercam­bios, de escucha, de donación perso­nal, de cooperación estrecha en un único proyecto de vida, la que con­vierte nuestro estar juntos en un ser juntos, en una compañía para la vida.