El otro día, así, pensando, me pregunté cómo aceptamos los misterio de Dios. A veces somos tan cerrados de mollera..., y sin embargo no creo (entre nosotros) que nadie tenga como falso cosas como la Trinidad o la Eucaristía, por ejemplo. Yo digo que es bastante extraño (a ojos humanos) que los hombres aceptaran una religión como la nuestra. Y yo me respondí a mí misma así: los misterios de Dios son misterios pequeños, tan pequeños que caben en nuestros propios corazones. Y antes de pensar que digo barbaridades dejadme explicarlo:
¿No es verdad que todos necesitamos de alguien a quien querer, en quien volcar nuestro afecto? El hombre nació a imagen y semejanza de Dios. También Dios ama, pero ama dentro de sí, porque se basta a sí mismo; Dios se ama no con egoísmo, sino verdaderamente, en su misterio trinitario.
Otro: ¿no necesitamos nosotros llegar a "algo más" de lo que somos, y sin embargo no podemos? Pues Dios nos da la oportunidad de conseguirlo, acercándose a nosotros, y tenemos a Jesucristo, el Verbo de Dios encarnado
Otro: ¿no nos gusta hacer cosas "despampanantes" por las que todos nos admiren, y ser unos héroes y el centro de reunión de todo, y casi nunca lo somos? Pues Jesús nos enseña que hasta las cosas más escondidas las ve Dios, y aunque los demás nos ignoren, Él no nos olvida, y nos dará su aplauso un día
que llegará indefectiblemente.
Otro: ¿no necesitamos crecer humana y espiritualmente todos los días? Jesús nos da alimento del alma, el Único que hace crecer; igual que el cuerpo se alimenta de cosas materiales, porque es materia, el alma se alimenta de espíritu, porque es espíritu, y tenemos la Eucaristía, Dios vivo hecho simplemente pan, para que comamos y crezcamos.
Otro más: ¿no es cierto que las contrariedades nos vienen continuamente y que fracasamos en parte de lo que hacemos (unos más que otros)? Pues Jesús desde la cruz nos dice a gritos que aunque estemos solos y humillados hasta lo último, nos espera una exaltación sin fin.
Los ejemplos podrían seguir hasta el infinito. No pretendo quitar su grandeza a las cosas santas de Dios. Digo que en su misterio y su maravilla, Dios ha puesto sus secretos a la altura de nuestro corazón. ¿O es a nosotros a quienes nos ha puesto a la altura de sus misterios? No lo sé. Sólo digo que Dios no es tan lejano como creemos, que está en donde queramos encontrarlo, porque va en nuestra alma, si le dejamos ir.
Dios es muy sorprendente. De pronto un día le pides algo y se vuelca con una. Yo no puedo resignarme a decir: los misterios de Dios son incomprensibles. Esto es verdad, pero sólo a medias. Cuando lleguemos al cielo, si Dios quiere (y conste que Dios quiere, porque si no Cristo no nos hubiera redimido), entonces nuestra mente se abrirá. Pero mientras tanto hay que apañárselas. El mismo que nos dio la inteligencia nos ha dado la fe, y me niego a pensar que son incompatibles. Como a mí me ensañaron a pensar, pues pienso y razono. Y lo mismo pienso y razono a Dios, lo contrario sería negar un don que Dios me entregó. Y he llegado a la conclusión siguiente (que por cierto no es muy del otro jueves, sino sólo de sentido común): desde un punto de vista científico-matemático-linguístico-social-histórico-físico-ópticoartístico-filosófico y todo lo que queráis, Dios quizá sea un invento. Vale. Lo que es evidente es que Dios no es reducible al teorema de Pitágoras o al coseno de 90 =O. Pero lo que es absolutamente cierto es que es mucho más cercano que todo eso, y mucho más vital que todos los tratados del universo, y que aún en sus misterios más incognoscibles Dios es mucho más humano de lo que nos pensamos. Y digo bien, humano, porque el hombre (creo yo, y si estoy equivocada ruego - sinceramente - que por amor de Dios alguien me corrija) es mucho más divino de lo que el pensamiento moderno nos quiere hacer opinar.
EJERCICIOS ESPIRITUALES
1. DICIEMBRE 4 (viern.)- 8 (martes)
Braulio Rodriguez
2. DICIEMBRE 18 (viern.)- 21 (Lunes)
Jacinto González Nuñez
3. ENERO 27 (miérc.) - 31 (domingo)
RAFAEL ZORNOZA
los Negrales (Concep. y S. Pio X)
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