La obra del padre Romano Scalfi cumple 50 años y se dispone a dar nuevos pasos
En este mes Rusia Cristiana cumple medio siglo de vida. Era el 4 de octubre de 1957 cuando el padre Romano Scalfi se asentaba en Milán y comenzaba a reunir en torno a sí a personas que compartían su pasión por Rusia. Pero por la Rusia “cristiana”. Y esto quiere decir su tradición espiritual, ascética y teológica, el movimiento de disidencia y el testimonio de los mártires que pagaron con la prisión o la vida su fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Adaptándose a los cambios producidos en la situación eclesial y política, Rusia Cristiana ha evolucionado con el paso de los años, demostrando una elasticidad que da testimonio de la validez de sus principios fundantes.
Pero el padre Scalfi prefiere el trabajo a las celebraciones (un libro que recorre toda su obra, un congreso sobre los puntos fundamentales del trabajo realizado y una audiencia con Benedicto XVI).
Y en efecto queda mucho trabajo por hacer. Sobre todo en Rusia. Cuando se abrieron las fronteras entre el Este y el Oeste con la caída de la URSS, el padre Scalfi intuyó que la tarea fundamental de una experiencia cristiana que quisiese ayudar al crecimiento de la fe en Rusia era la de proporcionar los instrumentos educativos adecuados: los libros. Al comienzo se trataba de ejemplares impresos en Italia y difundidos como se podía en Rusia. Más tarde se estableció una estructura estable en Moscú para la distribución de los libros y su publicación in situ. Siempre con una preocupación fundamental: la de implicar a los hermanos ortodoxos. El ímpetu ecuménico ha sido el hilo conductor de los primeros cincuenta años de Rusia Cristiana, y quiere seguir siéndolo.
En 2004 la presencia en Moscú da un salto cualitativo: se abre, en la céntrica calle Pokrovka, un local que es a la vez librería, centro cultural, sala de reuniones y salón de té, que enseguida se convierte en un punto de reunión significativo y un lugar vital de debate. Junto a Rusia Cristiana, el padre Scalfi llama a gestionar la Biblioteca del Espíritu (así se llama este centro) a muchas personalidades ortodoxas. La estima que la Iglesia ortodoxa muestra por el método de Rusia Cristiana está ampliamente consolidada, los intercambios son muy frecuentes y las iniciativas comunes, numerosas. El clima general de relaciones entre católicos y ortodoxos se ha serenado. La esperanza (y el deseo para los próximos cincuenta años) es que el trabajo de la Biblioteca del Espíritu contribuya a acelerar la anhelada y completa unidad con los ortodoxos.
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