Puerto Rico. El culmen de la justicia
Estimado mons. Giussani: El 18 de enero de 1997, mi esposa y yo tuvimos la gracia de asistir a nuestra primera reunión de la Escuela de Comunidad de Puerto Rico, por invitación de mons. Lorenzo Albacete. Ese hecho ha cambiado nuestras vidas. Al principio todo nos parecía muy confuso, - en las reuniones se hablaba una mezcla de español e italiano, idioma que no conocemos -. Sin embargo, el comportamiento de mons. Albacete, José Zaffaroni y Daniel Aguilar nos pareció muy especial y nos animó a seguir participando. Encontramos en ellos una amistad que nos mostraba un nuevo sendero hacia Alguien que nosotros apenas conocíamos, y que se reforzó con la llegada de Raffaello Benetti. Aunque he dedicado la mayor parte de mi vida a la educación superior, soy abogado. Esa preparación ha influenciado mi perspectiva de la vida. Me ha hecho creer que la mejor forma de vivir es cumpliendo las normas de conducta establecidas por la sociedad y la Iglesia, y que cuando esas normas no se cumplen hay que sufrir un castigo; así creía que debía operar la justicia. Descubrir que el culmen de la justicia es la misericordia ha sido algo maravilloso para nosotros. Nos ha permitido relacionarnos mucho mejor entre nosotros, con nuestros hijos, con nuestros amigos, en fin, con todo el mundo. Ir descubriendo que «la moralidad nueva, brota del reconocimiento amoroso de una Presencia relacionada con el Destino, que continúa en la historia», nos hace tener bien presente en nuestras mentes y nuestros corazones a nuestro Señor en la Cruz, norte de nuestra historia cotidiana. Siempre habíamos intuido la importancia de la comunidad para el reconocimiento de la Presencia de Cristo. Hoy esa intuición se ha convertido en una convicción que nos empuja a procurar el crecimiento y fortalecimiento de CL en Puerto Rico. Adquirir conciencia de que somos eslabones en la cadena de la tradición de la Iglesia nos entusiasma desde la humildad que brota del reconocernos mendigos. Con la mirada puesta en nuestro Señor Jesucristo, agradecemos que el milagro de Comunión y Liberación haya llegado hasta nuestro querido Puerto Rico, como una manifestación de la nueva evangelización realizada por nuestra Iglesia.
José y Lottie
España. Tú
A menudo he intentado imaginarme el momento en el que el Señor me da la vida y me abre los ojos a la realidad. Miles de veces he intentado imaginarme el precioso instante en el que el Señor me ofrece la realidad para que pueda reconocerle.
Hoy puedo decir que ese instante sucedió el 30 de agosto: diez segundos de un accidente de tráfico donde el Señor me dio la vida, donde tienes la evidencia de que tu vida no es tuya, sino del Misterio. En ese precioso instante dije un sincero: «Hágase en mí, Señor, según tu voluntad», como un mendigo. Recibí un milagro y pido al Señor que mantenga en mí la memoria de ello y la certeza de que cada instante se me da para reconocerle y servirle. La vida merece la pena por este reconocimiento: se me da para que yo se la entregue a Aquél que un día de agosto me hizo nacer de nuevo.
Iván, Parla
Perú. ...a las gentes
Con las notas del famoso preludio de Chopin, "La Gota", introducido con las palabras de don Giussani ("En la música, en el panorama de la naturaleza... es a Otra cosa a lo que el hombre rinde su homenaje"), en las acogedoras instalaciones de una antigua casa de la Lima Colonial, a dos pasos del Convento de Santo Domingo - donde se encuentran los restos de los tres grandes santos peruanos de la primera evangelización, San Martín de Parres, Santa Rosa de Lima, San Juan Masías - y a pocas cuadras de la Casa Santuario de Santa Rosa, se inauguró el pasado 29 de agosto la exposición «De la Tierra a las Gentes». La propuesta despertó el interés y la colaboración de realidades diversas: desde los colegios católicos al Ministerio de Educación, de las pequeñas empresas a la embajada Italiana. Pero el apoyo más decisivo y humanamente confortante fue el del cardenal Augusto Vargas Alzamora, arzobispo de Lima, del nuncio apostólico, monseñor Fortunato Baldelli, y del obispo de Carabayllo, monseñor Lino Panizza. Durante el breve gesto de la inauguración, presentado por el padre Johan Leuridan, las palabras del Cardenal marcaron el evento: «La fe se encarna respetando todas las culturas y las tradiciones, valorándolas y, al mismo tiempo, superándolas. Esta es hoy una urgencia muy grande: que la fe se encarne en el ambiente». Estamos contentos de poder responder con hechos al desafío que el Cardenal nos ha lanzado. Que suceda también ahora, en el Perú de hoy, el mismo acontecimiento y la misma dinámica de la primera evangelización "a las gentes".
