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Huellas N., Mayo 1984

IGLESIA

¡Que hermosos sobre los montes los pies de los que predican la paz!

Alicia del Olmo

La Biblia tiene un bello elogio sobre los pies de mensaje­ros, que durante muchos siglos han sido el único medio físico para la comunicación de noticias. Actualmente las cosas han cambiado mucho y el informador en general utiliza todo tipo de adelantos técnicos, que le permiten comunicarse con millones de personas, sin necesidad de moverse de un despacho.
Lo que no ha cambiado es la misión. El Papa Juan Pablo II propuso el año pasado con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales el tema de la promoción de la paz.
Nosotros queremos reflexionar sobre lo que ha dicho a los periodistas y a los hombres que trabajan en los Medios de Comunica­ción. Aunque reconocemos nuestra inexperiencia en la profesión, no por eso dejamos de sentirnos periodistas, claro que por ahora, sólo aficionados.


En el mundo cada vez más interdependiente, gracias al progreso espectacular de los "mass media" la información representa una fuerza que puede servir eficazmente a la causa de la paz, pero puede también agravar las tensiones y favorecer nuestras formas de injusticia y valoración de los derechos humanos.
¿De qué forma la comunica­ción social podrá promover la paz?

1. Mediante la realización en el pla­no institucional de un orden de la comunicación que garantice un uso recto, justo y constructivo de la información, eliminando abu­sos y discriminaciones fundadas en el poder político, económico e ideológico.
Se trata de reflexionar en torno a los principios fundamen­tales y a las finalidades que deben presidir la comunicación so­cial.
2. Educando constructivamente en sus contenidos para el espíritu de paz.
La información, si se pien­sa bien, jamás es neutral, siempre responde al menos implícitamente y en las intenciones, a opciones de fondo. Un nexo íntimo una comu­nicación y educación a los valo­res, por tanto la mayor exigencia de la información es presentar lim­piamente el valor supremo de la verdad y el bien.
Es urgente proponer los va­lores de un humanismo plenario fun­dado en el reconocimiento de la verdadera dignidad y los derechos del hombre, abierto a la solidari­dad, en la conciencia de que una misma vocación une a toda la huma­nidad.
3. Cuando los profesionales de la in­formación son operadores de paz.
Esto supone superar la éti­ca concebida en clave individua­lista y sobre todo ponerse al ser­vicio de la verdad.
La verdad en la presenta­ción de la realidad cotidiana y, como una opción más radical para la prensa católica, la verdad del testimonio prestado a la fe.
Es necesario no ceder a la influencia de grupos de poder, no apoyarse en informaciones tomadas de frentes discutibles, no agrandar los hechos de menor importancia, no soli­citar interesadamente lo sensa­cional, no rendirse a una opción par­tidista.
Cuando se trate de hechos religiosos, un informador creyente, ha de esforzarse en mostrarlos desde dentro con referencia a la intención de la fe y al misterio que la habita.
Brevemente, el diario cató­lico en su conjunto, y los redactores que en él se expresan en su nombre, deben testimoniar verdaderamente la fe cristiana, la fe de la Iglesia, para que los lectores, sean quienes fueren, estén seguros de encontrar allí la palabra del creyente fiel, dichoso de creer y adherirse a la Iglesia, su Madre, que él aprende a contemplar y a amar desde su interior.
El Papa se complace en po­der honrar a los periodistas católi­cos como los "ministros de la pala­bra", aplicando la definición utiliza­da por San Lucas en el prólogo de su evangelio, para indicar a quienes an­tes que él habían tratado de trans­mitir por escrito los acontecimien­tos de los cuales habían sido testi­gos.
El Papa, anima a los perio­distas católicos italianos con oca­sión de celebrar la festividad de su patrón, S.Francisco de Sales, a se­guir haciendo prensa, a informar con libertad: "Solicito, ante todo, vues­tra colaboración, haced vuestro el dignificante mensaje de reconcilia­ción personal y social al que he invitado a todos los hijos de la iglesia y a todos los hombres bien dispuestos hacia la buena nueva del Evangelio.
En la medida que buscáis este altísimo ideal de valor transcen­dente, os aseguro que la Iglesia per­manecerá a vuestro lado porque tam­bién sirve a la verdad y a la liber­tad, libertad de conocer la verdad, de predicarla y de conseguir penetrar en la intimidad de todo corazón".

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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