¿Qué tiene que ver el sentido religioso con la América de Clinton? Una clave de lectura a partir del simposium de Washington organizado por David Schindler sobre «Persona, significado y cultura en América» y del animado debate que tuvo lugar a continuación
¡Ha sido un milagro! Más de cien personas en Washington DC, la mañana del 12 de septiembre de 1998 no estaban leyendo o discutiendo el "informe Starr" sobre la conducta del presidente Clinton, que el Washington Post de ese día había publicado íntegramente. Cincuenta estudiosos y otros tantos observadores discutían sobre El sentido religioso de don Giussani con motivo del simposium sobre «Persona, significado y cultura en América» que tuvo lugar en el campus de la universidad más antigua de Estados Unidos, la Georgetown University. El pensamiento de Giussani ha entrado así en el mundo intelectual de la América católica.
Pero, aunque no se haya hablado del caso Clinton, sin embargo, ha constituido el trasfondo adecuado para apreciar el significado de la propuesta de don Giussani y su importancia para Estados Unidos. Después de todo, el simposium hablaba de cultura y fe y la crisis presidencial constituye un ejemplo típico de la incapacidad de la cultura protestante para afrontar la miseria y la grandeza del ánimo humano.
Predisposición natural
La visión protestante del hombre - en especial la puritana -, que está al servicio del mito unificador de esta sociedad, se basa en el presunto conflicto entre la naturaleza humana y la vida divina en Cristo. Según esta visión la "predisposición natural" del hombre a la gracia fue completamente destruida por el pecado original. El sentido religioso, por tanto, no se puede ya considerar como un signo del destino último del hombre. Contrariamente a lo que dice Giussani, la razón no nos conduciría a la puerta del Misterio de la revelación y de la comunicación del amor divino. Como consecuencia de esto la ética o la moralidad no corresponden a la experiencia de las exigencias más profundas del hombre. El resultado es el moralismo, una ética impuesta al hombre por una fuerza extraña a su experiencia original, es decir, separada del sentido religioso. Según esta perspectiva, la ética deriva de una fe en conflicto con la razón. Como ha explicado Giussani, esta separación entre Dios y la experiencia, y el significado de la vida funda la autoridad moral en una revelación aceptada a ciegas. Y cuando el pluralismo religioso y cultural impide a la revelación ejercer cualquier autoridad en la esfera pública, entonces la autoridad moral se seculariza y se apoya en el poder político. En Estados Unidos el presidente se ha convertido en una autoridad moral y no simplemente política. Por eso la reprobable conducta privada del presidente es considerada por muchos americanos como una traición a la confianza pública, causa de la actual crisis con su increíble mezcolanza de religión y política (el presidente ha confesado públicamente su pecado y ha tomado a dos ministros protestantes como "consejeros espirituales" que le ayuden a resistir en sus tentaciones sexuales).
Algunas reservas
Esta es la cultura a la que se dirige la propuesta de Giussani sobre el sentido religioso. En el encuentro de Washington esos estudiosos que han reconocido los orígenes de la crisis de la modernidad en la separación radical entre naturaleza y gracia, han acogido la propuesta de Giussani con gran entusiasmo, situándola junto a las grandes intuiciones filosóficas y teológicas de Blondel, De Lubac, Balthasar y Wojtyla. Ha sido significativo el apoyo entusiasta a las intuiciones de Giussani de Avery Dulles, considerado por muchos el "decano" de la teología católica americana, y del padre Mark Ouellet, de la Universidad Pontificia Lateranense que ha situado a Giussani en el centro de la mejor tradición católica que se remonta hasta san Agustín. Muchos estaban de acuerdo con él.
Los que temen que esta visión personalista ceda demasiado a la concepción moderna de conciencia y de experiencia, han expresado sus reservas respecto a la propuesta de Giussani, aclarando, por otra parte, que extienden sus reservas a los demás exponentes de esta línea de pensamiento. Todas estas reservas han encontrado la decidida oposición de aquellos que sostienen esta visión personalista; este debate, naturalmente, es anterior al pensamiento de Giussani. Lo que aquí nos interesa destacar es que todos los participantes han reconocido la seriedad intelectual de su propuesta. Algunos de los presentes - los más comprometidos en la actividad pastoral - opinaban que la reflexión sobre el sentido religioso no lleva a la conversión a Cristo ni, por tanto, al cambio de vida que Él hace posible. Esta posición, característica de la llamada "derecha cristiana" de la política americana contemporánea es el reflejo del abandono - concreto, si no teórico - del sentido religioso, típico de la cultura protestante que cede la esfera pública a la antropología inhumana del secularismo.
Bajo el puente de Brooklyn
Desgraciadamente esta opinión tiene hoy gran influencia en determinados círculos de Estados Unidos, que manifiestan la necesidad de una propuesta, como la que se ha discutido en Washington, para la evangelización y la catequesis.
Algunos se han preguntado si la propuesta de Giussani es útil para los americanos. Tal vez sea demasiado difícil - decían -, está demasiado ligada a la cultura católica italiana.
Quizás los jóvenes milaneses la entienden porque tienen ya la grandiosa presencia entre ellos del Duomo. El crecimiento del Movimiento en España - añadían - se debe probablemente a su cultura católica. Esto naturalmente no sorprende, es más, muestra cómo los prejuicios angloprotestantes y antilatinos se han infiltrado en el catolicismo americano (sin tener en cuenta, naturalmente, su ignorancia sobre la actual situación italiana y española). Uno de los participantes respondió que es precisamente la ausencia de una efectiva presencia católica en la cultura italiana contemporánea lo que llevó al fundador de CL a expresar sus juicios. «No existe ningún Duomo de Milán en Brooklyn» dijo irónicamente un participante, y sin embargo, también allí Giussani ha fascinado a muchos jóvenes.
La directora de un conocido semanario católico de Estados Unidos, que se dedica a la crítica cultural desde una visión católica, hizo una intervención interesante. La clave del problema - afirmó - es la libertad. La utilidad de la propuesta de Giussani en Estados Unidos depende de cómo considere la experiencia americana de la libertad. Y esto depende - insistió - no sólo de un análisis intelectual sino de la simpatía y el aprecio por la experiencia americana de la libertad. No basta simplemente subrayar la respuesta católica sin ayudar a los americanos a concebir y plantearse la pregunta.
Informe Stars
Esa persona, evidentemente, no sabe hasta qué punto don Giussani conoce y aprecia el pensamiento religioso americano y cómo esto explica su intuición sobre el "nuevo inicio" de nuestro Movimiento desde el momento en que ha empezado a penetrar en la cultura americana. El simposium de Washington y la consideración seria y agradecida tributada al pensamiento de Giussani han marcado una nueva fase de este "nuevo inicio".
Don Giussani cita con frecuencia las Stars - las estrellas - como metáfora del Misterio último en el cual el hombre descubre el origen, el destino y el significado de su vida en la tierra. En los dos días en Washington DC, no lejos de la Casa Blanca, precisamente en el campus de esa universidad donde se graduó el presidente Clinton, el "informe Stars" de Giussani se ha encontrado con la cultura americana, confundida y paralizada por el "informe Starr". El "informe Stars" ha supuesto un comienzo; el "informe Starr" es un signo del final.
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