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Huellas N.6, Junio 2007

PRIMER PLANO - Debate

Por una vida común

Hans-Gert Pöttering*

*presidente del Parlamento Europeo

Permítanme que cite las palabras pronunciadas por el papa Benedicto XVI en un discurso de septiembre de 2006: «Las raíces profundas de una “vida común” europea estable y sólida residen más bien en las convicciones y en los valores comunes de la historia y de las tradiciones cristianas del continente. Sin una auténtica comunión de valores es imposible construir esa sólida comunidad de derechos que es lo que los hombres y mujeres de nuestro continente esperan”.
(Discurso al embajador de la República de Austria ante la Santa Sede, del 18 de septiembre de 2006).
El mensaje principal de la Declaración de Berlín debía transmitir la afirmación de que la Unión Europea es esencialmente una comunidad de valores. Por ese motivo el tercer párrafo de la Declaración reviste particular importancia, ya que en él se hace una relación de los valores fundamentales de la Unión Europea. Pero la Declaración en sí no es suficiente. Respecto al futuro de la Constitución, el Parlamento Europeo no quiere que haya dudas sobre esto: nosotros apoyamos la Constitución. Confiamos en que los puntos sustanciales de la Constitución, incluyendo el que se refiere a los valores, ¡lleguen a ser una realidad jurídica y política! Un capítulo sobre los valores –quiero decirlo alto y claro– que refleja y abraza en primer lugar los valores cristianos y la filosofía cristiana. La Comunidad Europea debe también reconocer al principio de la libertad su pleno significado: la libertad implica que se permita a las personas crecer con autonomía. Significa también respeto por la innegable diversidad de las naciones europeas, que está estrechamente ligada a la tolerancia y al respeto por los otros. La tolerancia supone también la libertad de palabra y la libertad de practicar la propia religión. La tolerancia se basa en la reciprocidad –un mensaje en el que la Unión Europea no debe temer poner énfasis. Pensemos por ejemplo en Turquía, donde todavía no se ha autorizado la apertura del seminario greco-ortodoxo de Halki; o en los Estados islámicos, aliados nuestros en el Mediterráneo, en los que los derechos de las comunidades cristianas no son suficientemente reconocidos; o en China, donde se persigue la actividad de las sectas no reconocidas por el régimen como la de Falun Gong.
(de la intervención en la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea. Roma, 23 de marzo de 2007)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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