Va al contenido

Huellas N.06, Junio 1993

CULTURA

Incomparable Isabel

Rafael Gerez Kraemer

Resulta sorprendente que, en una cultura como en la que vivimos, en la que se defiende la autonomía de lo secular frente a lo religioso y en la que, consecuen­temente, se critica sistemáticamente a la Iglesia por su intrusión en lo que no es de su ámbito, todos tienen, sin embargo, el derecho a inmiscuirse en asuntos estrictamente eclesiales. Uno de los ejemplos más significati­vos de esta doble y ambigua posi­ción mantenida frente a la Iglesia es el de las polémicas desatadas recien­temente en los medios de comunica­ción sobre los procesos de beatifica­ción realizados por la Congregación para la causa de los Santos.
Uno de los casos más llamativos ha sido el de Isabel la Católica. Su proceso de beatificación, iniciado hace ya largo tiempo, fue «suspen­dido» en marzo de 1991 a causa de la presión ejercida por determinados sectores de la prensa y, lo que es más grave, por personas pertene­cientes a la Iglesia católica (entre ellas cabe destacar al cardenal Lus­tiger).
A raíz de esta polémica, Jean Dumont, relevante historiador fran­cés especialista en historia española, ha escrito una obra, La «Incompara­ble» Isabel la Católica, en la que intenta poner de manifiesto la ver­dadera estatura humana de Isabel tanto en su papel de reina como en su condición de santa.
Sin esconder su profunda admira­ción por Isabel y sin caer en una mera discusión polémica con los adversarios de ésta, Dumont analiza los principales problemas que surgen durante el período isabelino. Con una sencillez y claridad tan encomiables como su rigor histórico, se enfrenta a todos los argumentos que se han esgrimido para desprestigiar a la reina española: su lucha por el poder contra la Beltraneja; su impul­so y apoyo a la Inquisición; su into­lerancia, demostrada por la expul­sión de judíos y árabes y la persecu­ción de conversos y moriscos; su imperialismo en el continente recién descubierto por Cristóbal Colón; su continua intervención en los asuntos internos de la Iglesia en abierta opo­sición con Roma...
Dumont muestra que todas estas acusaciones son, por regla general, el fruto tanto de la ignorancia histó­rica como de una lectura profunda­mente anacrónica de la historia. En cambio, se trata de exponer con objetividad lo sucedido y de enten­der que la historia sólo puede inter­pretarse teniendo en cuenta la reali­dad y el contexto histórico estudia­do, y no a partir de nuestras categorías y formas de pensar. Ni lo uno ni lo otro suele darse entre los detrac­tores de Isabel la Católica.
El historiados francés, a medida que trata estas cuestiones, va sacan­do a la luz la rica y compleja perso­nalidad de Isabel. Descubre una rei­na caracterizada por una firme voluntad y una gran inteligencia política, gracias a las cuales pudo llevar a cabo tareas tan importantes para la historia de España y de Europa como son la definitiva libe­ración de la dominación árabe en España o la creación de un estado con unas infraestructuras adminis­trativas y políticas sin parangón en Europa. Se podrían multiplicar los ejemplos.
Otro rasgo fundamental de su personalidad es su profunda huma­nidad. Esta se manifiesta en la aten­ción hacia los más necesitados y en el respeto y la consideración hacia las personas concretas que empapan todas sus decisiones políticas, por muy duras que éstas sean. Humani­dad, cuya raíz está en la profunda religiosidad de Isabel. Nada en la vida de esta mujer y de esta reina puede explicarse sin hacer referen­cia a su deseo por vivir y transmitir a Cristo. En su vida privada, dan de ello buena prueba los testimonios de sus contemporáneos y su correspon­dencia; en su vida pública, los mejo­res ejemplos de esta religiosidad son, sin duda alguna, la reforma que llevó a cabo en el seno de la Iglesia española ( que es una de las razones principales por las que España no fue afectada por el cisma protestan­te) y su afán misionero (fue la que con más fuerza impulsó la evangeli­zación de América).
Vale, pues, la pena leer este pequeño libro que, si bien se lee con facilidad, no deja de ser una obra seria y rigurosamente documentada. Dumont, acercándose al período isa­belino, nos ayuda a comprender mejor la historia de España así como la de la Iglesia. Descubriéndo­nos a Isabel, nos ayuda también a entender que la santidad no es el fruto de las virtudes y bondad moral de una persona, sino de su pasión por Cristo.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página