En Madrid hay hambre.
No hace falta trasladarnos al tercer mundo para encontrar personas olvidadas, descuidadas, con falta de cariño, de pan, de educación y de higiene. Así se encuentran los niños del comedor de Leganés.
Hace unos cuantos años un grupo de mujeres casadas advierte el problema y, movidas por una comprometida fe en Cristo, comienzan entusiasmadas una labor de servicio hacia estos niños que ha continuado hasta ahora. A ellas se han unido dos jóvenes - Rosa e Isabel - que trabajan en esta misma labor. Consiste sencillamente en tomarse en serio las palabras de Jesús: "Tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me distéis de beber, estuve desnudo y me vestisteis".
Ellos son niños encantadores, inocentes, traviesos -como todos los niños - a los que les rodea un mundo difícil, necesitado, terrible. Muchos de ellos comen casi exclusivamente de lo que el comedor les proporciona. Algunos van al colegio pero no consiguen adelantar como los demás niños, pues después de clase pasan horas enteras en la calle sin nadie que les atienda.
La mayoría sufren las consecuencias de un ambiente familiar lleno de graves problemas.
Atendiendo a todo esto, las personas que trabajan allí, tratan de paliar lo mejor posible algunos de estos problemas; así, diariamente, se ocupan de los niños sin escuela a modo de
guardería, dan de comer a unos 50 niños, además de proporcionar también a varias familias la comida de la que no pueden disponer ese día y tratan de transmitir con su vida y su palabra
el espíritu de Cristo a todos los que se acercan allí. Son personas fenomenales, entusiásticamente cristianas, que no se conforman con esta ayuda que están prestando, sino que luchan cada día por ser un poco más generosas con sus hermanos más necesitados.
Pero tampoco hoy hay posada para el Dios que quiere acampar entre nosotros. Tampoco hoy se acepta la caridad así como así: estas cristianas, que con su esfuerzo y su trabajo han conseguido comprar un piso que reúne las mínimas condiciones necesarias para el cuidado de los niños de las que carece el bajo donde hasta ahora han tenido el comedor, se encuentran con la oposición de una vecindad que no acepta transformar ese piso en "guardería para niños pobres", pues sería desprestigio para la casa... "
A pesar de todo, ellas no pierden la esperanza; se mueven, buscan ayuda, reúnen requisitos burocráticos...etc, al tiempo que rezan fervientemente en comunión para dar gracias a Dios y pedirle ayuda...
Es este un valioso testimonio de amor cristiano que desgraciadamente no es muy frecuente entre todos los que nos llamamos cristianos. Pero existe, y el hecho es que, con escasísimos medios pero con mucha exigencia personal, trabajo, amor y oración, consiguen salir adelante y ayudar a muchas familias.
El comedor cuenta con la ayuda interparroquial de la llamada "OPERACIÓN KILO" y con la colaboración de algunas otras personas que empiezan a interesarse por el problema y a ofrecer alguna hora semanal para ir allí y estar con los niños. Pero todavía falta mucho por hacer. Está en proyecto, por ejemplo, que los niños puedan contar con personas que estén con ellos por las tardes en el local para ayudarles a hacer los deberes. De lo contrario, seguirán siendo siempre niños marginados y fracasados también en el terreno escolar y formativo.
Ojalá sea ésta una llamada a nuestras conciencias. Cristo está presente hoy en todos los necesitados, los pobres, los enfermos, los hambrientos de Madrid (y no sólo en Leganés se pasa hambre y necesidad). El espera nuestra respuesta iY ya es hora de que nos comprometemos los cristianos con este cuerpo crucificado de Cristo!.
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