«Una presencia fuera de los esquemas»
...más allá de la idea que nosotros tenemos de ella o que el mundo tiene de nosotros.
A principios de Mayo ha tenido lugar en el campus de la Complutense de Madrid el segundo Happening organizado por la Asociación Atlántida. El lema que ha presidido todas nuestras iniciativas ha sido «Una presencia fuera de los esquemas».
Realmente en estos días hemos comprobado con asombro que somos una presencia más allá de la idea que nosotros tenemos de ella o que el mundo tiene de nosotros.
Muchos de los testimonios de nuestra gente y de personas que han empezado a conocernos reflejan un asombro ante el milagro de nuestra presencia, de este estar juntos.
El trabajo del Happening comenzó hace varios meses. Cada etapa, cada paso han sido una prueba de la creatividad que surge cuando tomamos en serio el encuentro que hemos hecho. Así surgió la idea del Excalibar-bar de estilo medieval, decorado con diferentes escudos gastronómicos-, el concurso de baile teniendo que imitar videos de famosas películas musicales, el gran concurso de toro mecánico, el tractor que recorría el campus de la Ciudad Universitaria anunciando e invitando a venir al Happening a todos cuantos encontrábamos. Las iniciativas fueron de todo tipo: encuentros con deportistas y políticos, campeonatos de futbolín, ping-pong, excalextrix y mus, gynkana, conciertos de cantautores -estuvo con nosotros Claudio Chieffo- y conjuntos, la rifa y la gran fiesta final. A lo largo de los cuatro días que ha durado el Happening han pasado más de 15.000 personas.
El montaje de este año con sus cuatro carpas ha sido imponente. Pero lo que más llamaba la atención de la gente que trabajó con nosotros durante los días previos al Happening era el de estar juntos y nuestra forma de trabajar. Muchos se sorprendían cuando les ayudábamos a realizar su tarea. Para nosotros era algo normal, era como arreglar nuestra casa. Por eso cualquier detalle se cuidaba al máximo no por un afán perfeccionista, sino por un gusto; porque queríamos que formara parte del orden que allí había. Cuando nos preguntaba alguno de ellos por qué trabajábamos así respondíamos: «porque es nuestra
casa».
El Happening ha sido una oportunidad para enseñar «nuestra casa» e invitar a quedarse a nuestros amigos, padres y profesores... al mundo entero. Durante los preparativos nos decíamos que el Happening tenía que ser un lugar de vida, no sólo un lugar donde se dieran conferencias o conciertos. Para la mayoría de nosotros ha sido así. Muchos se quedaban a comer en el Excalibar con los amigos, intercambiaban los apuntes, jugaban a las cartas, tomaban el café y escuchaban el café-concierto. Ha sido un lugar donde la gente se encontraba a gusto. También ha sido una ocasión muy importante para los trabajadores y bachilleres, que han participado en gran número e invitado a compañeros de trabajo o amigos.
El centro del Happening ha sido la exposición fotográfica. Se encontraba situada en una pequeña carpa próxima al tendón central. Su título fue «El hombre: una promesa que se cumple. No una mentira». Era una ayuda para profundizar y comprender mejor la síntesis final del Equipe del verano pasado (un texto de don L. Giussani, ndr). Estaba dividida en cuatro partes: 1) El nuevo orden: tras la violencia de la utopía la mentira del optimismo; 2) Un hecho real en la vida del hombre. La paradoja de un encuentro; 3)...verde es el árbol de la vida. El acontecimiento de una amistad; 4) Una única pasión: la persona. Ha sido el centro no sólo porque haya pasado por ella mucha gente sino porque allí se reflejaba la experiencia de cada uno de nosotros y el motivo porque hacíamos el Happening. Todos queríamos que nuestros amigos, profesores o padres la visitaran y escuchasen la explicación que dábamos de ella. Era impresionante la pasión y seriedad con la que se hablaba a la gente que venía -fuera el rector o el guardia de seguridad- del encuentro, del primer encuentro, es decir, del Bautismo, del acontecimiento de una amistad, del valor de la persona.
Para muchas personas que visitaron la exposición era como si oyeran por primera vez hablar del cristianismo no como una ideología o utopía sino como promesa de felicidad, como un hecho que está delante y que intuían algo grande y verdadero para ellos. Han sido muchos los testimonios de personas para los que la visita acompañada a la exposición ha sido el inicio de un encuentro. El profesor de una persona que trabajó en la exposición, después de visitarla y escuchar a Claudio Chieffo, lleno de emoción escribió en un papel: «Estoy demasiado emocionado para decíroslo de palabra. Por eso lo escribo. Vuestra fe, vuestro entusiasmo, vuestra voluntad, vuestro amor me conmueven hasta lo más hondo. Cada mañana al recibir el Cuerpo de Cristo pido por mis alumnos y de modo especial por algunos. Pero no se me había ocurrido hacerlo por todos y cada uno de los componentes de Atlántida. Desde mañana lo haré. ¡Que Dios os bendiga y esté con vosotros siempre!».