Rafael, Lima
Puerto Rico. Cantos napolitanos y espirituales
Acabo de participar en un encuentro organizado por la Universidad Americana de Cincinnati (Ohio) en la que me he inscrito a un curso de doctorado de dos años. Unos veinte nuevos inscritos estudiantes de varias disciplinas más algunos profesores de la Universidad misma hemos compartido unos diez días de trabajo. Esta experiencia significativa me ha permitido entrever lo que don Giussani experimentó hablando con aquellos jóvenes que se encontró durante un viaje en tren y que desconocían por completo la fe y la vida cristiana. He compartido su deseo de "cambiar de trabajo" para poder dar clase a estos chicos en una escuela. En los Estados Unidos se palpa lo que significa un pueblo de "ovejas sin pastor". Aquí la persona (y la personalidad) está de verdad a merced del sentimiento, de la emoción instantánea y, por tanto, sujeta a las presiones del ambiente. El uso de la razón se considera un ejercicio "temporal" de sabor académico. Y nada tiene valor si al final no lloras a moco tendido en un énfasis sentimental. Según las técnicas mas sofisticadas del trabajo en equipo - esta universidad está especializada en psicología - durante estos diez días todo el mundo comentó no sólo su programa de estudio o su vida profesional, sino también, su infancia, los deseos de su corazón y los traumas sufridos. Tras una primera reacción de rechazo por ese tipo de reunión, escuchando el relato de unas vidas tan tristes y sin rumbo, comencé a sentir una gran piedad: piedad por ellos y piedad por mí. Porque yo tampoco podría contar nada distinto si Cristo no hubiese tomado la iniciativa hacia mí. Entonces, de pronto, di la vuelta al discurso académico que pensaba hacer y lo cambié por un testimonio: el del encuentro que cambia la vida y la convierte en algo bello y bueno para todos. No puedo contaros la ola de afecto y cercanía que se ha producido entre los que estábamos allí. Los compañeros empezaron a preguntarme por el Movimiento, por mi fe y mi vida, y así aproveché la ocasión de la cena de clausura para comentar y cantar algunos cantos napolitanos y espirituales. Al estilo típicamente americano algunos me han pedido si puedo ayudarles como "asesor espiritual" e ir a verlos a su casa. Lo que pasará con esto no lo sé. Queda la gratitud al Señor y un afecto nuevo para el destino de estas personas.
Raffaello, Ponce
Publicamos las cartas que algunos obispos nos han enviado con motivo del número de Huellas de junio dedicado al encuentro del Santo Padre con los movimientos y las nuevas comunidades eclesiales en Roma.
Acabo de recibir y hojear el número, tan extraordinariamente estimable de Huellas, con las crónicas y discursos del 30 de mayo, víspera de Pentecostés. Le agradezco muy cordialmente su envío, pues estaba buscando una presentación completa de ese día histórico para los movimientos eclesiales y para el crecimiento de los carismas en la misma Iglesia. Alabo al Señor por la acreditadísima "carta de ciudadanía" que el Papa, y con él la Iglesia, ha dado en el contexto espiritual y apostólico de la Iglesia a los movimientos eclesiales, comenzando incluso con el nombre. Les felicito a Usted y a sus hermanos de Comunión y Liberación porque el Señor les ha consolado y confirmado su tarea en medio del ámbito secular de nuestra Iglesia. Que el Espíritu Santo les haga vivir profundamente en su corazón y en su comunidad el gran acontecimiento del encuentro con el Señor que vive... Y que su vivencia desafíe y oriente a tantos hermanos nuestros que nunca hallaron a nadie en sus vidas.
lñaki Mallona
C.P. Obispo de Arecibo, Puerto Rico
4 de agosto de 1998
Especialmente os felicito por el número de Huellas dedicado al encuentro de los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades con el Santo Padre, en la pasada solemnidad de Pentecostés. Es un hermoso documento histórico, que deseo de corazón ayude a muchos a madurar en su vida cristiana y apostólica, con la enorme riqueza
derramada por el Espíritu Santo en aquellos días y recogida con esmero en estas páginas de Huellas.
