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Huellas N.06, Junio 1995

SOCIEDAD

La experiencia y la racionalidad de la fe

Alberto Savorana

Concedido a don Giussani el Premio de la «Escuela de la Cultura Católica» funda-da por don Dídimo Mantiero. La fe no es una cultura sino un acontecimiento. El ecumenismo

El Subsecretario de la Presidencia del Consejo, Mario D' Addio, acaba de imponer sobre la chaqueta de don Giussani la medalla de oro «al mérito de la cultura católica» y éste aprovecha para dar las gracias y dirigir una invitación a las mil quinientas personas presentes en la sala J. Da Ponte de Bassano del Grappa: «Vivid vuestra fe porque es siempre conveniente. El mismo Jesús lo decía en términos comerciales: "os conviene". Y también le conviene a la sociedad en que vivimos: la contribución en la vida social a una paz que sea creativa, que nos haga capa­ces de sostenernos mutuamente, de compartir las necesidades, de sacrificar lo que hay que sacrificar, está animada o bien por quien tiene fe o bien por quien no la tiene, pero querría considerarla verdadera para poderla abrazar. Por esto termino deseado a estos últimos que la encuentren rápidamente».
Éstos fueron los compases con­clusivos de la XIII edición del «Pre­mio Nacional Cultura Católica» pro­movido por la homónima Escuela de Bassano, creación de aquel intrépido sacerdote que fue don Dídimo Man­tiero.
El jurado, presidido por el profe­sor Gianfranco Morra, otorgó el pre­mio a don Giussani por el siguiente motivo: «En la renovación de la cul­tura católica reclamada por el Conci­lio Vaticano 11, la obra de don Giussani ha sido tan importante en cantidad como profunda en calidad, ya que ha sabido hacer converger la escucha de la provocación de la Modernidad con la fidelidad respon­sable a la tradición». El premio ha sido ya concedido, entre otros, al cardenal Joseph Ratzinger, al rector de la Universidad Católica, Adriano Bausola, al filósofo Augusto Del Noce, al ya fallecido padre Cornelio Fabro, al cardenal Giacomo Biffi y a Vittorio Messori.
La tarde del viernes 6 de octubre se inició con una introducción de Sergio Martinelli, uno de los funda­dores de la Escuela: «Permítanos decirle que en usted volvemos a ver la querida imagen paterna de don Dídimo Mantiero, nuestro padre en la fe. Leyendo sus palabras hemos revivido nuestra experiencia: "Cuan­do se encuentra un rostro distinto de los demás, un rostro en el que el misterio de Cristo y la pertenencia a la Iglesia cambian la forma de mirar, de sentir, de tocar, la manera de relacionarse con personas y cosas, y, se permanece con la boca abierta mirándolo -como Juan y Andrés con Cristo-, se presenta una oca­sión particular: es el acontecimiento del carisma". También nuestra com­pañía ha sido determinada por la fuerza de un carisma».
Morra leyó el mensaje que el car­denal Eduardo Pironio, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, ha enviado a don Giussani. En él recuerda que «la compañía, la admiración y el afecto, el agradeci­miento y la oración de todos los que se reconocen sus discípulos en el seguimiento del Señor, y de tantos otros que se han enriquecido en la fe gracias a su obra».
Durante una hora y media don Giussani respondió a las preguntas de Renato Farina. «Nosotros deci­mos que la fe católica no es cultura en el sentido de que ésta no se pre­senta al mundo -aclaró Giussani-­ como propuesta de una cultura nue­va. El objeto de la fe "acontece", es decir, es un acontecimiento totali­zante, "católico"». Y citó a propósito una frase de San Pablo que «para nosotros es el insinuarse de una ver­dadera definición de cultura: para que el hombre viva; "Él -Cristo ­ha muerto por todos, para que los que viven no vivan ya para sí mis­mos sino para Aquel que ha muerto y resucitado por ellos" (2 Cor5, 15)». Éste fue el comentario: «Si el hombre vive para sí mismo, el punto de vista del horizonte cultural se identifica con una autonomía, ya sea real o ficticia». Es ficticia cuan­do existencialmente «vivir para sí mismo significa ser esclavos del poder y en última instancia del Esta­do». En cambio, si el hombre «vive por esta Presencia grande -la de Cristo-, el mundo adquiere mayor amplitud ante su mirada humana, como lo era para Cristo; de este modo las cosas se hacen más verda­deras, es decir, más correspondientes a las exigencias profundas del hom­bre mismo». La fe, por tanto, «es fuente de una cultura nueva precisa­mente porque se convierte en funda­mento de un conocimiento nuevo del mundo e inspiración de una praxis nueva sobre la realidad».
