Huellas N.6, Junio 2007

IGLESIA - Brasil / Benedicto XVI

Una visión completa de la realidad

Silvina Premat

Benedicto XVI desea renovar la Iglesia latinoamericana para que siga siendo una, católica y apostólica. Así lo afirmó con claridad y firmeza ante los 266 obispos, sacerdotes y laicos que representan a los más de 400 millones de católicos que viven en América Latina y el Caribe, en la sesión inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.
Los vecinos de esta pintoresca ciudad, a 168 kilómetros de San Pablo, recibieron con fervor al sucesor de Pedro al que vieron pasar velozmente por las calles. Los obispos lo recibieron en el aula preparada para la ocasión en el subsuelo del inmenso santuario de la virgen patrona de Brasil. En la misma forma de estructurar su mensaje Benedicto XVI evidencia la mirada integradora de la historia y la situación actual de este continente en el que todavía algunos siguen contraponiendo la “Iglesia jerárquica” a la “Iglesia verdadera” o “del pueblo”. El Papa no ve más que una Iglesia nacida del encuentro de las culturas originarias de los pueblos que habitaban estas tierras y la fe trasmitida por los misioneros. La expresión de esa fe es la religiosidad popular que es, dijo, el “precioso tesoro” de la Iglesia en este continente que se «deberá proteger, promover y, cuando sea necesario, corregir».
El Papa reconoce un “debilitamiento” de la fe en este continente y propone tres claves para su renovación: el conocimiento de quién es Cristo para el hombre de hoy, una visión de la realidad que no sea reducida por ningún mesianismo ni liberalismo y la búsqueda de estructuras sociales justas. También reconoció que hay un debilitamiento de la vida cristiana por causa «del secularismo, hedonismo, indiferentismo y el proselitismo de numerosas sectas de religiones animistas y de nuevas expresiones pseudoreligiosas», e indicó la tarea que tendrían los obispos en las sesiones, organizadas por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM,) y que se extenderían durante 20 días: impulsar una «renovación y revitalización» de la fe y señalar «nuevos caminos y proyectos pastorales creativos, que infundan una firme esperanza para vivir de manera responsable y gozosa la fe e irradiarla así en el propio ambiente».