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Huellas N.8, Septiembre 2007

CL - Heridos por la belleza

La vida es vocación

Lucas de Haro

Del 6 al 12 de agosto, más de mil estudiantes de CL, polacos e italianos, acuden a la peregrinación. A ellos se han sumado este año dieciséis españoles

Para los estudiantes que acaban el bachillerato o la universidad –un paso tan significativo para la propia vocación personal–, la propuesta es participar en la peregrinación a Czêstochowa. El movimiento sigue haciéndolo desde los años 70, cuando empezaron las primeras comunidades de CL en Polonia. Desde España también acuden cada año algunos universitarios que acaban su carrera. Paquito y Pirolo son ya veteranos en la peregrinación de Cracovia a Czêstochowa. Durante el curso pasado fueron invitando a unos amigos para que les acompañaran en el camino este verano y, así, un grupo de 16 españoles e italianos españolizados, formado por trabajadores, universitarios y recién licenciados, se juntaron a la expedición. Peregrinamos así junto con 10.000 polacos y mil italianos, haciendo el mismo recorrido. La misa inicial en Cracovia, la Ceremonia del Perdón, la parada intermedia en una de las etapas para escuchar dos testimonios o la noche de cantos, para finalizar con la misa en Czêstochowa, fueron algunos de los momentos que compartimos. Una peregrinación tiene sus sacrificios; sin embargo, las tiendas de campaña, las duchas móviles o la lluvia no determinaron esos días. La peregrinación supuso un trabajo personal y comunitario de gran ayuda. La guía de Andrea Barbero, un sacerdote de la Fraternidad San Carlos que vive en Praga, fue un continuo reclamo a no dejar pasar nada delante de nuestras narices sin juzgarlo; también las caminatas fueron acompañadas de un revelador trabajo sobre el tiempo de silencio y de los apuntes de una intervención de don Giussani con universitarios de Bolonia en 1971 sobre «La vocación de la vida». En la primera frase podíamos leer todos los días: «Si hay una definición cristiana de la existencia, es la que indica el término “vocación”». La unidad entre nosotros (auténtica jaula de grillos, también salvados por la intercesión del jabugo de pata negra que presidía nuestras cenas), la unidad con todos los cielinos y con la iglesia polaca han resultado tan milagrosas como fascinantes. En el camino, mil encuentros para custodiar: la afectuosísima visita del cardenal Stanislaw Dziwisz, que nos saludaba recordándonos que –tras la vuelta al Padre de Juan Pablo II y don Giussani– nuestra misión es la de cambiar el mundo; el rostro conmovido de los niños y de las ancianas, que con lágrimas en los ojos nos saludaban desde las aceras y desde sus casas. Estas miradas nos hacían entender lo decisivo que era para ellos vernos, ver en nosotros un signo de la presencia de Cristo en su tierra.
La peregrinación nos pule, hace atender a lo verdaderamente importante, quita ruido de la vida y tras seis días de camino, delante de la Virgen Negra de Jasna Gora sólo queda la petición y el ofrecimiento de lo que casi ni sabíamos que cada uno llevábamos en el corazón.
Y al volver queda una nueva amistad entre aquella jaula de grillos, un afecto y una filiación profundos al antiguo secretario de Juan Pablo II y a Andrea Barbero… y la invitación a todos para acudir el próximo año.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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