STANISLAVSKI, un director y actor dramático ruso contemporáneo de Chejov que estrenó con éxito "LA GAVIOTA", decía que el teatro chejoviano se crea en los talleres misteriosos del alma. Y es que sus personajes -palabras de Antonio Gala -se pasean por la escena quejándose entre dientes. Dicen, más que nada, lo que no dicen. Se trenzan, se confunden, se repiten, se interrogan unos a otros sin esperar respuesta. Llega la tragedia no a través de los dioses, como los griegos; no a través de los sentimientos, como Shakespeare, sino a través de la trivialidad de lo diario. Hay varias escenas de esta obra en las que se desarrollan paralelamente acontecimientos cotidianos e intrascendentes y acontecimientos decisivos para la vida de los personajes: mientras se juega una partida de cartas o se toma un té los protagonistas viven sus tragedias particulares.
Hay una mezcla de tipos muy humanos, a veces demasiado, que descubrimos no a base de grandes parrafadas sino por pequeños y simples diálogos en los que se escapan las frases que los definen. Los principales son: IRINA o el vivir sin planteamientos gracias al éxito, NICOLAIEVICH o el hombre que "quiso ser" pero nunca "llegó a serlo", NINA o la pasión ingenua que luego esclaviza, KONSTATIN o el corazón ardiente e inquieto que busca nuevas formas y BORIS o el intelectual ególatra, cínico, infeliz y frío que ha triunfado profesionalmente y se cree estar por encima de todo, aunque presuma lo contrario. Son personajes humanamente frustrados, gaviotas que no pueden levantar el vuelo.
La atmósfera en que se desenvuelve la obra es de una cierta melancolía. Es Chaikovsky llevado a un escenario. Los decorados, la luminosidad, los trajes y la música de fondo contribuyen a crear este clima de tristeza contenida, sin resultar por ello un montaje empalagoso.
Cuando en 1895 comienza Chejov a escribir "LA GAVIOTA" dice en una carta:
"Tengo un tema muy interesante, pero aún no he decidido su desenlace. Los héroes siempre se casan o se suicidan y de ahí no se sale... " Pues bien, a pesar de lo dicho, el autor recurre a uno de estos finales de los que reniega por carta. Y es que la obra le conduce, dado el nivel tan "humano" en que se mueven los personajes, a una única salida. Por supuesto no voy a desvelarla.
Por último, unas palabras de Gorki sobre Chejov que nos ayudarán a comprender su obra: Ante esa masa triste de gentes impotentes, pasó un gran hombre, inteligente, atento a todo, que miró a todos los habitantes de su patria y dijo, con una voz hermosa y sincera, con una triste sonrisa, con un reproche suave y profundo, con una nostalgia desesperada en el rostro y en el corazón: "¡Señores, qué mal vivís ...!"
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