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Huellas N.3, Mayo 1985

UNA EXPERIENCIA CRISTIANA

El coro «San Jorge» de Madrid

J. Prades

Hace unos cuantos años, ya casi nueve, un reducido grupo de jóvenes ilusionados se propuso enriquecer la liturgia navideña de su Parroquia, aprendiendo algunas pie­zas fáciles de polifonía. La noticia nunca hubiera acaparado los teletipos porque los proyectos bien intencionados que fracasan a los pocos meses se cuentan por docenas. Sin embargo, por alguna razón que se nos escapa, aquel pequeño brote no se marchi­tó, antes al contrario, creció y se robuste­ció y hoy está dando sorprendentes y mere­cidos frutos.
No es tarea nuestra ahora enumerar las actuaciones del Coro «San Jorge» (liturgia, recitales, certámenes nacionales e interna­cionales, grabaciones... ) ni alabar sus cua­lidades musicales, labor que dejamos en manos de los entendidos, sino expresar en voz alta nuestro reconocimiento y nuestro apoyo a una labor que, en el título, hemos calificado como una experiencia cristiana.
Desde aquellos primeros momentos el Coro creció sobre una base poco especta­cular pero muy sólida: las aportaciones de cada uno de sus componentes a la tarea co­mún. Desde el director hasta el último re­cién llegado, cada uno de sus miembros es una historia (a veces conocida sólo por ellos mismos) en la que a las satisfacciones más hondas suceden el desaliento o el can­sancio, y en la que siempre, bueno casi siempre, están presentes la entrega y la re­nuncia para sacar adelante la obra comen­zada.
Esta experiencia compartida ha creado, con el tiempo, un estilo, un talante en las relaciones que hoy es la mayor riqueza del Coro. El trabajo en torno a un ideal común abre espacio a la gratuidad en la re­lación, al reconocimiento mutuo por enci­ma de las lógicas inclinaciones o simpatías personales. Quizá por eso la presencia del Coro en algunos certámenes no sólo ha suscitado interés por sus interpretaciones musicales, sino que ha atraído la atención por su forma de entender las relaciones hu­manas.
En una de las últimas actuaciones co­mentaba el director de otro Coro que no es fácil transmitir la variedad y profundidad de matices de Tomás Luis de Vitoria si no se participa del espíritu con que él compu­so. Sin embargo se puede constatar fácil­mente que ese espíritu ha desaparecido en gran parte de los actuales intérpretes de polifonías religiosa. No es tal la situación del «San Jorge», cuyo origen le permite (y ese es su gran reto) desentrañar desde den­tro el inmenso tesoro de la música religiosa.
Este podría ser el núcleo de sus aspira­ciones: llegar a expresar a través de la mú­sica y de su presencia la convicción que lo hizo nacer, a saber, que la fe obra una transformación en todos los aspectos de la vida, multiplicando sus posibilidades y generando, en consecuencia, una forma nue­va, más humana, de vivir.
No todo está logrado; es cierto, y aún deben superarse muchas deficiencias y li­mitaciones -en ocasiones dolorosas- que empobrecen la marcha del Coro, pero el camino emprendido merece la pena. Sabe­mos que existen nuevos y ambiciosos pro­yectos que van a exigir de sus miembros mayor esfuerzo, pero que les permitirán acercarse a ese ideal. Los éxitos futuros son éxitos de cuantos compartimos la mis­ma forma de comprender la vida, por eso seguimos con atención y cariño la evolu­ción de este joven Coro madrileño al que no nos resta sino volver a felicitar y esti­mular.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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