Con ocasión del XV aniversario de CL en la isla, la comunidad cubana celebró una eucaristía presidida por el padre Luigi Manenti, a la que siguió una velada con poemas de Dulce María Loynaz
Era el 20 de abril de 1992 cuando se reunió por primera vez en el convento de las Religiosas de María Inmaculada, en la localidad del Cerro, Ciudad de La Habana, un grupo de jóvenes invitados por la hermana Fany. Ella había conocido a Comunión y Liberación en Guinea Bissau mientras prestaba servicio médico en el pequeño país africano y ahora, de vuelta a Cuba, proponía a estos jóvenes vivir la amistad y la fe en Cristo.
Escuela de comunidad y caritativa
Aquellos jóvenes abrían entonces los ojos a la razón como «apertura a la totalidad de la realidad», como una capacidad de darse cuenta de las cosas y de los valores, a través de la lectura de El sentido religioso de don Giussani. Así fue como comenzó su andadura en Cuba el movimiento de Comunión y Liberación, con un verdadero sentido de la amistad y de la compañía como camino hacia Cristo.
La Escuela de comunidad, que desde hace varios años se realiza en la parroquia de El Pilar, en el mismo Cerro, arraigó entre nosotros. Fuimos así madurando ante el anuncio cristiano. También empezamos una acción caritativa y así creció la gratuidad del compromiso inicial. La ayuda a las familias que atraviesan situaciones de pobreza se tornó en signo de aliento y esperanza.
Hace ya cinco años conocimos la existencia de un sacerdote italiano de CL, que vivía en San Antonio del Sur, pueblecito costanero de la provincia Guantánamo. Algunos amigos de La Habana desearon visitarle. Su labor nos impresionó mucho pues se desarrollaba en lugares enormemente intrincados. Allí el padre Manenti acogía y guiaba a hombres y mujeres con la intención de crear casas de misión, donde la gente aprendiera a rezar. Hicimos una, dos, tres visitas... Los encuentros se tornaron cada vez más familiares, hasta empezar en la comunidad San Antonio María Claret otra Escuela de comunidad, secundando el interés de los muchachos que desean vivir nuestra experiencia.
Fieles como los primeros
En la pasada cuaresma, en una de esas visitas que se convierten en convivencia o retiro espiritual, invitamos al padre Luigi Manenti a celebrar el XV aniversario de CL en Cuba, en San Juan de Letrán, casa de los dominicos en la capitalina barriada del Vedado. Su diligente respuesta nos permitió organizar la celebración con esmero. Por eso, la fecha se previó para el tercer miércoles de mayo, coincidiendo con la V Conferencia de Obispos Latinoamericanos en Brasil.
La celebración eucarística en acción de gracias fue presidida por el padre Luigi; concelebraron el sacerdote dominico Pepe, el padre Rafael, superior del recinto eclesial, y fray Manuel, vicario de la orden. Además, participaron muchos amigos que habían secundado nuestra llamada dejando a un lado sus muchas ocupaciones.
En la homilía, el padre Manenti dijo: «Necesitamos ser fieles como los primeros que se toparon con Jesús, quienes se sentían comprendidos, amados».
Más adelante expresó que «tenemos que aprender a querer a los que comparten el camino de la fe» y recordó las palabras del papa Benedicto XVI cuando afirmó que «el camino que lleva a Cristo es el amor y el camino de Cristo es el amor».
Al final de la homilía, el sacerdote misionero pidió a Dios «que a través de esta celebración de veras los corazones de los hombres se enamoren de lo que no muere».
Luego cruzamos el umbral de la sala Fray Bartolomé de Las Casas, en el propio Convento, donde honramos la memoria de la cubana Dulce María Loynaz, gran poetisa y católica ejemplar; en abril fue el décimo aniversario de la muerte de la que en más de una ocasión hemos llamado “la poetisa del movimiento” por la admiración y el respeto hacia su obra. La noche discurrió en un ambiente alegre con un recital de sus poemas, música de Ernesto Lecuona y una oración final.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón