Concedido a don Giussani el Premio de la «Escuela de la Cultura Católica» funda-da por don Dídimo Mantiero. La fe no es una cultura sino un acontecimiento. El ecumenismo
El Subsecretario de la Presidencia del Consejo, Mario D' Addio, acaba de imponer sobre la chaqueta de don Giussani la medalla de oro «al mérito de la cultura católica» y éste aprovecha para dar las gracias y dirigir una invitación a las mil quinientas personas presentes en la sala J. Da Ponte de Bassano del Grappa: «Vivid vuestra fe porque es siempre conveniente. El mismo Jesús lo decía en términos comerciales: "os conviene". Y también le conviene a la sociedad en que vivimos: la contribución en la vida social a una paz que sea creativa, que nos haga capaces de sostenernos mutuamente, de compartir las necesidades, de sacrificar lo que hay que sacrificar, está animada o bien por quien tiene fe o bien por quien no la tiene, pero querría considerarla verdadera para poderla abrazar. Por esto termino deseado a estos últimos que la encuentren rápidamente».
Éstos fueron los compases conclusivos de la XIII edición del «Premio Nacional Cultura Católica» promovido por la homónima Escuela de Bassano, creación de aquel intrépido sacerdote que fue don Dídimo Mantiero.
El jurado, presidido por el profesor Gianfranco Morra, otorgó el premio a don Giussani por el siguiente motivo: «En la renovación de la cultura católica reclamada por el Concilio Vaticano 11, la obra de don Giussani ha sido tan importante en cantidad como profunda en calidad, ya que ha sabido hacer converger la escucha de la provocación de la Modernidad con la fidelidad responsable a la tradición». El premio ha sido ya concedido, entre otros, al cardenal Joseph Ratzinger, al rector de la Universidad Católica, Adriano Bausola, al filósofo Augusto Del Noce, al ya fallecido padre Cornelio Fabro, al cardenal Giacomo Biffi y a Vittorio Messori.
La tarde del viernes 6 de octubre se inició con una introducción de Sergio Martinelli, uno de los fundadores de la Escuela: «Permítanos decirle que en usted volvemos a ver la querida imagen paterna de don Dídimo Mantiero, nuestro padre en la fe. Leyendo sus palabras hemos revivido nuestra experiencia: "Cuando se encuentra un rostro distinto de los demás, un rostro en el que el misterio de Cristo y la pertenencia a la Iglesia cambian la forma de mirar, de sentir, de tocar, la manera de relacionarse con personas y cosas, y, se permanece con la boca abierta mirándolo -como Juan y Andrés con Cristo-, se presenta una ocasión particular: es el acontecimiento del carisma". También nuestra compañía ha sido determinada por la fuerza de un carisma».
Morra leyó el mensaje que el cardenal Eduardo Pironio, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, ha enviado a don Giussani. En él recuerda que «la compañía, la admiración y el afecto, el agradecimiento y la oración de todos los que se reconocen sus discípulos en el seguimiento del Señor, y de tantos otros que se han enriquecido en la fe gracias a su obra».
Durante una hora y media don Giussani respondió a las preguntas de Renato Farina. «Nosotros decimos que la fe católica no es cultura en el sentido de que ésta no se presenta al mundo -aclaró Giussani- como propuesta de una cultura nueva. El objeto de la fe "acontece", es decir, es un acontecimiento totalizante, "católico"». Y citó a propósito una frase de San Pablo que «para nosotros es el insinuarse de una verdadera definición de cultura: para que el hombre viva; "Él -Cristo ha muerto por todos, para que los que viven no vivan ya para sí mismos sino para Aquel que ha muerto y resucitado por ellos" (2 Cor5, 15)». Éste fue el comentario: «Si el hombre vive para sí mismo, el punto de vista del horizonte cultural se identifica con una autonomía, ya sea real o ficticia». Es ficticia cuando existencialmente «vivir para sí mismo significa ser esclavos del poder y en última instancia del Estado». En cambio, si el hombre «vive por esta Presencia grande -la de Cristo-, el mundo adquiere mayor amplitud ante su mirada humana, como lo era para Cristo; de este modo las cosas se hacen más verdaderas, es decir, más correspondientes a las exigencias profundas del hombre mismo». La fe, por tanto, «es fuente de una cultura nueva precisamente porque se convierte en fundamento de un conocimiento nuevo del mundo e inspiración de una praxis nueva sobre la realidad».
Durante la ceremonia intervinieron, entre otros, el Rector de la Universidad Lateranense, Angelo Scola, el obispo auxiliar de Madrid, Javier Martínez, los presidentes de las regiones de Veneto y Lombardía, Galan y Formigoni. Estaba también el secretario de la CDU, Buttiglione. En su telegrama a don Giussani, Juan Pablo II desea «que se aprecie cada vez más el mensaje de Cristo y el preciado sostén de la fe para un auténtico progreso de la humanidad». Monseñor Scola habló de don Giussani como de «una gran gracia para toda la Iglesia ... No se puede ser padre sin hacer la experiencia de ser hijos en el aquí y ahora. Y don Giussani ha hecho esta experiencia esta tarde, la ha hecho con su forma de mirar a Cristo, la ha hecho renovando nuestra filiación, a través de sí, al Padre». El obispo auxiliar de Madrid recordó el encuentro que junto a un grupo de sacerdotes madrileños tuvo con don Giussani:«Después de aquel encuentro verdadero, su amistad y su enseñanza -sobre todo a través de sus gestos y de su persona- no han dejado nunca de sostener nuestra vida». También hicieron llegar su felicitación, entre otros, los cardenales Martini y Biffi.
Durante la conversación, Farina apuntó que -tal vez antes que nadie- don Giussani dijo que la palabra cultura, en el ámbito de una fe que reconozca la Verdad como algo presente, debería ser llamada de una forma más cristiana con el término "ecumenismo" o "ecumenicidad". Don Giussani explicó: «El deseo de un conocimiento cada vez menos inadecuado de Cristo como algo familiar abre el alma del hombre a una búsqueda indómita en su relación con todas las cosas, con todo lo existente, a la búsqueda del pequeño o gran reflejo de verdad que Cristo deja de sí en cada uno de los que, de alguna manera, Él ha encontrado. Este diálogo sin límites se extiende y afirma como la mejor contribución a una coexistencia creativa; es señal de una civilización que vence la barbarie de una división contradictoria». La fe, de hecho, «abre el ánimo del hombre a una búsqueda indómita de relación con todo, al realizar un continuo abrazo de lo que es distinto mediante un interés activo por el aspecto de verdad que está en todos, y no por una tolerancia en última instancia ficticia sin un reconocimiento apasionado por nada». Tal vez sea ésta una de las razones por las que le han concedido este premio a Giussani: el reconocimiento del corazón ecuménico de la experiencia de Comunión y Liberación. Al entregar el premio el profesor Morra subrayó que «toda la obra cultural de don Giussani constituye una de las más altas apologías del catolicismo de nuestra época», cuyo acento se ha difundido ya en cincuenta y nueve países, desde Argentina a Siberia. Antes de la ceremonia, don Giussani había tenido un encuentro, en la escuela dirigida por el padre Guido, con el Alcalde y los ministros del Comune dei Giovani (La ciudad de los jóvenes), esa singular realidad de educación y de formación de los jóvenes fundada por don Dídimo. Un chico preguntó cómo vivir la pertenencia e inmediatamente surgió un dialogo, como de hijos que encuentran a un padre. «Mucha gente viene, frecuenta nuestras actívidades y después desaparece: no se sienten pertenecientes al Comune dei Giovani. En una de sus meditaciones usted dice que el grúpo en el que se encuentra a Cristo no es un grupo cualquiera sino el signo de la Providencia». Don Giussani le respondió: «Carisma quiere decir "don del Espíritu", o don que el Espíritu da a una persona para facilitarle la fe.¿Os facilita la fe pertenecer al carisma de vuestro fundador?¿Sí o no? ¡Sí! Si no, muchos de vosotros no estaríais aquí, no iríais ni a comulgar. En cualquier caso, tú, siéntete perteneciente a este grupo. ¿Sois dos, tres, cuatro ... diez? El número no importa, la cantidad no tiene nada que ver en nuestra relación con el Misterio».
(Traducido por Belén Cabello)
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