Con todo afecto y mi bendición.
D. Antonio Mª Rouco Varela
Cardenal-Arzobispo de Madrid
12 de septiembre de 1998
Queridos hermanos: No hay duda de que el evento del cual están participando [ndr. Se hace referencia a la presentación pública de El sentido religioso en la ciudad de Rafaela] tiene una especial significación en la vida de la diócesis que quiere ensamblarse en la evangelización de fin de siglo, aurora de una nueva etapa de la humanidad hecha de incógnita y esperanza. Por razones pastorales ineludibles no podré asistir a ese acto pese a mis deseos.
Quiero sin embargo reiterar mi apoyo al movimiento de Comunión y Liberación en su proceso de iniciación y formación. Considero que la diversidad de propuestas de lo movimientos es la respuesta del Espíritu Santo a la complejidad de un final de milenio que es simultáneamente punto de partida. Deseo que este provechoso encuentro contribuya a dar a conocer mejor en nuestra Diócesis la obra de Mons. Giussani y el carisma a él donado por el Espíritu.
Hago votos porque la pedagogía del acontecimiento cristiano propia de vuestro Movimiento se proponga al corazón de los hombres de hoy como una posibilidad y una promesa renovada de cumplimiento razonable y total de sus exigencias más profundas, es decir, de cumplimiento de su "sentido religioso". De tal manera que todo hombre pueda nuevamente abrazar con alegría y pasión la presencia de Jesucristo, presente hoy y siempre en Su Iglesia.
Que la Virgen, lucero azul del Tercer Milenio, nos llene de "la alegría con que el centinela espera la aurora". Espero concertar alguna reunión con ustedes para reflexionar juntos sobre el pensamiento de Mons. Giussani. Claro que con un apropiado marco de asadito, mate y tango. Un gran abrazo.
Hector Gabino
Obispo de Rafaela, Argentina
11 de septiembre de 1998
Personalidad
Durante las vacaciones de los universitarios este verano me he visto frente a personas que tienen un interés por el cumplimiento de mi vida mayor del que yo tengo. La compañía con ellos me ha enseñado que cada circunstancia es la ocasión que se me da para reconocer a Cristo, como y cuando Él quiera, porque es Él quien obra y me da la vida. Esto introduce por primera vez en mí, paz y ternura hacia mi misma.
Eva, Córdoba
En Toronto
Entre mediados de julio y agosto de este año estuve en Canadá para llevar a cabo un trabajo de investigación sobre literatura canadiense y nunca imaginé lo que me esperaría allá. Para mí el Movimiento se había reducido siempre a mi pequeña comunidad de Mendoza y a alguna más grande de Argentina. Las demás en el resto del mundo sólo existían como un nombre, de un modo abstracto. Me costaba creer que lo mismo que yo vivía pudiera vivirse exactamente igual en otros países con culturas y lenguas tan diferentes. Conocer a las comunidades de Toronto y Montreal me cambió completamente. Compartir la Escuela de Comunidad con ellos, a pesar de que fuera en inglés, fue realmente hablar el mismo "idioma". A la primera semana de estar allí parecía que nos conocíamos de toda la vida y al finalizar mi estancia de cuatro semanas volvía cambiada a Argentina, con la certeza de que cuando un encuentro es verdadero marca para siempre nuestras vidas. Doy gracias a los amigos de CL de Canadá por recibirme con los brazos abiertos y hacer del Acontecimiento de Cristo un hecho concreto.
