Va al contenido

Huellas N.04, Abril 1995

CULTURA

«Dios, si existe, no tiene nada que ver»

Massimo Borghesi

En memoria de Cornelio Fabro. La conciencia religiosa del hombre moderno, medida de todas las cosas, se sintetiza en esta expresión del padre Cornelio Fabro, recientemente desaparecido. El filósofo Massimo Borghesi traza un breve retrato

La formación filosófica del padre Comelio Fabro, tras un inicial interés por las ciencias biológicas, se configura en relación con una relectura tan penetrante como original del pensamiento de Santo Tomás. En La noción metafísica de participación según Santo Tomás de 1939 Fabro demostraba, contra las tesis habituales según las cuales el tomismo aparecía como un simple aristotelismo cristianizado, la originalidad del pensamiento del Aquinate, que supera tanto el separatismo platónico como el inmanentismo aristotélico, haciendo posible de este modo la fundamentación metafísica de la perspectiva creacionista. Además de por los estudios tomistas, Fabro se interesaba por la fenomenología. En La fenomenología de la percepción y en Percepción y pensamiento (ambas de 1941) se hace constar que la escisión propia de la filosofía postcartesiana entre percepción y pensamiento, al igual que el principio de asociación de ella derivado, quedan superados con profundas consecuencias para el modo en el que se entiende la relación entre el ser y la conciencia dentro del pensamiento moderno. Las posibles salidas negativas de tal pensamiento son clarificadas posteriormente por el autor a la luz de una importante lectura: El ser y la nada de Sartre, en el que la perspectiva inmanentista y el resultado nihilista se unen de manera indisoluble. El interés por el existencialismo ya aparece en 1943 con la Introducción al existencialismo, mientras que se remonta a 1940 el contacto con la obra de Kierkegaard que Fabro empieza a traducir y reproponer, contra las ambiguas interpretaciones de la Kierkegaard-Renaissance de Barth-Jaspers-Heidegger, como pensador cristiano comprometido en la apasionante defensa de la singularidad y la dignidad del yo que actúa su libertad en la relación con el Absoluto. A diferencia del de Kierkegaard, el existencialismo del siglo XX se muestra ante el autor como cerrazón ante el cristianismo, como consecuencia del principio de inmanencia (reducción del ser dentro del pensamiento) que según Fabro constituye el verdadero nudo explicativo del camino teorético de la época moderna. La diferencia entre Kierkegaard y las reflexiones de Jaspers y de Heidegger se subraya en una obra de 1957 que lleva el significativo título: Del ser al existente.
En la Introducción el ateísmo moderno (1964), ciertamente la obra más trabajada por el autor, la filosofía moderna entera, desde Descartes hasta Sartre, es afrontada según una óptica critica y rigurosa que individua en el cogito cartesiano el principio, histórico e ideal, que funda la inmanencia del ser en el pensamiento, principio que la especulación sucesiva habría radicalizado cada vez más y que encontraría su resolución última en la anulación del ser tal como se puede ver en Sartre. El ateísmo moderno no sería entonces fruto de motivaciones prácticas, sino que constituiría, más allá de las opciones personales de cada pensador, la consecuencia necesaria de una posición inicial de la conciencia que, afirmando su prioridad sobre el ser, ya no es capaz de reconocer una presencia que no sea ya estructuralmente inmanente a las determinaciones de la misma. Ulteriores dilucidaciones sobre el desarrollo de este proceso del ateísmo se encuentran en El hombre y el riesgo de Dios 1967. En sede teológica la acogida no justificada del principio de inmanencia por parte de un amplio de sector de la teología contemporánea es criticado en El giro antropológico de Karl Rahner y en La aventura de la teología progresista, ambos editados en 1974. En estos trabajos la génesis del planteamiento horizontal por parte de la reflexión teologica actual es identificada en la influencia determinante ejercida por el pensamiento de Karl Rahner, cuya hermenéutica tomista tiende, de modo indebido, a reconducir el pensamiento de Tomás dentro del a priori de la conciencia propio de Kant-Hegel-Heidegger. A priori que se demuestra para el autor como el verdadero responsable del la perdición de la relación con el ser, de esa supremacía de la prospectiva idealista sobre la realista que está en la raíz de la crisis del cristianismo en el mundo contemporáneo. Sobre el terreno del confín entre la filosofía y teología Fabro ha ofrecido contribuciones de gran interés para la interpretación de Cristo dentro del pensamiento moderno. Su crítica de la «cristología filosófica» que, a par¬tir de Spinoza, a través de la Ilustración llega con Kant y Hegel a una disociación radical entre el Cristo histórico y el Cristo especulativo, a una recomprensión de la fe en una forma suntuosa de «gnosis», se impone por su actualidad y constituye una de las contribuciones más rigurosas para evidenciar el relieve asumido por el idealismo en el seno de la cristología contemporánea.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página