Huellas N.09, Diciembre 1991

IGLESIA

CL según Gilíes Kepel. Por fidelidad al origen

Carlo Quarto

La evolución del movimiento, que el estudioso francés atribuye en su famoso libro «La revancha de Dios» a un giro táctico, ha sido en realidad un retorno a la verdad original.

Cuando salió en Francia fue considerado un verdadero «acontecimiento». La remiche de Dieu, del arabista Gilíes Kepel, daba forma orgánica a una serie, ya larga, de reflexiones sobre el renacimiento de la religiosidad a escala mundial. En Italia el texto fue utilizado -sin rodeos, en primera página- para relanzar una inútil polémica sobre la ingerencia de los católicos en la vida pública. Teniendo ahora a disposición la traducción del libro, es posible valorar más adecuadamente el análisis del estudioso francés. Mucho más cuando un capítulo íntegro está dedicado a la experiencia de Comunión y Liberación.
El volumen consta de cuatro partes. En ellas se reseñan fenómenos de despertar religioso en el mundo islámico, en el católico europeo, en el protestante americano y en el hebreo. Sin duda, la investigación es seria y se pueden encontrar en el libro numerosas informaciones extremadamente interesantes.
La preocupación, sin embargo, de señalar a toda costa las «constantes» comunes a los distintos movimientos, lleva al autor a hacer algunas generalizaciones que no dan razón suficiente de la diversidad y de la historia real. Una de las ideas guías del ensayo es que la vuelta de las religiones al escenario público sigue, de modo alternativo y a veces contradictorio, un camino «desde abajo»: nacimiento de pequeñas comunidades, respuesta a necesidades primarias, educación religiosa; y un camino «desde arriba»: intentos de influencia política con vistas a una sociedad determinada en todos sus aspectos por la «palabra» religiosa.
También la «historia» de CL es leída con esta clave. A un primer período de recristianización «desde abajo» (que corresponde al comienzo del movimiento en las escuelas), habría seguido el intento de ganar poder a través de una intervención política. Fracasado este intento (como consecuencia de las polémicas suscitadas por algunas ediciones del Meeting de Rimini), CL estaría retornando a una estrategia más humilde, más inmersa en lo cotidiano, más parcializada.
En realidad, si hubo ilusiones de poda cambiar la estructura social desde un proyecto político, ideológico o cultural, ello fue una pérdida del espíritu original del movimiento y no una evolución que habrá desembocado en un replegamiento táctico.
Baste con una cita del encuentro de 1976 de los universitarios en Riccione (30 DIAS n° 8, 1990): «Para entender una historia hay que contemplar su origen. Nosotros no entramos en la escuela buscando un proyecto de escuela alternativo, si no que entramos con la conciencia de llevar lo que salva al hombre, incluso en la escuela. Lo que salva al hombre: lo que le hace auténtico y da consistencia a su ansia de verdad, es decir, Cristo en nuestra unidad. A partir de la fuerza de esta pasión realizamos una interpretación nueva -que entonces llamábamos revisión cultural- de los contenidos, realizamos un proyecto alternativo sin plantearnos el objetivo en cuanto tal... La historia del movimiento empezó a oscurecerse entre 1963 y 1964 hasta las tinieblas del 68 cuando... frente a las propuestas sociales, culturales y políticas a las que no se supo responder y, por otra parte, sintiendo por aquellas propuestas una gran admiración -pues lo único que se admiraba en aquellos años era un proyecto cultural y político-, la mayoría se fue y traicionó. ¿A qué traicionó? A la presencia. El proyecto y la utopía habían sustituido a la presencia... En 1969, un pequeño grupo recuperó la intuición, por fidelidad a su corazón, de la idea inicial: debemos ser presencia, porque la comunión con Cristo y entre nosotros es la liberación. Por tanto, tener que volver a hacer presente nuestra comunión».

Traducido por Gabriel Richi Alberti