Silvia, Mendoza
Colaboradores chilenos
Estimada directora: Me dirijo a Ud. como a alguien a quien casi conozco, debido a que he tenido el placer, siempre renovado, de leer numerosos artículos de su hermosa y querida revista Huellas. Soy una profesora jubilada, esposa, madre, abuela y bisabuela que trabaja de voluntaria en el «Centro de grabación para ciegos de la ciudad de Viña del Mar» desde hace diez años aproximadamente, y entre otras obras, grabo con gran cariño la revista Huellas para una profesora invidente de Castellano y Filosofía que estudió en la Universidad Católica de Valparaíso y que ahora se encuentra radicada en Santiago. Gracias por vuestro trabajo. Seguiré grabando para nuestros invidentes la revista cada mes.
Rosa, Valparaíso
Milán-Barcelona
Me llamo Andrea y estudio Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Milán. Durante seis meses he vivido en Barcelona con una beca Erasmus. Cuando hace un año tenía que irme a Barcelona me encontré solo, ya que el amigo que tenía que venir conmigo no pudo. No conocía a nadie, tenía miedo de encontrarme solo y no sabía lo que iba a pasar. Un día leí en la Escuela de Comunidad que la esperanza es una certeza sobre el futuro que se funda en una certeza del presente, en una Presencia. Entonces entendí que los amigos que tengo no me los doy yo: es Otro el que me los da todos los días y por tanto me los asegura también para el mañana. Algunos meses antes de partir me entero de que Diego, un amigo mío que no veía desde hace tiempo, va a ir también a Barcelona: ¡el Señor responde de verdad!
En Barcelona la comunidad del CLU cuenta con unos doce chicos, todos de distintas facultades. En seguida me impactó la sencillez de corazón de estos chicos. Con una libertad increíble invitan a sus amigos a la Escuela de Comunidad, a los ejercicios o simplemente al cine. Para cada uno de estos amigos éste puede ser el encuentro de su vida. Se imponen una responsabilidad y una atención particulares. Entre salidas y cenas aumentan las relaciones y me sorprendo del cambio que se produce en muchos de ellos. Nace el primer encuentro público en la Universidad sobre el Sentido Religioso. De la amistad con los chicos de Madrid aprendo que Cristo lo es todo. Todos estos hechos inesperados me han permitido comprender que la realidad no es mía, es de Cristo, que te da y te cambia los amigos como quiere, pero siempre para tu felicidad. En la relación con Diego, que veía todos los días en el bar - para lo cual debía cruzarme la ciudad entera-, he aprendido a juzgarlo todo juntos y caer en la cuenta de los milagros que el Señor no deja de obrar cada día.
Andrea, Milán
Universitarios lusitanos
Durante la primera semana de agosto cuatro universitarios fuimos a las vacaciones del CLU de Portugal. Hemos vuelto a comprobar que Aquel por quien vives y para quien vives durante todos los días en Madrid "sucede" exactamente igual a cientos de kilómetros. He tenido la oportunidad de conocer a unos amigos con los que surge una unidad de otro mundo, unidad misteriosa gracias a la cual no existe ningún punto de extrañeza. Por esto me he sentido como en casa. La comunidad de los universitarios portugueses es un auténtico milagro: es gente en movimiento, sencillos, que han visto algo grande, que han sido tocados y por ello se mueven. Ahora, comenzarán el curso con una peregrinación a Fátima y posteriormente realizarán su primer Happening; a pesar de todo el sacrificio que les supone, pues son sólo unos cuarenta, tienen su esperanza puesta en ello, ya que saben el valor de signo que puede tener un acontecimiento así en la universidad.
Cristina, Madrid
Cristo, mendigo
Llevaba una temporada cansada por la constante necesidad de tiempo y de energía que suponen mis hijas y mi trabajo. Volviendo de vacaciones paramos en el convento de Lerma para ver a nuestras amigas clarisas y tras conversar con ellas comprendí mejor el final de la intervención de Giussani ante el Papa cuando decía que «Cristo es mendigo del corazón del hombre». Es Cristo quien con el rostro de mis hijas, de mis amigos o del trabajo, y las continuas demandas (baños, cenas, muestras de afecto, correcciones), mendiga de mi corazón que quiera estas circunstancias como Él las quiere. Cristo mendiga que mi corazón sea el Suyo. Con esta nueva conciencia empiezo el curso.
