El Editorial del primer número que salió en Italia de la revista «CL» en Diciembre de 1974 explicaba así sus objetivos: «Esta revista nace con el fin de ayudar al trabajo de los grupos de Comunión y Liberación en la Iglesia y en la sociedad». En Enero de 1977 aparecía, completando el título, la locución Litterae Communionis, que ya nunca se abandonaría. Con ella se subrayaba la función de comunicación, dentro del movimiento y para cualquiera que lo deseara, de una experiencia que tiene su origen y su finalidad última en la pertenencia eclesial. La «Littera communionis» era el documento que los obispos confiaban, en la Iglesia de los primeros siglos, a los cristianos que debían trasladarse a otra ciudad. Al presentarla en la comunidad de acogida eran reconocidos como miembros de la única comunión eclesial.
Con este número la revista del movimiento en España asume también la cabecera «CL, Litterae Communionis», lo que significa, por un lado, el pleno cumplimiento del proceso de unidad con «Nueva Tierra» que se decidió hace 5 años (ver el número de Diciembre pasado con el títular «5 años después»), y, por otro, una expresión de la única vida que anima a Comunión y Liberación por encima de las fronteras. La revista quiere ser un instrumento en el que, de modo continuado, confluyan todas las preocupaciones que surgen desde la vida del movimiento.
Un instrumento. Como todo instrumento depende de quien lo usa. Para sí mismo, como posibilidad de profundizar en el carisma de CL, de ser alentado por los testimonios de otros, de comprender los Juicios y las indicaciones que marcan los pasos de la vida del movimiento. Para los demás, como oportunidad de dar a conocer esta experiencia, para ilustrar su vitalidad y apoyar su presencia.
Las preocupaciones que surgen desde la vida del movimiento. Hay que recordar ante todo que el movimiento, al ser un fenómeno vital, «se mueve»; es decir, no es un conjunto estático de razonamientos y doctrinas. La autoconciencia que tiene el movimiento de su carisma en la Iglesia crece continuamente en profundidad, y aunque esta profundización tiene su lugar de alimentación fundamental en la Escuela de comunidad, sobre la marcha se van poniendo de relieve nuevos acentos.
La continuidad con la que seguiremos publicando la «palabra entre nosotros» quiere mostrar esta dinámica. La colocación de esta sección a manera de inserto en las páginas centrales de la revista es para facilitar su conservación, de modo que pueda formar un pequeño archivo personal.
Cada número de la revista contendrá, además, otras cuatro secciones: movimiento, iglesia, cultura y actualidad.
La sección movimiento albergará testimonios y crónicas, personales y comunitarios, de la vida de CL.
Será la primera sección, con el fin de que cada uno, al abrir la revista (tanto si vive personalmente la experiencia del movimiento como si la mira con simpatía o, simplemente, quiere saber más de ella), se encuentre un poco como en casa.
Es sobre todo aquí donde la colaboración de todos los lectores debe jugar un papel determinante.
La vida nace donde quiere y no puede estar predeterminada por nadie. Comunicarla es una forma de que lo que a uno le ha sucedido como gracia se convierta en patrimonio de todos, y de que todos se sientan dentro de un organismo vital que evoluciona, formando parte de un flujo que alimenta cada uno y por el cual es alimentado.
La segunda sección estará dedicada a la vida de la Iglesia, y siempre se abrirá con una selección de textos de los más recientes discursos de Juan Pablo II: el magisterio pontificio no es una opinión entre otras, como a menudo consideran incluso muchos católicos, sino que tiene una función unificadora insustituible en el interior de la Iglesia.
Por otro lado un movimiento auténticamente eclesial siempre se concibe a sí mismo como factor constructivo de la única Iglesia; una constructividad que sabemos más profunda cuanto más fiel es al propio carisma. En esta sección también habrá espacio para los encuentros con «testigos» de la fe y, si es necesario, para polemizar contra los reduccionismos que el cristianismo corre el riesgo a menudo de sufrir.
Le sigue, después, la sección cultural. La cultura en la historia de CL, siempre se ha concebido como conciencia crítica y sistemática de una experiencia en acto; una conciencia capaz de intervenir dando su juicio, de hacerse historia del pensamiento. Nada intelectualista o académico, por lo tanto, sino el intento de «dar razón» de la propia fe y de la propia esperanza ante el desafío de una mentalidad a la que resultan extrañas consciente y afectivamente. En esta sección habrá un espacio, con tendencia a ser fijo, dedicado a los santos. Ellos son los que han sabido dar razón de la propia fe de modo más agudo y más lúcido; ellos son los que han creado la verdadera cultura.
Por último está la sección dedicada a la actualidad. Una actualidad leída a partir de las «preocupaciones fundamentales del movimiento». No necesariamente, por tanto, la que llena las primeras páginas de los periódicos o telediarios. Se quieren evitar los temas debates impuestos por esa máquina de la comunicación cada vez más sofisticada e instrumentalizada, para salir «a campo abierto» y afrontar, con libertad y despreocupación, temáticas nuevas y de fondo.
La aventura continúa. Que esté cada vez más a la medida de la grandeza del acontecimiento con el que nos hemos encontrado en el movimiento y, que sea también, cada vez más, responsabilidad de todos.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón