PUNTO&APARTE
Un deseo irreductible
En España la discusión sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía se ha convertido en uno de los temas más controvertidos. ¿Quién educa? ¿Quién tiene derecho a hacerlo? El Estado se ha querido arrogar este derecho de manera arbitraria. Sin embargo, el derecho a educar a los hijos pertenece en primer lugar a los padres y a las personas o instituciones que ellos elijan. El Gobierno, según una mentalidad estatalista e ideológica, quiere convertirse en dueño y señor de la sociedad, imponiendo su concepción de la vida y del hombre. Esta intromisión en la labor de los padres es inaceptable; pero, curiosamente, todo el que ha protestado en contra de este criterio totalitario y ha defendido la libertad de educación ha sido acusado de antidemocrático. Por ejemplo, Peces-Barba (promotor y defensor de la asignatura) afirmaba recientemente: «La laicidad supone respeto para los que profesan cualquier religión, mientras que personas e instituciones religiosas con visiones integristas o totalizadoras –lo que abunda en sectores católicos antimodernos– no respetan al no creyente» (El País, 19.9). Sin embargo, el tema nuclear de esta discusión –aunque el Gobierno nos quiera convencer de lo contrario– no gira entorno a los creyentes y a los no creyentes, sino a la alternativa entre democracia o estatalismo.
De todas formas «la mejor manera de defender la libertad es ejercerla», como reza el lema de la campaña TIEMPO DE EDUCAR (reproducido en este número de Huellas en p. 25) y, ciertamente, «ninguna intromisión del Estado puede impedir que existan experiencias educativas verdaderas». En este inicio de curso se pone de manifiesto toda la fuerza de nuestro deseo, irreducible a cualquier esquema o ideología –venga de donde venga. Deseamos ser introducidos en la realidad concreta, de la mano de personas que tengan en cuenta todo lo que somos. Frente a la intransigencia ideológica y a la pasividad en que está sumida la universidad española, nos apremia afrontar el presente dentro de experiencias educativas verdaderamente humanas. Un inicio de esta promesa lo encontramos ya en estas líneas, que reflejan la pasión por la propia vida y la gratuidad de nuestros universitarios italianos, que sin pedir nada a cambio, se han puesto al servicio de personas a las que ni siquiera conocían. Esta gratuidad laboriosa a la larga cambia la sociedad, como los benedictinos en la Europa de los bárbaros.
LORETO
Marco Nembrini
Peregrinos con el Papa
La llegada a Loreto para el encuentro de los jóvenes con el Papa no fue de las mejores. La invitación del Papa había despertado una espera, pero también cierto temor por todo lo que nos costarían esos días. Todos los voluntarios nos instalamos en el mismo pueblo. El ambiente era algo raro, en vista de lo cual –ya que los del servicio de orden teníamos que pasar allí cinco días– una noche comenzamos a cantar. Éramos unos treinta chavales de los diferentes coros alpinos del CLU, más otros setenta que nos acompañaban con cantos populares. Al principio tímidamente y después con cámaras de fotos y video, algunos de los voluntarios se acercaron a escuchar con atención, levantándose sólo para aplaudir al final de cada canto. Al acabar la velada, la gente se acercó para darnos las gracias y nos preguntaron si haríamos lo mismo al día siguiente. Y así fue. No sólo volvimos a cantar, también ofrecimos vino a todos los voluntarios; y de nuevo nos felicitaron y nos dieron las gracias. Todo esto me hizo caer en la cuenta de que ellos son mis compañeros de camino, pues tienen el mismo deseo de compañía y la misma fe. En cualquier caso, esos días supusieron un sacrificio: dormíamos cuatro horas y las otras veinte las pasábamos dando vueltas. El último día tuvieron lugar la vigilia y el concierto. El cansancio y un cierto rechazo hacia el espectáculo propuesto casi pudieron conmigo. Pero en aquel momento, antes de que empezara la vigilia, cinco mil voces tiraron de mí con el canto‘O sole mio. Del mismo modo, también me rescató verles llegar en silencio a la explanada. A veces pienso en mi historia dándola por descontado o como algo mecánico. No; el movimiento es una novedad, para mí y para el mundo. Dos Pontífices nos han invitado a la misión: “Id por todo el mundo”. Esto no implica necesariamente irse al extranjero, porque se puede comenzar por unos cantos bien hechos y un vaso de vino. Por esto volví agradecido a casa, todavía más enamorado de Cristo y de su Iglesia.
