En 1990, siendo aún novios, mi mujer y yo coincidimos en el Meeting de Rimini, participando de las actividades que se organizaban para un grupo de alemanes que guiaba D. Pino, ya que mi mujer estaba viviendo en Heidelberg por esas fechas. Una de esas actividades fue un encuentro con Famiglie per l’accoglienza, en el que una familia de la Asociación testimonió una impactante experiencia de acogida. Aquel encuentro despertó en Teresa un deseo que custodiaría durante años. Por otro lado, en 1993, Marco Mazzi vino a Madrid a un congreso y nuestra amiga Belén le acompañó a conocer la ciudad. Paseando con él, Belén supo de la historia de la Asociación y quedó conmovida por la experiencia de acogida que Marco vivía con su familia. Una experiencia que, decía Marco, le había enseñado en primer lugar a acoger a su mujer y a sus hijos. Belén y su novio Juan Ramón, comprendieron en aquel encuentro que ellos también querían vivir así su futuro matrimonio. Todos estos deseos custodiados van encontrando respuesta en distintos momentos en los años siguientes. En 1997 Marco Mazzi vuelve a Madrid y junto a su mujer dan un testimonio en el Happening que organizaban nuestros amigos del CLU. A aquel gesto se van acercando personas que reconocen un atractivo y un cierto reclamo personal en la experiencia de Famiglie per l’accoglienza. En aquel momento, Marco y Licia sugieren que las personas que sentimos esa inquietud o ese deseo nos encontremos periódicamente y nos acompañemos en el descubrimiento de esa dimensión de la vida y de la familia. Así empezó un camino en el que poco a poco surgieron las primeras iniciativas de acogida y creció la amistad entre en estas familias para acompañarse en la conciencia del origen de su gratuidad y brindarse una ayuda concreta y cotidiana. En febrero de 2000, tras un encuentro público con Maria Grazia Pecorari y su marido Massimo en Madrid, se dio a conocer la experiencia de la asociación a través de varios medios de comunicación. La respuesta fue muy buena dentro y fuera del movimiento y no tardamos en decidir la constitución jurídica de la Asociación en España. La razón estribaba en la necesidad de dar cauce y expresividad social a lo que ya era de hecho una pequeña presencia real y muy novedosa en el mundo del acogimiento y la adopción en España: familias que se asociaban no con objetivos reivindicativos o asistenciales, sino que conformaban una red de solidaridad que ponía el acento en el significado de la vida, razón última del gesto de apertura al otro. De este modo, con veintiocho socios fundadores, el 20 de mayo de ese año nació en España la Asociación Familias para la Acogida. Desde entonces, se ha ido generando en torno a las familias de la Asociación una fiebre de vida que ha dado lugar a numerosas experiencias de acogida. Teresa y yo, por ejemplo, acogimos durante tres años a Francis, un niño africano que ahora está felizmente adoptado por otra familia; Belén y Juan Ramón también hicieron lo mismo con Johan, un chico colombiano cuya madre estaba en la cárcel. Y muchos ejemplos más que han favorecido la consolidación de tres grupos de trabajo: el de adopción, el de acogimiento, y el de familias con hijos discapacitados. El camino que hacemos se ha convertido en un hermoso y elocuente signo de esperanza para nuestros amigos que no son de la Asociación y ni siquiera del movimiento. Nos encontramos periódicamente para trabajar juntos, y también ofrecemos dos o tres veces al año momentos públicos de encuentro que permitan dilatar la experiencia que vivimos.
ASOCIACIÓN FAMILIAS PARA LA ACOGIDA (ESPAÑA)
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