El último día tuvimos la Escuela de comunidad sobre el tema «La gratuidad como motor de la acción». Fue un momento muy importante pues quedó de manifiesto que lo único que permite estar contento es algo que sucede gratuitamente -la paradoja de un encuentro, el acontecimiento de una amistad- y cómo esto genera una creatividad cuyo único motivo es agradecer y anunciar al mundo lo que ha sucedido.
Giorgio Vittadini estuvo también con nosotros dando un testimonio. Una frase que explicó fue «ya no existen milagros sino instrucciones de uso». La experiencia de estos días ha sido la del milagro, cómo esta compañía es un milagro.
Después de la gran fiesta final, en la que nos acompañaron algunos amigos italianos, concluyó el Happening. Al día siguiente organizamos una gran comida con todos los que habíamos estado trabajando durante estos meses. Manolo, uno de los guardias de seguridad que había pasado con nosotros esos días decía: «Estoy triste porque esto se acaba. Soy de Toledo y para venir aquí tenía que pasar una hora y media en carretera. Me ha ocurrido algo que nunca me había pasado. Estos días venía deseando estar con vosotros, contento de venir aquí a trabajar. Ahora me voy triste porque esto se acabó». Le dijimos que podía continuar la amistad comenzada. De hecho, nosotros estamos contentos porque lo que hemos encontrado permanece, no es una mentira. Y nuestro deseo es acompañar en el camino a todos los que nos han conocido en este Happening y anunciar al mundo entero que la promesa de felicidad que el hombre lleva dentro de sí, existe para que se cumpla.
Recogemos una serie de testimonios que expresan de modo vivo lo que ha significado este Happening.
NACHO: «Recuerdo los días de preparación del Happening recorriendo Madrid a recoger facturas. Eran momentos que me ponían de lleno frente a la realidad, en los que no cabía quedarse en las fantasías y ensoñaciones de cómo me gustaría que fuese el día, en los que no cabía moverse por un propio proyecto. Me sentía débil, incapaz, como quien empieza a andar. Y pedía en todo momento, a cada segundo, con la certeza de que Otro más grande me conoce y acoge».
ISABEL: «Estos días han sido un regalo, un regalo muy esperado: encontrarme con la certeza, cada vez más real, de que la felicidad y la positividad son posibles en mi vida. Ya sea en la cocina cortando lomo o friendo patatas o en la facultad estudiando. Son posibles en el simple andar detrás de unos amigos que Otro ha puesto en mi camino».
ELENA: «Creo que me asombré más que Juan (es un chico que nos ha conocido hace poco) porque era imposible que a través de mí, tal como soy, pudiese sentirse acogido. Me estremecí al caer en la cuenta que había Otro que me utilizaba para querer a otros. Me da un poco de miedo, pero pido al Señor y a mis amigos que me hagan estar frente a este nuevo amigo con la certeza de que ha sido Otro quien ha empezado este encuentro y quien lo terminará».
KIKA: «Estoy trabajando en el Happening porque he visto una gente que vive mejor que yo. Poco a poco he ido aprendiendo que pegándome a estas personas me levanto cada día con más ganas, con mayor alegría. No entiendo muchas cosas, tengo montones de preguntas: qué tiene que ver Cristo con esta amistad, por qué es una amistad más grande que las demás... Hay cientos de preguntas. Pero cada noche sale de mí la petición de que el día siguiente sea todavía mejor».
CARMEN: «¿De qué sirve ganar el mundo entero, si yo no soy feliz? ¿De qué sirve hacer el Happening, si yo no soy feliz? Me pregunto cómo es posible que esté tan contenta haciendo incluso trabajos de los que termino harta, como poner y quitar sillas varias veces al día, recoger basura. La única respuesta posible no es una idea o un proyecto, es un hecho, un hecho que se materializa en personas concretas. Pero el verdadero Happening es lo que sucede cada día, saber que durante las clases o los exámenes esto continúa. Lo único que puedo sentir es gratuidad».
GUÍOMAR: «Veo que pertenecemos a una historia grande, que abarca todo y que ya no puedo arrancar de mí. Tuve que marcharme al encuentro con el Papa en Fátima el día de la fiesta final, que según me dice mucha gente fue bestial, la mejor. Me sorprendí sin nostalgia alguna. Mis amigos estaban más cercanos que si me hubiera quedado con ellos haciendo la fiesta. Es algo que ya no te puedes quitar de encima. El milagro de su presencia coincide con el rostro de estos amigos».
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón