Fue un momento histórico, de los que se te quedan grabados en la memoria. La plaza vacía, la luz que declina dejando paso a la oscuridad, la lluvia. Y un hombre vestido de blanco que delante del Crucifijo invoca a Dios haciendo suyas las palabras de los discípulos: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?». ¿No te importamos nosotros? Escenas parecidas a las que veríamos después en la Semana Santa, la misa del jueves, el Viacrucis, la Pascua de resurrección… Todas reducidas a lo esencial: la presencia de Cristo y de la Iglesia universal en el signo del Papa junto con muy pocas personas. En esa oración de finales de marzo, el grito lanzado por Francisco en una plaza vacía también nos abrió un camino, precioso para quien está empezando a seguirlo.
Como dijo el Papa, esta situación inédita, capaz de «desenmascarar nuestra vulnerabilidad» y de «dejar al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas», nos ha hecho palpar cuánto necesitamos a Cristo resucitado.
Este es «el momento de nuestro juicio». No de «tu juicio», subrayó Francisco dirigiéndose a Dios con audacia, sino de «nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es». Es un tiempo de conversión, sin que a esta palabra le corresponda ningún matiz moralista. Un tiempo que requiere de nosotros un juicio sobre a quién mirar, a quién buscar. Una ocasión de conocimiento.
Muchos lo han dicho en las semanas posteriores, y también en estas páginas encontrareis algunos ejemplos. Si esta emergencia dramática pasara sin que tomáramos conciencia de lo más profundo de nosotros mismos y de la realidad, sería una lástima que se añadiría al peso, al dolor por tantas muertes, al miedo. Colocaría, de hecho, otra piedra delante del sepulcro de nuestra humanidad. Nos dejaría más solos y vacíos que antes de la pandemia.
Este «tiempo vertiginoso» puede ser una ocasión para «el despertar de lo humano» como dice el título de una larga entrevista a Julián Carrón que se acaba de publicar. El presidente de la Fraternidad de CL, midiéndose a fondo con «la irrupción poderosa de la realidad, ha hecho rebrotar con todo su alcance esa exigencia de comprender que llamamos “razón”», aborda las preguntas que nos estamos planteando todos, sin concesiones ni atajos. Es casi inevitable que afloren, pero es una decisión nuestra tomarlas en serio.
De este modo este libro acompaña el intento que también hacemos nosotros. En estas páginas tenéis reflexiones, hechos y testimonios que nos ayudan a dar un paso, a aprovechar la circunstancia que estamos viviendo para descubrir siempre de nuevo qué es lo que necesitamos. Qué es lo esencial.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón