En Japón es el color preferido de los jóvenes. Significa melancolía
y claridad. Una indagación entre los jóvenes universitarios del Sol Naciente
Según un cuestionario y una investigación efectuada en distintas universidades, se pueden recoger algunas tendencias respecto a los diferentes aspectos de la realidad del estudiante en todo el país. Por ejemplo, una de estas tendencias es la que concierne a los colores: los preferidos son el azul claro, el azul marino y los colores pastel. El azul celeste y el azul marino significan tristeza, melancolía y claridad, los colores pastel por el contrario se considera que tienen como característica la ambigüedad y la diversidad. La ideología de izquierdas que contaba con un gran número de estudiantes que participaron en la lucha estudiantil de los años sesenta, después de que su lucha fuera vencida, ha sido definida como «principio de las cuatro faltas»: la falta de sentido de responsabilidad, de capacidad de probar emociones, de vitalidad y de intereses. Esta tendencia no se encuentra en los estudiantes de los años siguientes. Una gran parte de los juicios en las confrontaciones de los estudiantes y de las universidades de hoy están de acuerdo en afirmar que han cambiado notablemente, siendo la de hoy una sociedad volcada hacia la información y en relevante crecimiento económico. Por esto precisamente se puede hablar de un fuerte esfuerzo por parte de los jóvenes para corresponder a este cambio sin mencionar la gran respuesta negativa que amenaza cada cosa. La modernización del Japón comenzó con la restauración Meiji. Caída la sociedad feudal que había mantenido las tradiciones durante 300 años, todas las cosas que pertenecían al antiguo régimen, su cultura, la religión y las ideas fueron desterradas y se introdujo la ideología racionalista nacida en Europa. En otras palabras, durante y después de 1945 se dió el nacimiento del Japón como nación moderna heredada de la democracia. Obviamente en democracia el carácter individual es completamente independiente de la nación como de la sociedad, la dignidad humana está garantizada y la estructura nacional se fundamenta sobre la economía capitalista. Sin superar la barrera del profundo discernimiento y del autoexamen, la ideología democrática se introdujo igual que los otros dos acontecimientos revolucionarios, la Restauración Meiji y la derrota en la guerra del Pacífico. Creo que la debilidad del Japón contemporáneo tiene su origen en el individualismo no bien asimilado. Por este motivo la soledad y el vacío que prueban los estudiantes de hoy se puede decir que están unidos al vacío de la sociedad y de la universidad japonesas. Para colmar este vacío es necesario el pensamiento de las personas de hoy; pienso que se puede auspiciar un tiempo en el que sea necesario desarrollar la conciencia potencial de los japoneses. Para no sentir la soledad es necesario desarrollar la relación existente entre el individuo y la sociedad, relación que está en las raíces profundas de la existencia del hombre religioso.
* profesor de la Universidad del Monte Koya
Hong Kong
por Nando Bianchi
Un amigo nuestro, en Oriente para trabajar, nos ha enviado una carta. Miedo y competitividad dominan. En cuanto a mi presencia en el lugar de trabajo puedo decir que ahora estoy viviendo con más serenidad la gran responsabilidad de dirigir la empresa de la que soy director. La atmósfera con mis ingenieros y demás personal staff chinos es buena. Existe una relación más directa y verdadera. Espero que perciban la razón de mi deseo de verdad y de una lógica de dirección diversa. Deseo poner de relieve tres puntos que indican en positivo y en negativo el clima social y político que se vive aquí.
l. El miedo al después de 1997, cuando Hong Kong, aunque bajo la forma de Estatuto especial, de hecho vuelva a ser parte de la China popular, bajo el régimen de Pequín.
Hace ya casi un año que existe una larga batalla entre Chris Patten, el nuevo gobernador de Hong Kong que guía este período de transición, y Pequín. Es interesante destacar que Chris Patten, católico, está conduciendo una batalla, a mi entender sincera, a favor del futuro democrático de Hong Kong. Al principio de su gobierno, todos aplaudían su discurso. De todos modos cuando a las palabras ha hecho seguir los hechos, entonces muchos se han retraído y le han contestado como al hombre que arriesga el arruinar el business (dios supremo de Hong Kong) con China. Está claro que el gran poder económico, que también influye en la gente, desearía tener el camino libre de cualquier tipo de obstáculos. Hay muchos que llegan a decir que tampoco bajo los ingleses había democracia y que por tanto no ven la necesidad ahora de ella. Los chinos por su parte han comenzado a amenazar con retrocesos ahora y sobre todo después de 1997. La consecuencia es un clima de incertidumbre y muchos, sobre todo los más cualificados, piensan en emigrar. También la Iglesia local vive esta incertidumbre, por lo menos respecto a una posible confiscación de bienes.
2. El alto número de suicidios juveniles.
Los chicos aquí están sometidos por el colegio y a menudo por las familias a una importante presión para que sean siempre los primeros de la clase. Ni el colegio ni, frecuentemente, la familia son lugares de acogida. En la familia los padres trabajan ambos y tienen poco tiempo para dedicárselo a los hijos. Los colegios católicos no escasean y muchos, aun no católicos, los prefieren. De todas formas no siempre el método del colegio católico coincide con una educación integral de la persona. En cualquier caso, la competitividad es un hecho que marca mucho la vida de todos en Hong Kong.
3. La presencia de la Iglesia.
Las iglesias son pocas, los católicos parecen ser algo menos del 10% de la población (6 millones). Es una presencia discreta, pero sobre todo, aparte del campo educativo, se expresa en iniciativas de carácter humanitario. Por ejemplo, algunos de mis amigos trabajan con Amnistía Internacional. En los periódicos y en la televisión la Iglesia está totalmente ausente. No aparece por tanto a un nivel público ningún juicio de fe sobre la realidad.
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