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Huellas N.07, Julio/Agosto 2020

PRIMER PLANO

Este es el momento

Alessandra Stoppa

«El mañana existe y me llama». La disponibilidad para renovarse, para tomar decisiones difíciles, para ayudar a microempresarios en Sao Paulo… Se presenta Carlos Ferreirinha, empresario brasileño del sector del lujo

A Carlos Ferreirinha le encanta citar estas palabras del sociólogo estadounidense Alvin Toffler: «Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender». Para él, volver a empezar tiene que ver con esta «disponibilidad para renovarse, para aprender lo que creías saber».
Nacido en 1969, Ferreirinha vive en Sao Paulo y es uno de los principales opinion makers de América Latina en el sector del lujo y los negocios premium. Experto en marketing y diseño, en 2001 fundó Mcf Consulting, una empresa de gestión del lujo, y hace siete años puso en marcha Bento Store, una marca innovadora de productos térmicos de prestigio. Pero no da la impresión de haber “tocado techo” sino más bien de tener energía para ponerse continuamente en discusión.

En medio de la crisis actual, parte del impacto que le ha causado esta inesperada situación de pandemia. «Me he “permitido” mirar profundamente mi yo», dice. «A todo campo. A nivel personal, profesional y como parte de una colectividad». El primer cambio en él ha sido una conciencia diferente del tiempo. «¿Soy el protagonista o no? Antes no me daba cuenta. Me parecía que nunca tenía tiempo, pero ahora me doy cuenta de que era una falta de percepción del hecho de ser responsable. ¿Qué hago yo con mi tiempo? ¿Cómo me sitúo ante el tiempo?». De este descubrimiento surge otro. «Siempre he pesando que estaba al límite de mis posibilidades pero no es verdad. La realidad actual desvela que cada uno de nosotros tiene para dar mucho más de lo que cree».
Desde que empezó la emergencia, se puso a disposición de los treinta empleados de Mcf, todos los días a cualquier hora. Empezó a convocar reuniones semanales donde pedía a cada uno que compartiera con los demás «alguna dificultad o preocupación que estuviera viviendo, pero también alguna pasión, algo que la mayor parte de nosotros ignora: uno escribe poesía, otro canta, otro cocina… Podría parecer un talent show, pero para mí es la manera en que cada uno puede darse cuenta de la belleza que lleva dentro».
Aparte de su disponibilidad con los clientes, buscando espacios donde confrontarse y reflexionar, decidió dar su tiempo a obras sociales y ONG, «a quien se dedica a las personas más golpeadas en este momento. Quiero formar parte del movimiento de transformación de la sociedad. Lo necesito». Dice que siempre ha sentido esta «necesidad» de darse, de estar disponible pero «la pandemia la ha hecho estallar. El otro es mi alimento. Y creo que este es el momento. Es el momento perfecto para “conectarnos” los unos a los otros. Nadie tiene muy claro cómo actuar y por eso se nos pide tener mucho cuidado. Sobre todo se le pide a los que tienen una posición privilegiada».

Él tampoco sabe si su empresa resistirá ni cómo, «pero eso no me da derecho a ser egoísta. Al contrario, aumenta mi responsabilidad. De manera muy concreta porque en vez de tener yo 2, cuatro podríamos tener 0,5 para poder atravesar las dificultades y volver a la pista. Vencer solos no tiene sentido. No es vencer».
Está ayudando a ocho asociaciones mediante formación, búsqueda de fondos, recogidas de alimentos. Concretamente, está apoyando a microempresarios de rentas bajas en la periferia de su ciudad, trabajando con entidades como Aventura de Construir, «utilizando mi red de contactos, mi “legado”, mi historia». Su carrera está llena de estrellas, hasta ha sido presidente de Louis Vuitton Brasil, pero se concibe igual que los demás. «He sido y seré siempre un “pequeño empresario”. A pesar de la relevancia y visibilidad de mi trabajo, cada día afronto pequeños y grandes obstáculos, me encuentro delante de problemas y desafíos».

No es romanticismo. La crisis no ha ahorrado nada a su sector y ha tenido que despedir a diez personas. «Es muy doloroso. Tengo una relación directa y personal con cada uno de ellos, para acompañarles, para ver juntos problemas, dudas, necesidades, y para buscar otros empleos. Es una travesía, un viaje. Los daños aún no se pueden calcular y las decisiones están siendo dramáticas».
Brasil ha superado los 800.000 contagios y contabiliza más de 40.000 muertes. En medio del caos, la decisión del presidente Jair Bolsonaro de ocultar datos agravó la tensión. A Ferreirinha le preocupa mucho la extrema polarización, política y social. «El Covid ha sumido a todos en la incertidumbre, en la angustia», ha agudizado los problemas de un país que, en su opinión, «está dando la peor imagen de sí mismo en los últimos cien años. Lo veo porque todos los días me relaciono con empresas internacionales. Desde el punto de vista de los clientes del negocio del lujo, las desigualdades sociales no han sido nunca tan evidentes. No mostramos seriedad sobre cuestiones tan importantes como el medio ambiente o la salud. Vivimos la mayor crisis medioambiental de la historia y en términos sanitarios vamos contra todo lo que las autoridades internacionales nos dicen. Luego está la extrema derecha, que sabe de dictaduras militares».

Está muy preocupado, pero no destruido. «Estoy aprendiendo cosas nuevas. Estamos aquí para aprender de nuevo. Por ejemplo, me doy cuenta de que se puede amar de otra manera, distinta a lo que pensábamos… Estaba acostumbrado a vivir continuamente de viaje y rodeado de gente. Mi familia está en Río de Janeiro y ahora todos los días “quedamos” para rezar el Rosario, y en ese gesto vivo con ellos una unidad distinta, que no es lo que imaginaba».
Lo que le sostiene es mirar «con fe», como él dice. «No me refiero a la “confesión religiosa” sino al principio de la fe: creer en algo que no puedo tocar. El mañana existe, me llama». Las previsiones son devastadoras y no excluye que ese “mañana” eche a perder todo lo que ha construido. «Vengo de una familia humilde, mis padres no estudiaron y yo he construido trabajando. Si mañana tuviera que cerrar todo, haría otra cosa para mantenerme. Aquí no hay “milagros”, hay trabajo, un montón de trabajo». ¿De dónde nace la posibilidad de ser “libres” de lo que uno ha construido con tanto esfuerzo? «No lo sé. Sé que así estoy más contento, y prefiero vivir así».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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