Huellas N.09, Octubre 1998

LIBRO DEL MES

Mis lecturas

Carmen Giussani

Luigi Giussani
Ediciones Encuentro
Madrid 1997
págs. 208 - PVP 1700 Pts.

Nihilismo y panteísmo representan los epí­gonos de la proyección de una razón concebida como medida de todas las cosas sobre la concepción de «qué es Dios para el hombre». Esto ha llevado a cabo en la cultura moderna la disolución de la conciencia del yo y minado el valor de la persona. Descuido e in­consistencia marcan el rostro del hombre de hoy. Sin embargo, en la historia late un principio generador capaz de suscitar continuamente el yo humano. En el transcurso del tiempo acontece una presencia humana que se manifiesta corres­pondiente a la naturaleza original del corazón. Esta presencia, misteriosamente «marcada por una totalidad que no se encuentra en ninguna otra parte», lleva consigo el peso de sus razones y se hace accesible a la experiencia.
Mis lecturas documenta la fascinación, la amplitud y la capacidad inagotable de comuni­carse de dicha presencia humana. El autor lee una serie de obras literarias a partir de la común vicisitud humana. Su compromiso conmovido con el «misterio eterno de nuestro ser» (cfr. G. Leopardi) le permite mirarlas con ese respeto que nace del participar en la misma experiencia, y de la tensión hacia el destino que tienen en común todos los hombres. De ello resulta una sucesión de "historias de amistad".
Para que se pueda dar un encuentro es pre­ciso un lenguaje y una afinidad en el ser que el autor identifica con "el sentido religioso", esto es, con la naturaleza original del corazón hu­mano. En respuesta a la devastadora negatividad que surgió a raíz de la ruptura protestante, el Concilio de Trento reafirmó el carácter imborra­ble de esa estructura original. Ni el pecado de origen, ni aquello de lo que es responsable el in­dividuo, pueden anular la imagen de Dios que está inscrita en nuestro ser.
La lectura del autor parte, por tanto, de una hipótesis positiva y se realiza a la luz de un de­signio lleno de significado. Giussani escucha, comprende, entra en relación. Expresa un juicio que introduce a la comprensión de los textos, en lugar de definir y medir. Y este dialogo alcanza su vértice en la capacidad del autor de conservar el atractivo que había suscitado la obra misma.