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Huellas N.02, Febrero 2021

BREVES

La historia. Saúl y la felicidad

«Buenos días profe, soy Saúl. Le quería preguntar si el esquema de desarrollo está bien. Se lo mando». Elena lee el WhatsApp de su alumno mientras cocina, necesita un momento para pensar en lo que acaba de leer. Había pedido un trabajo a los chavales de 4ºB de Mecánica, tenían que reflexionar «sobre el pasado de la normalidad, el presente de la crisis y el futuro, tan nuevo y desconocido». No es un asunto menor, por supuesto, pero fue el propio Saúl quien la provocó, pidiéndole un trabajo así. Y ahora le escribía. Es uno de los que nunca están quietos en el pupitre –aunque ahora tampoco hay pupitres... solo pantallas–, con una avalancha de preguntas y maneras muy dispares de plantearlas.
De hecho, ahora sigue igual, basta un breve intercambio de WhatsApp y enseguida dice: «No quiero darme cuenta un día de que me he pasado la vida haciendo cosas interesantes, pero sin haber encontrado la felicidad». Y luego: «¿Por qué la gente se empeña en hacer, pero nadie se pregunta si es feliz?”». Felicidad, qué gran palabra... Pero Elena no quiere ponerse de perfil. Todo lo contrario: «Querido Saúl, llevamos abiertas en el corazón las mismas preguntas. Yo también quiero vivir plenamente cada momento. Solo puedo decirte lo que yo hago con mi deseo y con mis preguntas. Cada día doy un paso hacia la meta. Y sí, de vez en cuando me pasa que soy feliz. Por imposible que te parezca, debes saber que somos muchos los que vivimos así. Solo tienes que mirar atentamente lo que pasa a tu alrededor. Y buscar las respuestas». A los pocos segundos: «Profe, debería hacer un tutorial para enseñarnos a vivir el presente. Bienaventurada usted que lo logra».
Ese mensaje le conmueve y a la vez le hace sonreír, por esa urgencia de sentido que no deja tranquilo al chaval. ¿Y qué hace él? Saúl le pide instrucciones para descubrir la felicidad... pero nadie tiene la receta. «Saúl, vamos a averiguar juntos cómo ser feliz».
Elena vuelve a la olla que espera en el fuego mientras, uno a uno, pasan por su memoria los rostros de sus alumnos. Nada, absolutamente nada, no hay virus, pantalla ni plataforma que pueda evitar que salte la chispa de la verdad. «¿Y yo?», se pregunta. «Yo puedo ser transparente. No para presumir de mí o de mis capacidades, sino para que los niños vislumbren al Único que llena de sentido la vida, ayudándoles a aclararse ellos mismos, arrancándolos de la nada con la que luchan, sin saber poner nombre a esa incomodidad que sienten, que a veces es suficiente para que piensen que están mal hechos. El Único por el que he apostado y apuesto todas las mañanas, porque un día entró en mi vida colmándola y estoy segura de que también quiere entrar en la suya».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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