Gloria, Madrid
Madre e hija
Hace años estuve muy enferma. Cuando volví a casa, no comprendía porqué me estaba pasando todo eso. Comenzaron los problemas en casa y me vi siendo un estorbo. Quise llenar el vacío metiéndome en sindicatos, en los testigos de Jehová... y terminé poniéndome a trabajar en lo único en lo que me defendía, de camarera en un hotel. Un verano mi hija Cristina se fue a un campamento. Cuando vino no era la misma. Se la veía contenta, iba cada vez más con sus amigos del campamento. Prefería estar con ellos y cuando yo me enfadaba, me decía que no la entendía. Más tarde mi hija y sus compañeros empezaron a hacer Escuela de Comunidad, aquí en casa, y yo les oía hablar desde el salón. Me enteré de que había unos sacerdotes en la parroquia de San Juan Bautista que vivían lo mismo que estos chicos y me fui a hablar con uno de ellos, Julián. Nunca olvidaré lo que me dijo al final de nuestra conversación: «Aquí tienes un amigo». No hay palabras para describir lo que sentí en aquel momento y la ayuda que he recibido de los que Te pertenecen, Señor.
Charo, Fuenlabrada
Lo verdadero
Mi encuentro fue al principio con dos profesores de teología, hoy dos de mis mejores amigos. En las clases yo era una de las que más preguntaba, al principio con un montón de prejuicios. Recuerdo que cuando terminaron las clases les dije que quería saber más sobre esto que había encontrado y que, aunque no entendía mucho, sí reconocía que la paz y la felicidad que se podían y se pueden ver en ellos era algo frente a lo cual no se podía ser indiferente. En octubre del año pasado tuve que afrontar uno de los grandes misterios de la vida: el dolor, traído de la mano de la enfermedad de una de las personas que más amo en el mundo. Poco a poco, fui encontrando una compañía, y me di cuenta de que en esta experiencia verdadera era Cristo el que se hacía presente. Ahora, después de seguirLe, me doy cuenta de lo que era eso diferente que veía en los demás, y que me cambia la vida. Así comencé a pedir - y a la par se me empezó a dar - compañía, paciencia, fe y, sobre todo, que Carlos se curara. Y el milagro se produjo; digo "milagro" porque de hecho lo fue: él estaba muy enfermo, se fue curando, y hoy trabaja y estudia a la vez. Frente a lo verdadero, frente a Cristo, es imposible ser indiferente; hay que tomar una postura: o te adhieres o lo rechazas, pero no se Le puede ignorar, porque está ahí. «Es todo en todo» y en lo más profundo del corazón Le estamos esperando. No reconocer esto sería negar nuestra propia naturaleza.
Celeste, Buenos Aires
La verdadera riqueza
Aquí en Ecuador estamos pasando un periodo difícil, en particular por la crisis asiática y por los malos gobiernos de estos últimos años. Una situación que afecta tristemente a la mayoría de la gente. En nuestra pequeña Escuela de Comunidad, leyendo Decisión para la existencia, una de nuestras amigas, directora de una escuela de un barrio muy pobre de Portoviejo, nos comentaba que con sus compañeros se habla solo del dinero que no es suficiente, del precio de los transportes, del gas, de la luz que ha subido, etc. Tomando en serio el juicio de la Escuela pensamos que la única cosa que se podía hacer era proponer encontrarnos con estos maestros. Nos juntamos nueve en la casa de una maestra y fue una gracia particular poder proponer lo que nosotros vivimos - es decir, lo que es lo único necesario para vivir - con simplicidad y certeza. A medida que iban compartiendo nuestra experiencia de vida, la cara de estas personas se iluminaba de gozo, porque muchos de ellos tenían problemas familiares grandes y necesitaban una ayuda real, es decir, un juicio claro y una amistad, una compañía. Con mucha simplicidad aceptaron la propuesta de la Escuela de Comunidad, sin haber seguramente comprendido bien de qué se trata en realidad, pero confiando en la sinceridad y certeza de nuestras palabras y en la alegría de nuestros rostros. Hemos así experimentado que ante los problemas de dinero, de familia, de inquietud por la vida, no se necesita hacer discursos sino proponer con decisión la experiencia del movimiento, que permite a cada uno de nosotros vivir de pie y con gozo la vida, a pesar de todo.
Padre Ugo y Cotty,Portoviejo
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón