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Huellas N.9, Octubre 2007

CL

Huellas en clase

a cargo de los estudiantes de CL

Vuelta a clase

¿Qué es lo que permite volver a clase esperando algo, con la certeza de que algo importante para la vida va a ocurrir? Durante el verano los muchos encuentros con personas de gran humanidad han renovado nuestro interés por la realidad. Muchos acudimos al Meeting de Rímini como voluntarios, otros participamos visitando las exposiciones y asistiendo a los actos; todos hemos comprobado que abordar la realidad y juzgarla nos permite reconocer la presencia de Alguien que cuenta con nosotros y responde a nuestros deseos. La realidad nos invita a buscar la verdad, y nos hace compañeros de camino de cualquiera que intente responder a esta invitación. Pocos días después, en un encuentro con los jóvenes en Loreto, Benedicto XVI nos animó a esta apertura del corazón para reconocer afectuosamente el Misterio: «Son muchos y grandes los desafíos que os esperan. Pero el primero sigue siendo el de seguir a Cristo hasta el fondo, sin reservas ni compromisos. Y seguir a Cristo significa ser miembros vivos de Su cuerpo, que es la Iglesia. No podemos ser discípulos de Jesús si no amamos y seguimos a su Iglesia». Seguir a la Iglesia en nuestra vida cotidiana significa vivir la comunidad cristiana en nuestros ambientes con la certeza de que nunca faltará el encuentro que mantiene el corazón atento y sacia su sed de Infinito. ¡Os lo deseamos a todos, de corazón!


MILÁN
Una sorpresa en la primera clase


Primera clase del primer día de curso: la profesora de Lengua entra en el aula y, después de preguntarnos por las vacaciones, introduce el temario de una manera del todo insospechada. Explica que el tema fundamental será la verdad, que los autores que estudiaremos han buscado a veces con gran sufrimiento. Hace mención a “il vero” de Leopardi, la dramática realidad con la que se topa el hombre, ese ser pequeño e irrelevante. Pasa a Ugo Foscolo, que en «la religión laica de las ilusiones» encuentra una salida del vacío desesperado. Al final, llega a Manzoni, que no quita nada a “il vero” de Leopardi, pero lo supera en la búsqueda de «otra verdad, inefable e insondable». Después de dos horas, la clase se cierra con el desafío a «no contentarnos con ser simples lectores sino protagonistas» de lo que aprenderemos a lo largo de este nuevo curso.
(Margarita y Carlos, Liceo Carducci)


NUEVO AÑO
Busto Arsizio
Una pregunta mucho más interesante


El comienzo del curso conlleva una serie de preocupaciones: «¿Qué pasará con mis compañeros de clase? ¿Y con los profesores? ¿Qué notas sacaré?». En Busto Arsizio este año la pregunta ha sido mucho más interesante: «¿Quién soy yo? ¿Qué busco en todo lo que hago?». Animados por una compañera, que se preguntaba cómo empezar de nuevo, nos reunimos en los días previos y en la primera semana de clase. Quedábamos casi a diario para ayudarnos a preparar el curso, porque no merece la pena ir a clase renunciando a la grandeza de nuestros deseos. Redactamos un panfleto para decir a todos, sobre todo a los de primero, que es posible mantener vivo el deseo: basta con afrontar todo lo que vivimos comparándolo con nuestro corazón. El panfleto acababa con una invitación a una tarde de cantos y juegos, y luego a tomar un aperitivo juntos. Muchos chavales de primero se apuntaron. Todos nos entregamos a las tareas de preparar los juegos, ensayar los cantos e ir a recoger a los que venían por primera vez. Ha sido un comienzo de curso muy intenso. Es muy bonito ver que nuestra compañía está guiada para que caminemos hacia nuestro Destino de felicidad. Ahora entendemos algo mejor lo que decía el lema del Meeting de este año: “La verdad es el destino para el que estamos hechos”. Un destino de felicidad.
(GS de Busto Arsizio)


PELÍCULA
Yo no estoy aquí
(Todd Haynes)
Stefano Cozzi


Yo no estoy aquí. En dos horas no parece haber sucedido nada importante. Al contar la Historia de Dylan, Haynes prefiere derrumbar cualquier certeza, incluso el ineluctable paso del tiempo, como si quisiera alejarnos de la sencillez de la verdad. Bob Dylan es un poco “todos” (no “sólo” los cuatro actores distintos que lo interpretan): por una simpatía innegable, entendida como la palabra griega sumpàtheia, que hoy traduciríamos como “sufrimiento compartido”.
«No hay nada por detrás, porque todo está en las imágenes» (A.Warhol). Con la misma desconcertante simpleza del rey del Pop Art, Haynes niega la posibilidad de que exista una verdad que recomponga el mosaico que está detrás de la superficie. Lo vemos por el hecho de que nada consigue cambiar radicalmente a Dylan: el fluir de los sucesos no puede evitar un final que inevitablemente vuelve al comienzo, en un ciclo que se repite y sabe algo a “condena”.
«La mayoría de las veces no sé quién soy. Es como si tuviera el ayer, el hoy y el mañana, todos en la misma habitación: sin poder decir que seré alguien». Cierra la película una última palabra, quizás una intuición verdadera, pero remitida a un futuro que nunca llegará a ser “ahora” y que es una bonita ilusión.
Sin embargo, cuando la imagen parece desvanecerse en la oscuridad de la sala se enciende una última luz sobre el hombre flaco de pelo rizado, el único recuperado de una filmación original, que en dos horas habíamos olvidado, pero que se impone con la imprevista sencillez de lo que es verdadero: un hombre por fin vivo y auténtico... un instante antes de que la ilusión también desaparezca.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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