Durante la ceremonia intervinie­ron, entre otros, el Rector de la Uni­versidad Lateranense, Angelo Scola, el obispo auxiliar de Madrid, Javier Martínez, los presidentes de las regiones de Veneto y Lombardía, Galan y Formigoni. Estaba también el secretario de la CDU, Buttiglione. En su telegrama a don Giussani, Juan Pablo II desea «que se aprecie cada vez más el mensaje de Cristo y el preciado sostén de la fe para un auténtico progreso de la humani­dad». Monseñor Scola habló de don Giussani como de «una gran gracia para toda la Iglesia ... No se puede ser padre sin hacer la experiencia de ser hijos en el aquí y ahora. Y don Giussani ha hecho esta experiencia esta tarde, la ha hecho con su forma de mirar a Cristo, la ha hecho renovando nuestra filiación, a través de sí, al Padre». El obispo auxiliar de Madrid recordó el encuentro que junto a un grupo de sacerdotes madrileños tuvo con don Giussani:«Después de aquel encuentro verda­dero, su amistad y su enseñanza -sobre todo a través de sus gestos y de su persona- no han dejado nun­ca de sostener nuestra vida». Tam­bién hicieron llegar su felicitación, entre otros, los cardenales Martini y Biffi.
Durante la conversación, Farina apuntó que -tal vez antes que nadie- don Giussani dijo que la palabra cultura, en el ámbito de una fe que reconozca la Verdad como algo presente, debería ser llamada de una forma más cristiana con el tér­mino "ecumenismo" o "ecumenici­dad". Don Giussani explicó: «El deseo de un conocimiento cada vez menos inadecuado de Cristo como algo familiar abre el alma del hom­bre a una búsqueda indómita en su relación con todas las cosas, con todo lo existente, a la búsqueda del pequeño o gran reflejo de verdad que Cristo deja de sí en cada uno de los que, de alguna manera, Él ha encontrado. Este diálogo sin límites se extiende y afirma como la mejor contribución a una coexistencia creativa; es señal de una civilización que vence la barbarie de una divi­sión contradictoria». La fe, de hecho, «abre el ánimo del hombre a una búsqueda indómita de relación con todo, al realizar un continuo abrazo de lo que es distinto mediante un interés activo por el aspecto de verdad que está en todos, y no por una tolerancia en última instancia ficticia sin un reconocimiento apa­sionado por nada». Tal vez sea ésta una de las razones por las que le han concedido este premio a Giussani: el reconocimiento del corazón ecumé­nico de la experiencia de Comunión y Liberación. Al entregar el premio el profesor Morra subrayó que «toda la obra cultural de don Giussani constituye una de las más altas apologías del catolicismo de nuestra época», cuyo acento se ha difundido ya en cin­cuenta y nueve países, desde Argen­tina a Siberia. Antes de la ceremonia, don Giussani había tenido un encuentro, en la escuela dirigida por el padre Guido, con el Alcalde y los ministros del Comune dei Giovani (La ciudad de los jóvenes), esa singular realidad de educación y de formación de los jóvenes fundada por don Dídimo. Un chico preguntó cómo vivir la pertenencia e inmediatamente surgió un dialogo, como de hijos que encuentran a un padre. «Mucha gen­te viene, frecuenta nuestras actívida­des y después desaparece: no se sienten pertenecientes al Comune dei Giovani. En una de sus meditaciones usted dice que el grúpo en el que se encuentra a Cristo no es un grupo cualquiera sino el signo de la Provi­dencia». Don Giussani le respondió: «Carisma quiere decir "don del Espí­ritu", o don que el Espíritu da a una persona para facilitarle la fe.¿Os facilita la fe pertenecer al carisma de vuestro fundador?¿Sí o no? ¡Sí! Si no, muchos de vosotros no estaríais aquí, no iríais ni a comulgar. En cualquier caso, tú, siéntete pertene­ciente a este grupo. ¿Sois dos, tres, cuatro ... diez? El número no impor­ta, la cantidad no tiene nada que ver en nuestra relación con el Misterio».

(Traducido por Belén Cabello)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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