El pasado 27 de abril, sábado, celebramos un encuentro de universitarios. Durante todo el día estuvimos reflexionando sobre nuestra tarea común, nuestro presente como universitarios y nuestro futuro como profesionales. Fue un día intenso y esperanzador que organizó la Vocalía de Universidad de la Asociación Cultural N.T. en el Colegio Mayor Padre Poveda y que recogía la participación de todos los grupos de trabajo que empezamos a funcionar en nuestras facultades.
Varias charlas, reuniones por grupos, una mesa redonda, etc. fue sobre lo que estuvimos trabajando, fomentando lo que es el pilar y el motor de nuestro encuentro: la amistad. Amistad entre nosotros, que trasladamos al campus,y amistad con Cristo, especialmente vivido en la Eucaristía (como muy bien nos lo recordó Javier "Pulu" tras una homilía de una hora.
En efecto, en torno a la mesa, con la celebración de la Eucaristía, concluimos una intensa y agotadora jornada en común: de universitarios cristianos en común. Fue el momento culminante de un replanteamiento serio de nuestra vida cotidiana, y el ofrecimiento comprometido de un futuro distinto y nuevo, basado en Cristo y su Palabra.
Comenzamos temprano este encuentro de universitarios, con el rezo de Laudes. Era necesario preparar nuestro espíritu antes de la charla sobre la que luego meditaríamos por grupos: el compromiso seglar ahora y siempre. Javier Prades nos presentó nuestro "por qué", "a qué" y "cómo", fundamentados en Cristo y en Su Compromiso con el mundo. Sería Javier Restán quien concretaría esa nuestra vida de cristianos seglares, ahora en la Universidad: la oferta de una vida nueva verdadera y arraigada en cada uno de nosotros. Una vida comprometida, en respuesta a la descompensación entre nuestro ideal (al menos, lo que debería ser nuestro ideal) y la realidad cotidiana en la que tantas veces nos sumergimos. Una vida de entrega y oferta, de anuncio, por y para cada hombre, que suscite su iniciativa y su libertad.
¡Qué distintos somos a ese ideal! ¿verdad? Al hablarlo entre nosotros, universitarios de distintas carreras, nos dimos cuenta de ello. Ante una realidad tan concreta y adversa, dentro de una "convivencia" consistente en un mero servilismo autómata del apunte por antonomasia, limitándose las "conversaciones" y el "trato" a un simple canje, cuasi compra-venta, de idolatrados apuntes taquigráficos o, todo lo más, a comentarios banales sobre profesores varios y variados; limitándonos a ese estar "ante y dentro", caemos en la mayor incongruencia, en una inconsecuencia grave. Muchas veces es también aquella nuestra propia realidad, y no debería serlo, no debe. Tanto ahora como en un futuro, hemos de ser plena y responsablemente conscientes de lo que sabemos y tenemos, de lo que hemos de vivir en y con verdad. Pero... no de un modo individual, sino precisamente unidos, en base a una amistad arraigada y sustentada en Cristo, en su vida de entrega y búsqueda del hombre. Esto es lo que nos distingue y caracteriza. Hemos de ser Iglesia allá donde nos encontremos y lo cierto es que, muchas veces, desconocemos hasta quiénes de nuestros compañeros son también cristianos. ¿Tiene sentido? Hemos de mostrar esa "desde y para siempre" respuesta a todos aquellos que se cuestionan en serio, ¡pero incluso a los que "pasan", a los que viven sin más, hemos de ofrecerles nuestra amistad y nuestro estudio!
Tras esta densa "matinée", el descanso de la comida vino muy bien: un momento más de amistad y alegría, una toma de fuerzas para la larga tarde que nos aguardaba.
Una tarde que comenzó con la presentación de la Asociación Cultural N.T., como aplicación concreta de lo planteado en todos los ámbitos y órdenes de nuestra vida: sociedad, arte... , universidad. Los grupos que por facultades y escuelas, nos hemos visto regularmente en nuestros lugares de estudio y trabajo, revisamos este curso y las perspectivas para el próximo, conviviendo juntos en realizaciones determinadas y desde la fe.
Tras un margen de "relax" participamos en el acto cultural introducido por Miguel García Baró. Una visión de "qué y para qué" fue pensada la Universidad en principio, y de cuán distinta era la realidad a esa búsqueda dura y agradable del saber y el conocimiento.
Y llegamos al final: cansados por el intenso día y alegres por lo que TODOS ofrecíamos a Dios, a ese final que muy bien Javier Martínez nos hizo ver como centro de la jornada desde un primer momento a ese final en que comenzamos un camino difícil de compromiso, de amistad consecuente en Cristo. A ese final que ES principio.
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