Los comentarios inéditos de don Giussani a cuatro canciones de Claudio
“Ho un amico”
«Tengo un amigo grande, grande; no hay nadie más justo que él, me ha dado el mundo entero, es más fuerte incluso que un rey». Esta no es la conciencia vaga e imprecisa que tiene un niño acerca de Jesucristo; es la mirada penetrante de un hombre que, como adulto en la fe, reconoce que toda su dignidad viene del gesto con el que Dios se ha abajado, se ha humillado inclinándose sobre nosotros. Sin embargo, esto no puede dejar de provocar hoy una rebelión en muchos. No puede dejar de provocar una resistencia. Si hoy estamos cansados, quemados, encogidos, y si la palabra “amigo” no vibra al unísono con la vida, si la palabra “amigo” dicha a Jesucristo no coincide con nuestra conciencia, es únicamente porque nos resistimos a un Dios así.
“Ballata dell’uomo vecchio”
Dios «tiene el rostro que tú tienes, tiene tu rostro, y eso para mí es terrible», dice el canto. En un momento del tiempo este rostro se nos dio a conocer; esa cara terrible del Misterio, ese rostro inaferrable del Hado, aquello de lo que fluyen y dependen todas las cosas, se hizo hombre, se sentó entre nosotros como uno cualquiera... Se hizo uno de nosotros y ya no es una cara terrible, un rostro inaferrable que yo quisiera ver pero que no es posible. Se hizo ver. No se presentó a nosotros como algo enigmático a lo que adorar, como algo que se cierna sobre nosotros insidiosamente, sino como un Compañero de camino, un Amigo. Y la amistad es una compañía hacia el destino.
“La strada”
«Es hermoso el camino que lleva a casa, en donde ya te esperan». El camino como recorrido de la conciencia, porque uno podría andar cien kilómetros y no partir nunca. Lo que hace de la vida una historia es la maduración de la conciencia; porque no puede haber historia para un fósil, aunque después de dos mil años cambie su aspecto más patente.
“La nuova Auschwitz”
No olvidemos que «no es difícil ser como ellos», que es posible ser como ellos. (...) El tiempo marcado por esta violencia, por esta destrucción, se difunde siempre subrepticiamente: penetra a hurtadillas en nuestra vida personal, en la relación con la novia o el novio, con los padres, los compañeros de escuela y con todo lo que nos rodea. ¡Cuánto en nosotros sabe del veneno de la violencia y de la instrumentalización! Sólo hay un modo de evitarlo: tratar al hombre –cualquiera que sea, desde el más cercano y necesitado hasta el más lejano y ajeno– amando su destino, con respeto profundo, con pasión por su libertad, por su energía en camino.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón