Exégesis: Breves notas al margen de un interesante artículo de 30 Días dedicado a la figura del padre Spicq. Un gran exegeta fiel a la letra
Don Lorenzo Cappelletti ha publicado en el número de junio de 30 Días un emotivo recuerdo de la figura y de la obra del padre Ceslas Spicq, desaparecido en enero del 92, autor de un vastísimo análisis del término griego y bíblico «ágape».
Su monumental obra de exégesis le condujo a traducir el término que indica el amor de Dios con el término «preferencia». Iluminando los valores y contextos literarios del término bíblico, el padre Spicq especifica en la experiencia real de «preferencia» el modo inimaginable con el que Dios ama a los hombres. El ágape, según el padre Spicq, «es el amor más racional que existe, en cuanto implica conocimiento y juicio de valor; del cual deriva su frecuente relación con el término preferencia». La
raíz y acepción del término griego acercan, además, según una correcta exégesis, sus matices de significado a los términos de «admiración, sorpresa» (como aquella de un anfitrión que recibe a un extranjero) y de «conocimiento» (inteligencia no tanto como proceso mental, sino como comprensión afectiva y experimental del objeto). Hasta aquí la argumentación de 30 Días.
Don Luigi Giussani, en todo el recorrido del camino educativo de Comunión y Liberación, siempre ha prestado atención al tema de la «preferencia». Por ejemplo, en 1978, escribía: «Qué paradójico es el hecho de que el poder absoluto (Dios) se manifieste a sí mismo en la realidad existencial, histórica a través de la predilección, que, para el hombre sería, en cambio, una parcialidad. ( ... ) Pero es justo decir que no "usa la parcialidad", porque el criterio es su libertad y su designio o, en cualquier caso, la idea de elección y de preferencia en la cual revela su dominio. ( ... ) Dios decía que Israel era un pueblo de dura cerviz, pero que, no obstante esto, Él lo elegía. Y aquí se hace evidente que todo el valor, al cien por ciento, hasta el fondo está en el hecho de su elección, de su preferencia, no en nuestro ser capaces de esto o aquello, en nuestro tener éste o aquel otro requisito. ( ... ) El Dios dominador quedaría en un concepto abstracto, todo lo más en una provocación estética, si no se concretase, si no llegase a ser real justamente en la idea de elección y de preferencia, porque en lo que es el objeto de esta elección y de esta preferencia está destinado a habitar el significado de la historia».
El inimaginable amor de Dios por el hombre (así les resultaba a Platón y a Aristóteles) se relaciona pues con la idéntica dinámica que llena la afectividad humana: aquella «preferencia» que es el amor concreto porque conoce el valor de su objeto. Solo que en Dios tal dinámica no es exclusiva como sucede normalmente entre los hombres. El amor entre los cristianos, de hecho, es tradicionalmente llamado ágape porque tiende a asemejarse al de Dios. Es otro signo más del modo imprevisible con el que Dios se comunica a los hombres: con una dinámica humana.
En polémica, pues, con una modalidad exegética tendente a desacreditar la «letra» de la Escritura en favor de la reducción a función simbólica o edificante de los hechos referidos en los tex-tos, el padre Spicq afirmaba que «Dios ha dicho cuanto interesaba a nuestra vida espiritual dentro del sentido literal». Renunciar a este punto de vista, avisaba el anciano dominico, en sintonía con los recientes reclamos de Juan Pablo II sobre este argumento, significa «perderse en la gnosis más exuberante y en la más fantasiosa arbitrariedad».
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