Va al contenido

Huellas N.4, Abril 2007

CL

Huellas en clase

a cargo de los estudiantes de CL

Una escuela libre

Frente al debate sobre la escuela en Italia, suscitado por los recientes episodios de violencia escolar, como estudiantes, no podemos contentarnos con tomar parte por uno u otro periodista. Nos parece en cambio, necesario manifestar qué es lo que esperamos de la experiencia escolar que ocupa gran parte de nuestra jornada. La escuela debe ser el primer lugar en el que, partiendo del contenido de las diferentes asignaturas, tomar conciencia del deseo de felicidad que nos mueve en todo. Si, por una parte, se reconoce que los actos de violencia están producidos por el vacío que domina la vida de muchos jóvenes, por otra parece que cualquier propuesta que de sentido a la vida va en contra de la libertad de los demás. Por lo tanto, para una concepción neutral de la escuela, los profesores deberían limitarse a enunciar conceptos, evitando transmitir su postura humana. Con peores ojos aún son vistos los estudiantes que quieren llevar a la escuela la respuesta que ellos han encontrado, ya sea de naturaleza filosófica o religiosa, o simplemente una manera diferente de mirar la realidad. En realidad, la libertad no consiste sólo en reconocer la búsqueda de sentido que mueve el corazón del hombre, ¡es verdadera libertad si uno es libre para proponer y verificar una hipótesis de respuesta!


REUNIÓN DE PRESIDENTES
Dante, las comisiones y el Ministro


Cuando empezó la reunión de presidentes de los Consejos Provinciales de Estudiantes (cf. Huellas enero 2007, p. 19) yo no sabía ni sobre qué se iba a trabajar. Por una serie de circunstancias acabé en una comisión en la que existía un enfrentamiento político abierto sobre la escuela concertada. Durante los dos primeros días me encontraba muy a disgusto; el diálogo parecía imposible con gente tan distante e ideologizada. Para mí fueron un punto de referencia indispensable mis amigos, los que estaban allí conmigo: en el trabajo de las comisiones me ayudaban a compartir los ratos libres, aportando su experiencia y su humanidad sencilla y verdadera. El miércoles por la tarde vinieron Paolo y Stefano Nembrini a hablarnos de “Centocanti” (cf. Huellas abril 2006, pp. 52-59): el clima de dispersión que reinaba en muchas de las comisiones, y que no se me iba de la cabeza, remitió después de escucharles. Estos dos jóvenes captaron enseguida mi atención por la relación que tiene lo que estudian con su propia vida. Luego me impresionó cómo leían pasajes de La Divina Comedia que yo ya conocía, que me habían explicado ya, pero que se me habían olvidado rápidamente. El encuentro con Paolo y Stefano y su experiencia dejó a todos impresionados, desde los profesores que estaban presentes, que luego se lo comentaron al Ministro, hasta los otros chicos, que se habían acercado pensando que se iban a aburrir y, en cambio, se quedaron hasta el final para darles las gracias y para pedirnos a nosotros, que les conocíamos, sus números de teléfono.
Al día siguiente vino el Ministro de Educación. Fioroni defendió sus posturas sobre las Fundaciones y las donaciones privadas, y la relación de la escuela con la iniciativa privada de su entorno; ignoró en cambio nuestra sugerencia, fruto de dos días de diálogo entre los Presidentes de los Consejos, de no prolongar nuestro mandato por dos años. Para defender su postura, Fioroni dijo que al prolongar el mandato de los Presidentes, éstos pueden «llevar a término sus proyectos y sus programas», lo que daría más fuerza y credibilidad a los Consejos. Yo interpreto esta decisión como un interés del Ministerio por oír siempre las mismas voces, impidiendo con ello que otras personas hagan lo que el mismo Fioroni llamó en Roma «una experiencia de formación, una tribuna de democracia».
Carlo Masieri, presidente del Consejo de Estudiantes de Milán


