La Biblia tiene un bello elogio sobre los pies de mensajeros, que durante muchos siglos han sido el único medio físico para la comunicación de noticias. Actualmente las cosas han cambiado mucho y el informador en general utiliza todo tipo de adelantos técnicos, que le permiten comunicarse con millones de personas, sin necesidad de moverse de un despacho.
Lo que no ha cambiado es la misión. El Papa Juan Pablo II propuso el año pasado con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales el tema de la promoción de la paz.
Nosotros queremos reflexionar sobre lo que ha dicho a los periodistas y a los hombres que trabajan en los Medios de Comunicación. Aunque reconocemos nuestra inexperiencia en la profesión, no por eso dejamos de sentirnos periodistas, claro que por ahora, sólo aficionados.
En el mundo cada vez más interdependiente, gracias al progreso espectacular de los "mass media" la información representa una fuerza que puede servir eficazmente a la causa de la paz, pero puede también agravar las tensiones y favorecer nuestras formas de injusticia y valoración de los derechos humanos.
¿De qué forma la comunicación social podrá promover la paz?
1. Mediante la realización en el plano institucional de un orden de la comunicación que garantice un uso recto, justo y constructivo de la información, eliminando abusos y discriminaciones fundadas en el poder político, económico e ideológico.
Se trata de reflexionar en torno a los principios fundamentales y a las finalidades que deben presidir la comunicación social.
2. Educando constructivamente en sus contenidos para el espíritu de paz.
La información, si se piensa bien, jamás es neutral, siempre responde al menos implícitamente y en las intenciones, a opciones de fondo. Un nexo íntimo una comunicación y educación a los valores, por tanto la mayor exigencia de la información es presentar limpiamente el valor supremo de la verdad y el bien.
Es urgente proponer los valores de un humanismo plenario fundado en el reconocimiento de la verdadera dignidad y los derechos del hombre, abierto a la solidaridad, en la conciencia de que una misma vocación une a toda la humanidad.
3. Cuando los profesionales de la información son operadores de paz.
Esto supone superar la ética concebida en clave individualista y sobre todo ponerse al servicio de la verdad.
La verdad en la presentación de la realidad cotidiana y, como una opción más radical para la prensa católica, la verdad del testimonio prestado a la fe.
Es necesario no ceder a la influencia de grupos de poder, no apoyarse en informaciones tomadas de frentes discutibles, no agrandar los hechos de menor importancia, no solicitar interesadamente lo sensacional, no rendirse a una opción partidista.
Cuando se trate de hechos religiosos, un informador creyente, ha de esforzarse en mostrarlos desde dentro con referencia a la intención de la fe y al misterio que la habita.
Brevemente, el diario católico en su conjunto, y los redactores que en él se expresan en su nombre, deben testimoniar verdaderamente la fe cristiana, la fe de la Iglesia, para que los lectores, sean quienes fueren, estén seguros de encontrar allí la palabra del creyente fiel, dichoso de creer y adherirse a la Iglesia, su Madre, que él aprende a contemplar y a amar desde su interior.
El Papa se complace en poder honrar a los periodistas católicos como los "ministros de la palabra", aplicando la definición utilizada por San Lucas en el prólogo de su evangelio, para indicar a quienes antes que él habían tratado de transmitir por escrito los acontecimientos de los cuales habían sido testigos.
El Papa, anima a los periodistas católicos italianos con ocasión de celebrar la festividad de su patrón, S.Francisco de Sales, a seguir haciendo prensa, a informar con libertad: "Solicito, ante todo, vuestra colaboración, haced vuestro el dignificante mensaje de reconciliación personal y social al que he invitado a todos los hijos de la iglesia y a todos los hombres bien dispuestos hacia la buena nueva del Evangelio.
En la medida que buscáis este altísimo ideal de valor transcendente, os aseguro que la Iglesia permanecerá a vuestro lado porque también sirve a la verdad y a la libertad, libertad de conocer la verdad, de predicarla y de conseguir penetrar en la intimidad de todo corazón".
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