Carlo Acutis será beatificado el próximo 10 de octubre en Asís. La breve e intensa vida de un chico enamorado de la Eucaristía (y apasionado por internet) sigue cambiando la de otros muchos. Ojalá sigan su camino
Una noche Antonio se despierta sediento. Toma agua helada, bebe, pero en cuestión de momentos la sangre se le va al estómago. Mareado, cae golpeándose la cabeza. Estará ingresado en el hospital durante tres meses, tratando de volver a aprender todo lo que su cerebro ha olvidado. Estamos en 2008, él tiene 15 años y está en plena rebelión adolescente pero una noche, en la cama del hospital, agarra el rosario con la mano, quién sabe si no le servirá para volver a empezar a esperar en el futuro. Así se queda dormido, y sueña: un chico con un polo rojo le dice que no tenga miedo, que pronto se curará. También le pide que continúe lo que él había comenzado. Le promete que él lo acompañará desde el cielo. No sería más que un sueño curioso si no fuera porque en el intervalo de un día Antonio recobra todas sus funciones y le dan de alta. Un mes después, entenderá quién era ese chico, cuando le llega por correo un paquete “promocional” con algún material sobre la vida de un tal Carlo Acutis.
Flavio vive cerca de Todi. Por trabajo tiene que contactar con una persona de Bastia Umbra. Se mete en Facebook. Con ese nombre aparecen muchos perfiles, pero mientras busca a su cliente, le sorprende una foto de un perfil: es de un chico. Tiene un polo rojo y una inscripción: “Eucaristía, autopista hacia el cielo". Extraño, el perfil es de uno con setenta años de edad... Busca en las demás fotos. Descubre que este niño está enterrado en Asís. Todi no está lejos de allí. Va al cementerio dos veces, pero se lo encuentra cerrado. Entonces él también tiene un sueño: es el papa Francisco visitando esa misma tumba. Y al día siguiente el pontífice está realmente en Asís. Flavio sigue la visita por televisión. Llegada la tarde de repente le invade un pensamiento: intentar ir de nuevo al cementerio. Llega al atardecer. En el cielo, un arco iris lo conduce directamente frente a la tumba de Carlo. A sus sesenta años, después de treinta alejado de la fe, Flavio estalla en un llanto liberador sobre los restos mortales de ese chico que fue a “pillarlo” en Facebook.
A Carlo Acutis, al que la Iglesia beatificará el 10 de octubre, le gusta darse a conocer de esta manera, casi siempre a través de internet. Era una de sus grandes pasiones. Solía comprar libros de informática en la librería del Politécnico de Milán y tardó tres años en hacer una exposición de 160 paneles con textos e imágenes sobre milagros eucarísticos y que se puede descargar gratuitamente por internet. No podía soportar que hubiera gente que no supiera que Jesús está vivo verdaderamente en el Pan Eucarístico, de manera que muchas veces en la historia este Pan Eucarístico transforma en carne real. Su madre Antonia entendió que su hijo era especial desde que era pequeño, tal vez ya a los 4 o 5 años de edad, cuando siempre quería entrar en la iglesia para saludar a Jesús, o un poco más mayor, cuando le pedía insistentemente poder hacer la Primera Comunión para “comerse a Jesús”. Carlo tenía una relación especial con Jesús, nunca faltaba a su cita diaria en la misa, la Adoración Eucarística y el rosario. «La Misa continuaba durante el resto del día», cuenta su madre. «Sentía en lo más profundo de su ser que Dios estaba cerca, por lo que intentaba actuar de forma que no hiciese disgustar al Señor. Sentía con fuerza que hay alguien que nos observa constantemente». Y que puede encontrarse vivo hoy en la iglesia que hay abajo, al lado de tu casa, con más facilidad que hace dos mil años.