MILÁN
Lorenzo Margiotta y Enrica Campogiani
Una iniciativa para preparar el examen de acceso a Arquitectura...
Durante los últimos días de agosto, casi tres mil aspirantes a la facultad de Arquitectura del Politécnico de Milán se apuntaron a la “simulación de examen” que organizan los estudiantes de CL. Algunos profesores de instituto y universitarios se cimentaron como profesores de Lógica, Matemáticas, Historia del arte, Teatro e Inglés. Otros echaron una mano con el estudio organizado por las tardes. Al finalizar la iniciativa, preparamos una fiesta y una comida para conocer a los que dentro de pocos días serán nuestros compañeros en el Politécnico y también a los que tomarán un camino distinto. Muchos nos siguen llamando después de los resultados del examen de acceso: nos piden una ayuda para la inscripción, los planes de estudio, y también esa compañía amistosa que les hace sentir más familiar un lugar desconocido para ellos como es la universidad.
...y las mesas de asesoramiento en la Católica
Los de primero se reconocen a la legua. Acompañados por sus padres, o con un mapa de la universidad en la mano, llegan por primera vez a las puertas del lugar en el que se convertirán en “Licenciados”. «¿Eres de primero?», se oye a menudo en septiembre delante de la entrada de la Católica. La mayoría responde con un tímido “sí”, quizás pensando: «¿Querrán algo de mí?». «Somos estudiantes de esta universidad; si tienes alguna pregunta sobre los exámenes, las clases o el comedor, puedes preguntarnos sin problema». Algunos se muestran recelosos, otros se fían. Piden información sobre las clases y los horarios, y al final nos preguntan por qué, además de todo lo que tenemos que hacer, ayudamos a los alumnos de primero. Se hace patente que es por un motivo gratuito. Una muchacha de Palermo y su madre, después de recibir nuestro asesoramiento, nos hicieron un montón de preguntas y se despidieron diciendo: «Os esperamos en Palermo; seréis nuestros invitados; queremos agradeceros vuestra ayuda».
PUERTO RICO
Exposición La Rosa Blanca. Un cierto despertar
En la entrada de la biblioteca de la Universidad Católica de Puerto Rico, varios estudiantes se detienen ante unas imágenes llenas de la vida: los rostros de Hans Scholl, Christoph Probst, Sophie Scholl, Kurt Hüber... Se trata de la exposición La Rosa Blanca: Rostros de una Amistad, que el Centro Cultural “Carlos Manuel Rodríguez” presenta durante el mes de septiembre. Toda una serie de actividades acompañan la exposición. Entre ellas, un ciclo de películas y las visitas guiadas. En la inauguración en la Sala de Audiovisuales de la biblioteca, la profesora de Historia Francesa, Sra. Ortiz, mostró el contexto histórico de la Alemania de entonces; Aura Montes, vicepresidenta del Centro, se centró en el objetivo de la exposición y Yadira Ramos moderó el acto. La idea, que surgió a partir de la sugerencia de un profesor, dio pie a un trabajo que muchos han valorado, en primer lugar, los que lo han realizado. Por ejemplo, una señora que trabaja como oficial de seguridad de la biblioteca nos dijo que a la gente que iba a pedirle información les invitaba a ver la exposición y también las películas; un empleado del Municipio de Ponce, que se interesó por la iniciativa, nos dejó su número de teléfono para que siguiéramos en contacto con él.
Septiembre ha supuesto un cierto despertar en esta pequeña Universidad, sumida en la indiferencia y un tanto adormecida. Uno se siente más vivo al ver cómo también el corazón de otros se despierta.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón