El Papa a los estudiantes
Citamos aquí, traducidas por nosotros, las palabras que Juan Pablo II dirigió a un grupo de estudiantes católicos (Roma 16-1-81) que subrayan la importancia del ambiente en la formación de la personalidad cristiana.
1. VIVIR EL AMBIENTE, PROVOCACIÓN A UNA POSTURA DE FE
Para vosotros, que pertenecéis al mundo estudiantil, tanto vuestras inquietudes, como vuestras esperanzas y vuestras acciones están caracterizadas por vuestra situación particular, transitoria por definición. En efecto, estáis viviendo un periodo de formación en el cual las preocupaciones personales inmediatas y las de vuestro futuro profesional, familiar y social no pueden dejar de tener un espacio importante. De esta manera, os hacen particularmente capaces de percibir los cambios en curso y las necesidades de vuestro mundo.
Mientras estudiáis, vivís también en el ambiente escolar y universitario, que tiene como fin la difusión y el progreso del saber y de la cultura, pero que es al mismo tiempo un lugar en el que os encontráis con una multiplicidad casi indefinida de técnicas, de mensajes, de propuestas y de ideologías que tenéis que afrontar. Es allí donde vosotros estáis llamados a formaros, a motivar vuestra decisión y a dar testimonio de vuestra fe en el Señor Jesucristo, quien nos ofrece, como he indicado más veces y en particular en mis dos encíclicas, la verdad del hombre en relación indisoluble con la Verdad de Dios.
2. SUPERAR EL DUALISMO FE-VIDA; LA FE UNA POSICIÓN CULTURAL
Este es el motivo por el cual, queridos amigos, os sugiero que vosotros atendáis ante todo a lo esencial. Por vuestro bautismo y la profesión de fe de la Iglesia, sois hombre nuevos, según las palabras de San Pablo. Estad verdaderamente convertidos al Señor, empapados hasta dentro en vuestras decisiones vitales por el espíritu de las bienaventuranzas, preocupados por una intensa vida espiritual, sobre todo eucarística. Esto es el fundamento: programas, discusiones, debates de vuestros movimientos no servirán para nada sin esta profunda raíz religiosa y espiritual. Sed testimonio de la Verdad. Buscadla en vuestros estudios y en las disciplinas que ellos os imponen. Ello puede contribuir en el modo más amplio posible a vuestro desarrollo intelectual, a daros el sentido de la complejidad de la realidad no solamente física sino humana, la capacidad y la voluntad de no quedaros nunca en posiciones demasiado simples. Profundizad también, como acabo de decir, en vuestra identidad de jóvenes intelectuales católicos.
Una de las tareas que os atañen es la de superar, en el pensamiento y en la acción, la dicotomía marcada por diversas corrientes de pensamiento, tanto antiguas como contemporáneas, entre Dios y el hombre, entre teocentrismo y antroprocentismo. Cuanto más quiera vuestra acción, como la de la Iglesia, centrarse sobre el hombre, más tiene que buscar abiertamente su centro en Dios, es decir orientarse en Jesucristo hacia el Padre (cfr. Dives in Misericordia, número 1 ).
3. ANUNCIAR A CRISTO A LOS PROPIOS COMPAÑEROS Y CONSTRUIR COMUNIDADES CRISTIANAS EN EL AMBIENTE
Esto, queridos amigos, implica el necesario acatamiento al magisterio de la Iglesia. Con esta fidelidad a la Verdad íntegra os ponéis al abrigo de las tentaciones de la pura ideología y de su agitación, de los slogans simplificadores, de las consignas en pro de la violencia que destruye y no construye nada.
Estos son algunos principios que quería recordaros para guiar vuestro deseo de profundización y de acción. Tomadlos como referencia para anunciar incansablemente el Evangelio a vuestros compañeros y colaborar en la construcción de vivas comunidades cristianas en vuestro ambiente; así haréis crecer también la participación de los jóvenes en vuestros movimientos.
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