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Huellas N.01, Enero 1994

VIDA DE CL

Agua, estrellas (y pobreza)

Alberto Poltronieri

Salvador de Bahía. Viaje por las favelas sobre agua. Dónde ya no solo hay rabia

Términos opuestos conviven en Salvador de Bahía: la riqueza de los hoteles de cinco estrellas ­y la miseria de las favelas donde de estrellas está hecho sólo el techo. Es un contraste que se observa en todas las megápolis brasileñas. Pero en Salvador de Bahía, con sus tres millones de habitantes, todo es evi­dente de un modo más dramático. Las barracas surgen de la nada incluso en el centro. Cualquier espa­cio libre, no ocupado aún por el «progreso», es bueno para construir abusivamente una choza.
Salvador de Bahía es famosa por otra cosa, ha sido el centro urbano y capital más antiguo de Brasil hasta 1763. Aquí surge de hecho, la única favela de Brasil construida por ente­ro sobre el mar. Novos Alagados es un conjunto de palafitos precaria­mente construidos sobre un trozo de mar enterrado en una de las más her­mosas bahías de la costa latinoame­ricana, rodeada por entero de un extenso bosque atlántico. El territo­rio de la favela está delimitado por una vía de ferrocarril que atraviesa el golfo: una franja de carriles queri­da hace tiempo por el ayuntamiento. Bajo el puente se encuentra la ciu­dad dormitorio de Novos Alagados, donde se alojan casi 3.500 familias con un total de 15 mil personas. La mayor parte de ellas viven en casu­chas levantadas con materiales reco­gidos aquí y allá, por lo general planchas y maderas. Con la marea alta el terreno se transforma en un lodazal maloliente, un lago de arenas movedizas que a menudo se convier­te en prisión mortal para los niños.
Es inútil decir que las condiciones de vida son miserables. No existe ningún tipo de estructura sanitaria. Sin servicios higiénicos ni alcantari­llado los desechos se vierten directa­mente al mar, justo bajo los palafitos. No hay luz eléctrica ni calles que sean practicables. Las enfermedades y el hambre reinan por doquier. El clima, muy inestable, alterna sequía con lluvias torrenciales. El año pasa­do, además, una epidemia de cólera hizo estragos en la población. Son casi inexistentes los servicios fuera de las iniciativas que la Asociación de vecinos, con escasísimos medios, logra llevar adelante. Entre éstas una pequeña fábrica de granizados, el lugar más frecuentado por los niños.
A menos de un kilómetro se encuentra la otra cara de la ciudad, la turística, donde la población de veraneantes, proveniente de todo el mundo, goza de vacaciones en hote­les de fábula y en modernos rasca­cielos. Pero es como si se tratara de otro mundo. Desde allí la indiferen­cia hacia Novos Alagados y las demás favelas más cercanas al cen­tro turístico es total. Los favelados son abandonados a sí mismos. A nadie le importa lo que les ocurra, ni siquiera al ayuntamiento.

