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Huellas N.02/03, Marzo 1992

EDITORIAL

La gracia más grande

11 DE FEBRERO DE 1982 11 de febrero de 1992.
Diez años nos separan del día en que el Pontificio Consejo para los Laicos reconocía, en nombre de la Iglesia universal, a la Fraternidad de Comunión y Liberación. Es una fecha que debemos recordar, porque marca un paso importante en el camino de la experiencia de CL y porque ayuda a hacer memoria del Acontecimiento encontrado y de la responsabilidad que deriva de ello, para nosotros, en la vida de la Iglesia.
Para celebrar estos diez años, la Fraternidad de CL ha programado una peregrinación a Lourdes (fue precisamente en la fiesta de la Virgen de Lourdes cuando se produjo el reconocimiento) que tendrá lugar el próximo mes de octubre.
En este número de la revista queremos recordar aquel hecho reproponiendo algunos de los documentos que han jalonado estos diez años de vida e interrogándonos -mediante sendas entrevistas al Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, cardenal Eduardo Pironio y a don Luigi Giussani- acerca de la finalidad y las perspectivas de la Fraternidad en la vida de la Iglesia y del mundo.
En primer lugar parece oportuno reproducir en este editorial la carta con la que don Giussani anunciaba el reconocimiento a todo el movimiento. «Lo que ha sucedido el 11 de febrero es ciertamente la gracia más grande de toda la historia del movimiento. El Dicasterio instituido para discernir los carismas de movimientos y asociaciones laicales, es decir, para discernir la autenticidad eclesial de todo lo que «se mueve» creativamente en la Iglesia entre los fieles, ha concedido su reconocimientos más alto a la Fraternidad de Comunión y Liberación, a los grupos de adultos que quieren basar su vida en la experiencia del movimiento.
La certeza del valor de nuestra experiencia que está implícita en este acontecimiento nos impele con una mayor tranquilidad y generosidad de corazón a obedecer a los obispos y colaborar con su pastoral, sin lo cual la edificación del pueblo de Dios resulta incierta.
La carta con la que su Eminencia el cardenal Opilio Rossi acompaña la entrega del decreto es un documento lleno de caridad paternal que indica los valores que debemos incrementar y los peligros que debemos evitar en nuestro camino. Queremos hacer de ella un programa de meditación para nosotros.
Dos circunstancias convierten el don que hemos recibido en algo aún más precioso.
La primera consiste en el hecho de que el Santo Padre en persona, como se recuerda en el decreto, haya tomado la iniciativa de estimular la decisión positiva del Consilium pro Laicis.
La segunda viene dada por la coincidencia de la fecha de emisión del decreto con la fiesta de la aparición de la Virgen en Lourdes. Supliquemos al Espíritu de Cristo para que el abandono de nosotros mismos a la Maternidad de María y el servicio apasionado al proyecto eclesial del Papa caractericen la vida de la Fraternidad. Deseo que el esfuerzo de nuestro itinerario educativo en la fe, para un apostolado más sereno en el ámbito de la Iglesia, nos lleve a todos a esta experiencia, en la libertad total de los corazones».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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