Antonia recuerda perfectamente el asombro y al mismo tiempo la conmoción en el funeral de su hijo, que le fue arrebatado a los 15 años de edad en pocos días debido a una leucemia fulminante, en octubre de 2006. «La iglesia estaba abarrotada de gente. Pero nunca había visto a muchos de ellos. Cuántos extranjeros, pobres, vagabundos. Y, sin embargo, vivíamos en el centro de Milán». Carlo se paraba a menudo a saludar, a charlar con los porteros de esos lujosos edificios, gente que en muchos casos vivía lejos de su tierra natal. «Al día siguiente del funeral», recuerda su madre, «me enviaron una carta. Era el poema de un chico procedente de Sri Lanka, que ayudaba como sacristán en Santa María Secreta. Me asombró la profundidad, la belleza del poema, pues parecía que eran grandes amigos. “¿Pero usted hablaba con Carlo?”, le pregunté. “Nunca lo hice, pero siempre me saludaba con una sonrisa”. Le había llegado tanto al corazón que en el poema lo describe como “la estrella más bella en el cielo”». Antonia ha recogido miles de testimonios de este tipo a lo largo de estos años. «Ha habido muchas conversiones y milagros físicos. Desde el principio» al último, uno que ella misma dice que había recibido de Carlo: dos gemelos que le habían nacido en su vejez y en unas condiciones físicas que no eran nada óptimas.
La Iglesia ha examinado uno en particular: la curación repentina e inexplicable de una deformación muy grave en el páncreas de un niño brasileño. Carlo será elevado a los honores de los altares el próximo 10 de octubre en Asís, donde se halla su tumba, en el Santuario de la Expoliación, destino de peregrinaciones.
Huellas ya ha habló de la corta e intensa vida de Carlo Acutis en el número febrero de 2014. Pero hoy que Carlo está a punto de ser beatificado, sorprende ver cómo después de su muerte sigue trabajando y estando presente para dar a conocer al Señor. «Su preocupación era hacer que se amase a Dios y a la Eucaristía», dice Antonia.
La exposición sobre 146 milagros eucarísticos ha viajado por el mundo varias veces y se puede descargar gratis (solo en las parroquias de Estados Unidos se ha exhibido más de 10.000 veces, y hay más de 300 páginas en internet dedicadas a él, en todos los idiomas). En su exhortación apostólica dirigida a los jóvenes, Christus vivit, el papa Francisco señala a Carlo como un ejemplo a seguir en su “modernidad”: «Es cierto que el mundo digital puede exponerte al riesgo de encerrarte en ti mismo, de aislarte o de buscar un placer vacío. Pero no te olvides de que también en estos ambientes hay jóvenes que son creativos y, a veces, incluso brillantes. Este es el caso del joven Venerable Carlo Acutis», que así podría convertirse en el “protector de internet”.
«Su vida es alentadora», cuenta hoy Antonio, responsable de una de las muchas asociaciones de Amigos de Carlo Acutis que en el mundo reúnen a decenas de miles de voluntarios. «Gracias a él, muchos de nosotros hemos aprendido que la santidad no es algo inalcanzable, sino cotidiano. El amor a la Eucaristía (y a la Adoración Eucarística), el amor a Nuestra Señora (y al rezo del rosario), el amor a la Iglesia y al Papa (y a la evangelización en la calle): estos fueron sus pilares» y Antonio, con muchos otros jóvenes, sigue el camino trazado por Carlo y cada semana se reúnen para celebrar la Adoración Eucarística animada con canciones y abierta a todos. Cuando finalizó la fase diocesana del proceso de beatificación, el 24 de noviembre de 2016, el arzobispo de Milán, el cardenal Angelo Scola, dijo de él: «“¿Quién sino Dios, Jesús, que se ofrece a Dios Padre, puede interceder por nosotros?”. Fueron palabras suyas. Que un chico de esa edad tenga una intuición tan poderosa para explicar el corazón de nuestra fe, que es la Eucaristía... Su ejemplo ayudará a nuestra juventud a dejar que salgan a la luz las mejores energías de la vida y a relacionarse con Jesús como el que nos permite encontrar plenamente la belleza, la bondad y la verdad de Dios mismo».
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