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Huellas N.01, Enero 1994

THOMAS STEARNS ELIOT

Un momento en el tiempo

Fragmento de COROS DE «LA PIEDRA» (Cap. VII)

En el principio Dios creó el mundo. Estéril y vacío. Estéril y vacío. Y la tiniebla estaba sobre la faz de lo profundo.
Y cuando hubo hombres, en sus diversas maneras, lucharon en tor­mento hacia Dios
Ciega y vanamente, pues el hom­bre es una cosa vana, y el hombre sin Dios es una semilla al viento: empujado
a un lado y a otro, sin hallar lugar de refugio ni germina­ción.
Siguieron la luz y la som­bra, y la luz les llevó a adelantarse hacia la luz y la sombra les llevó a la tinie­bla,
Adorando serpientes o árboles, adorando demonios en vez de nada: clamando por una vida más allá de la vida, por un éxtasis no de la carne.
Estéril y vacío. Estéril y vacío. Y tiniebla sobre la faz de lo profundo.

Y el Espíritu se movía sobre la faz de las aguas,
Y los hombres que se volvían a la luz eran conoci­dos de la luz, Inventaron las Religiones Superiores; y las Religiones Superiores eran buenas
Y llevaron a los hombres de la luz a la luz, al conocimiento del Bien y del Mal.
Pero su luz estaba siempre rodea­da y traspasada de tinieblas
Como el aire de los mares templa­dos está penetrado por el tranquilo aliento muerto de la Corriente Artica;
Y llegaron a un fin, a un fin sin salida removido por un chisporroteo de vida,
Y llegaron a la marchita mirada antigua de un niño que ha muerto de hambre.
Molinos de oración, adoración de los muertos, negación de este mundo, afirmación de ritos con significados olvidados,
En la inquieta arena azotada por el viento, o en las colinas donde el vien­to no deja descansar a la nieve.
Estéril y vacío. Estéril y vacío. Y tiniebla sobre la faz de lo profundo.
Entonces llegó, en un momento predeterminado, un momento en el tiempo y del tiempo,
Un momento no fuera del tiempo, sino en el tiempo, en lo que llama­mos historia: cortando, bisecando el mundo del tiempo, un momento en el tiempo pero no como un momento del tiempo,
Un momento en el tiempo, pero el tiempo se hizo mediante ese momento, pues sin el significado no hay tiempo, y ese momento del tiem­po dio el significado.
Entonces pareció como si los hombres debieran avanzar de la luz a la luz, en la luz de la Palabra,
A través de la Pasión y el Sacrifi­cio salvados a pesar de su ser negati­vo;
Bestiales como siempre, carnales, buscándose a sí mismos como siempre, egoístas y cegatos como siempre,
Pero siempre luchando, siempre reafirmándose, siempre reanudando la mar­cha por el camino iluminado por la luz;
A menudo deteniéndose, vagueando, perdiéndose, retardándose, volviendo, pero sin seguir otro camino.

Pero parece que ha pasa­do algo que no había pasado nunca: aunque no sabemos bien cuándo, ni por qué, ni cómo, ni dónde.
Los hombres han dejado a Dios no por otros dioses, dicen, sino por ningún dios; y eso no había ocurrido nunca
Que los hombres a la vez negasen a los dioses y adora­sen a dioses, profesando pri­mero la Razón,
Y luego el Dinero, y el Poder, y lo que llaman Vida, Raza, o Dialéctica.
La Iglesia renegada, la torre derri­bada, las campanas volcadas, ¿qué tenemos que hacer
Sino estar parados con las manos vacías y las palmas hacia arriba
En una edad que avanza preogresivamente hacia atrás?

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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