ENCUENTRO SOBRE LA EUTANASIA
Vencer siempre


Cuando se habla de eutanasia se piensa, por lo general, en personas que quieren morir; pero los estudiantes del Liceo Clásico de Busto Arsizio hemos tenido la ocasión de hablar de eutanasia de una manera distinta gracias al encuentro con el doctor Mario Melazzini, Jefe de Oncología en un hospital de Pavía y enfermo desde hace tres años de esclerosis lateral amiotrófica, una persona que, con su arrolladora humanidad, nos transmitió un amor apasionado por la vida. Después de la conferencia, le quisimos invitar a nuestro instituto para que también nuestros compañeros de clase pudieran conocerle. Así surgió una asamblea de instituto sobre el tema de la eutanasia, en la que participaron varios expertos. El doctor Melazzini habló el último, ante el inusitado silencio del auditorio, y en lugar de insistir en el presunto “derecho” a decidir, se interrogó y nos instó a preguntarnos por las causas que llevan al enfermo a pedir la muerte: lo cual no se debe tanto la enfermedad, sino a la soledad que ésta conlleva, al abandono y al subsiguiente sentimiento de inutilidad. Invitó a los médicos a «hacerse cargo de los problemas del enfermo, porque si el médico trata la enfermedad, puede ganar o perder, mientras que si trata al enfermo, vence siempre».
Faltó tiempo para el debate, pero nosotros, los de GS, decidimos invitar a todos a otro acto en la escuela. Aunque no vinieron muchos, durante el debate emergieron varias cuestiones relacionadas con la experiencia que todos tenemos, con el hecho de que el hombre tiene exigencias que no puede satisfacer por sí mismo y que, verdaderamente, «la vida del hombre consiste en el afecto que principalmente lo sostiene, y en el que encuentra su mayor satisfacción» (Santo Tomás de Aquino). Aunque muchas preguntas sobre la eutanasia permanecen abiertas, se mostró como más humana y verdadera la elección del doctor Melazzini, que se ha puesto completamente en manos de los que buscan su bien, y cuya riqueza humana nos ha interpelado a todos.
Paolo, Liceo Clásico (Busto Arsizio)


LA VERDADERA ALTERNATIVA
Una irrefrenable pasión por la vida


Este año, en el Liceo Clásico Carducci de Milán, entre las típicas tareas y gestiones que se desarrollan entre los meses de octubre y diciembre, se propuso una iniciativa de cogestión legal que implicase durante uno o varios días a alumnos y profesores, o expertos de fuera, sobre temas que no tenían que ser específicamente curriculares. Se presentó la propuesta ante el Consejo Escolar de noviembre, que la remitió al siguiente Consejo y al Claustro de Profesores del 20 de febrero.
Durante los tres meses que pasaron desde que se presentó ante el Consejo Escolar, se invitó a los estudiantes a que presentaran grupos de trabajo para estas jornadas a medida que se fueran constituyendo. La primera condición que se ponía era precisamente que la iniciativa partiera de los estudiantes del centro. Si el propio interés del centro no estuviera a la cabeza de esta propuesta, ésta se habría aparcado o se habría buscado otra alternativa que se adaptara mejor a las necesidades de los estudiantes. El 19 de febrero (el día anterior al del Claustro de profesores, ante el que se debería presentar el proyecto de las jornadas con documentación de los grupos y de los profesores o estudiantes que los componían) se presentaron propuestas de 20 grupos organizados para hacer cosas como cursos de Freestyle, cocina, recorridos por la literatura o por la música.
En la asamblea de delegados convocada el mismo día 19 para estas “jornadas alternativas” –la tercera en dos semanas– se presentaron 40 de los 70 representantes de clase convocados, de los cuales sólo 29 seguían siendo favorables a continuar con el proyecto. Tras estos acontecimientos algunos de nosotros decidimos preparar un cartel (que luego colgamos en el tablón de anuncios del centro) para juzgar lo que había pasado: estas jornadas ponían en evidencia que la escuela era para los estudiantes un gran peso, que se podía aliviar durante un tiempo mediante unas jornadas de “jolgorio disciplinado”. Pero lo que nosotros queremos no es un paréntesis feliz de unos cuantos días dentro de los nueve meses del curso, sino la posibilidad de que todos los días de instituto sean una ocasión para crecer y aprender, confrontándonos lealmente con el contenido de las asignaturas que estudiamos.
Francesco, Liceo Clásico Carducci (Milán)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página