Una respuesta concreta de la presencia
Pero algunos han empezado justo desde aquí, de los miserables de Novos Alagados. Hace tres años cin­co amigos, todos brasileños y todos de CL, comenzaron a ir a hacer cari­tativa entre los favelados. Una pre­sencia a partir de la cual pronto nació una guardería de dos pequeñas habitaciones que hospeda a unos cin­cuenta niños, desde los cero a los seis años, generalmente abandonados por sus padres. En resumen, con Don Giancarlo Petrini de Fermo y Don Stefano Volani de Rovereto, llegados hace algunos años a Salva­dor, hay una comunidad del movi­miento viva (universitarios, jóvenes trabajadores y adultos), que empie­zan a mirar a la ciudad.
Hace cinco años se les añadieron dos amigos italianos, Livio y Anna Michelini, que vivían en Belo Hori­zonte y que se encuentran en Brasil desde hace nueve años. Livio es licenciado en Físicas y Anna en sociología. El AVSI (Associazione Volontari per lo Sviluppo lnternazio­nale) les confió el estudio y la realiza­ción de un proyecto de saneamiento de la favela. Los dos tienen ya expe­riencia en este campo. Desde 1982, de hecho, se han dedicado a los pri­meros proyectos de urbanización de las favelas de Belo Horizonte.
La idea del traslado a Salvador de Bahía ya había sido propuesta hacía cinco años cuando el cardenal de Salvador de Bahía, Lucas Moreira Neves, encontrándoles dijo: «En nuestra diócesis también se necesita de un hecho significativo para la Iglesia, de un testimonio de lo que una presencia cristiana -que se haga responsable- puede hacer como obra concreta en las condiciones más adversas».
El cardenal, Primado de Brasil, había visitado Sao Paulo, Rio y Belo Horizonte y había quedado impre­sionado favorablemente por todo lo que Livio, Anna y sus amigos habían realizado en las favelas sin necesi­dad de recurrir a ninguna forma de asistencialismo, sino simplemente acompañando a los favelados en su trabajo.
Ahora, aquella sugerencia discre­ta, que el Primado hizo a los dos ita­lianos, se está haciendo realidad. «Se han necesitado cinco años -cuenta Anna- para poner en marcha el pro­yecto de saneamiento y de desarrollo de Novos Alagados». La presencia en esta favela de los cinco de CL carioca, en caritativa cada semana, ha permitido conocer una realidad muy dramática. Con la ayuda de la diócesis y la disponibilidad del ayuntamiento el AVSI se ha puesto manos a la obra.
No había proyectos previos sobre cómo hacer más humanas las condi­ciones de vida de una favela construida sobre palafitos. Sin embargo se contaba con la presencia de Anto­nio (Lazzaro) y Vera Lazzarotto, él pescador y filósofo veneto, ella peda­goga carioca (de Rio de Janeiro) que viven desde hace dieciséis años en Novos Alagados y que junto a la Sociedad 1 de Mayo -la Asociación de los habitantes de la favela- luchan para mejorar las condiciones de vida. Con ellos brota en seguida una amis­tad en la fe y a la vez un compromiso por el proyecto. Livio y Anna empie­zan así su trabajo encontrando a los favelados. Se ponen a su disposición para las necesidades más urgentes. Sólo en un segundo momento propo­nen a los habitantes trabajar juntos para reconstruir la favela. Pronto se hacen amigos y es fácil vencer la desconfianza casi natural de los fave­lados. La propuesta gusta en seguida «no tanto porque la juzgan como un buen plano de acción -afirma Anna ­sino porque han comprendido que su vida no es inútil».
El trabajo es mucho. Hay que redefinir la fisonomía del barrio y reconstruirlo. Para esto es necesario conocer más a fondo la realidad social y física de la favela. Se empieza así con el levantamiento topográfico del área y el censo de los habitantes. Un curso de formación predispuesto por el AVSI prepara a veinticinco favelados que van a los palafitos para recoger datos sobre la población residente. El mapa de la zona y el censo permiten también realizar el proyecto urbanístico del nuevo barrio y, más adelante, asig­nar de forma equitativa un trozo de tierra a cada familia sobre el que construir la propia casa. El proyecto realizado por el AVSI con permiso de las autoridades civiles de Salva­dor de Bahía, pretende regular la vida dentro de la favela de forma legal. De modo que, una vez realiza­do el proyecto, los habitantes posee­rán la tierra de la que ahora todavía son «invasores».
Actualmente en el proyecto de AVSI, que ha obtenido el permiso oficial en septiembre del año pasa­do, participan cerca de ciento treinta favelados.
Los voluntarios de AVSI y los favelados se comprometerán en un trabajo común durante otros dos años. Ya se ha hecho mucho, muchísimo queda todavía por hacer. El objetivo -hasta hace poco ha sido considerado imposible por las auto­ridades públicas- es el de hacer habitable el hacinamiento de Novos Alagados dotándolo de infraestruc­turas esenciales: luz eléctrica, agua potable, servicios higiénicos y des­pués escuelas, centros de acogida y casas en el lugar de los palafitos. En Novos Alagados ya todos conocen el AVSI. Los niños de la guardería hablan italiano y saludan a todos con un italianísimo «buongiorno». Poco a poco el proyecto de urbani­zación del AVSI está transformando una de las favelas más pobres de Brasil en una aldea humana, donde todos -aunque pobres- pueden vivir con dignidad.


Entrevista
El presidente de los favelados Antonio Lazzarotto, presidente de la «Sociedade 1 de Maio», la Asociación de los habitantes de Novos Alagados

Tu nombre no deja lugar a dudas: eres italiano...
Italianísimo. He nacido entre las montañas de Valsugana.

¿Qué haces en Salvador de Bahía, en una favela?
Estoy aquí desde hace 18 años. Pero no parece que haya pasado todo este tiempo. La vida está pasando casi corriendo, intensa por los acontecimientos, realizaciones y encuentros.

¿Qué es lo que te hace vivir así, en circunstancias tan extremas?
Desde que llegué me puse a servir. Los hechos, las personas, las circuns­tancias y la búsqueda del Dios vivo han sido mi guía sobre todo en las horas oscuras y difíciles.

¿Y qué es la Asociación de los favelados?
Nuestra asociación nació hace 15 años. Reúne y representa a la mayoría de los favelados de Novos Alagados. Y en todos estos años la Asociación ha hecho todo lo posible. Con pocos medios a nuestro servicio hemos intentado mejorar nuestras condiciones de vida. Un gran deseo que siempre ha encon­trado, sin embargo, cerradas las puertas del Estado y de los entes públicos.

¿Cuándo empezó a cambiar algo?
Hace cinco años, en 1988. Encontré a Livio y Anna Michelini, antes no les conocía. Se abrió entonces una nueva perspectiva en nuestro caminar por el barrio de Novos Alagados. Y con ellos nació, además del proyecto de sanea­miento de la Bahía, una gran amistad y una estima por todo el movimiento.

¿En qué punto estamos ahora del proyecto del AVSI?
En este momento estamos viviendo con la ansiedad de un par­to. Por una parte podría realizarse el gran sueño de la población de Novos Alagados, tener un día una casa digna y en tierra firme; pero por la otra están surgiendo mil difi­cultades.

¿De qué tipo?
Las acciones concretas se demo­ran porque los intereses políticos, las vanidades personales y ahora también los ambientalistas, los más ideologizados, nos ponen continua­mente la zancadilla.

¿Conseguirán pararos?
No. Las dificultades como siempre unen. Toda la comunidad está movilizada en el proyecto y todos dan lo mejor de ellos mis­mos. Entre nuestra gente se da también una insólita alegría por­que creen que la casa que estamos construyendo es obra del Reino de Dios, y no obra nuestra.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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