Ante las derivas enfermas del sistema y la necesidad de nuevos modelos, el desafío de una economía impulsada por la gratuidad. ¿Qué es lo que mueve el encuentro que el Papa convoca en Asís? Algunas voces involucradas en “La economía de Francisco ” (26-28 de marzo)
Un gran evento, con más de dos mil empresarios y economistas “menores de 35 años", invitados directamente por el Papa mediante una carta enviada el pasado mes de mayo, para «estar juntos y conocerse» y «hacer un pacto para cambiar la economía actual y dotar de alma a la economía de mañana». Estos son los planteamientos de “La economía de Francisco", programada en Asís del 26 al 28 de marzo.
Desde el inicio de su Pontificado y, particularmente, en la Laudato si", el Papa ha subrayado cómo algunas “derivas enfermas" de tantos aspectos de la economía mundial exigen repensar el desarrollo según su finalidad: el bien de la persona y la responsabilidad de todos en realizarlo, algo que solo puede suceder difundiendo una cultura de la subsidiariedad, dice Alberto Brugnoli, profesor asociado de Economía aplicada de la universidad de Bérgamo y director científico de la Fundación para la Subsidiariedad.
Hace años que palabras como pobreza, desarrollo sostenible, justicia social, cuidado del medio ambiente, han regresado a las agendas de la ONU y de otras instituciones internacionales. «Basta pensar en los 17 objetivos de desarrollo sostenible incluidos en la Agenda 2030 de Naciones Unidas, precisamente sobre este tema», explica Brugnoli.
Lo que hace falta, dice el Papa, es una economía «que haga vivir y no morir, que incluya y no excluya, que humanice y no deshumanice, cuide la creación y no la destruya», en un contexto mundial en el que todo esto no es evidente. «Sin embargo, hay quienes, frente a esta nueva conciencia, ya trabajan de manera diferente, o al menos lo intentan».
Así, el Papa, en un encuentro con el obispo de Asís, Domenico Sorrentino, y con el profesor Luigino Bruni, economista y hoy director científico del evento que se celebrará en Umbría, y escuchando el relato de tantas experiencias de jóvenes en todo el mundo, ha querido poder encontrarse con ellos. El de Asís es un programa que, deliberadamente, no estará repleto de eventos y, en cambio, está pensado como un encuentro con grandes nombres de la economía mundial (los premios Nobel Amartya Sen y Muhammad Yunus, Jeffey Sachs, Stefano Zamagni, Bunello Cucinelli, Carlo Petrini, solo por citar algunos de ellos), y también para dejar mucho espacio al diálogo y al encuentro en “aldeas" alrededor de las que se articula el programa de los tres días: agricultura y justicia, energía y pobreza, trabajo y cuidados... doce en total.
A la espera del encuentro de marzo, desde hace meses en todo el mundo muchos grupos de jóvenes se han puesto a trabajar, a veces inspirándose en la “Economía de Comunión" (que desde los años noventa promueve una cultura económica marcada por la comunión, la gratuidad y la reciprocidad, de las cuales el propio Bruni es coordinador internacional), ligada al movimiento de los Focolares de Chiara Lubich. Desde Brasil en Sao Paulo, desde Camerún en Yaundé, desde Argentina, España, Polonia... hasta en Corea del Sur, se han presentado solicitudes para poder estar entre los dos mil participantes de Asís. En Italia, patria de la fundadora de los Focolares, se han multiplicado los actos y los congresos en varias diócesis. En Bérgamo han preparado dos exposiciones itinerantes sobre “El trabajo que no queremos" y sobre el cuidado del medio ambiente.
También el último Meeting de Rímini dedicó un espacio al evento con un acto a cargo de la Fundación para la Subsidiariedad. «Hemos decidido adherirnos a la propuesta de colaborar con “La economía de Francisco" porque nosotros también trabajamos con muchos jóvenes que estudian temas económicos y que están comprometidos con múltiples actividades de emprendimiento», explica Brugnoli. Con un grupo de cuarenta jóvenes, que estarán en Asís respondiendo a la invitación de Francisco, ha nacido un trabajo de intercambio, juicio común y valoración. Una compañía cotidiana.
Están los que trabajan como investigadores en la universidad, otros que han abierto empresas en diversos campos: diseño, comunicación. O en el sector agrícola, por ejemplo, como Benedetto Linguerri. Natural de la Emilia Romaña, hace tres años dio vida en su tierra a una pequeña empresa. «Junto a tres cooperativas sociales de la zona que dan trabajo a personas en dificultad. Hemos iniciado esta nueva aventura juntándonos para la producción de fruta y productos hortícolas, incluido el servicio de entrega a domicilio en toda la región». Una empresa lucrativa, por lo tanto, que selecciona a proveedores que garanticen ciertas características en su producción, como el respeto a la tierra y a la dignidad de los trabajadores. No es sencillo. En un sector donde casi no conviene cultivar el campo. «Todos los días tengo que enfrentarme, por ejemplo, con la incomodidad de los agricultores que no encuentran un sentido para seguir con su trabajo, dedicarse a cuidar la tierra, el campo, los animales, en un mercado que tiene como primer objetivo la máxima rebaja en el precio. La batalla es muy difícil, pero en la visión del Papa hay un respiro nuevo». No te sientes solo en una batalla ideal: «Al contrario, te das cuenta de que tu intento forma parte de un horizonte más grande».
«Es un mundo que ha cambiado. Todo está interconectado: crecimiento, pobreza, medio ambiente.», comenta Brugnoli haciéndose eco de las palabras del Papa. «El destino de cada uno está cada vez más relacionado con el del otro, ya se trate de individuos, naciones o continentes. Basta pensar en el tema nuclear. O en cómo incidimos sobre la economía con nuestros modelos de consumo y producción». Por esto, para Francisco «es necesario corregir los modelos de crecimiento que no pueden garantizar el respeto por el medio ambiente, la aceptación de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores, los derechos de las generaciones futuras».
El Papa pone el acento en la persona, la pieza central de esta posibilidad de “reanimar la economía". «Sea como sujeto principal del que cuidar, sea como actor protagonista del cambio», explica el director científico de la Fundación para la Subsidiariedad. Por eso, Asís, la ciudad de san Francisco. «El papa Bergoglio indica con precisión la elección del Santo como origen de una nueva economía imbuida de fraternidad, cultura de la paz y amor por el medio ambiente. Y añade que todos, absolutamente todos, estamos llamados a revisar nuestros esquemas mentales y morales. Por esto los jóvenes, porque, como escribe el Papa, son capaces de escuchar con el corazón los gritos, cada vez más angustiosos, de la tierra y de sus pobres en busca de ayuda y responsabilidad, es decir, de alguien que responda y no mire para otra parte».
Esta es la responsabilidad de la que habla Giacomo Ciambotti, nacido en 1991, doctorando en Gestión e Innovación en la Universidad Católica de Milán e investigador Altis, que también participará en las jornadas de Asís. «El desafío del Papa toca también el mundo académico, donde existe mucha competitividad y frecuentemente, una cierta tendencia a realizar investigación solo para poder aumentar las publicaciones de la carrera personal. Mientras que el impacto que un estudio puede tener sobre el mundo real es muchas veces secundario. ¿Pero yo qué contribución puedo dar? Mi deseo no es solo publicar, sino realizar una investigación que sea útil, que sea una ayuda a la empresa para afrontar sus desafíos, encontrando recursos».
Cuenta, por ejemplo, el caso de una chica que conoció durante sus estudios en África, que, frente al problema de la higiene personal por la que tantas mujeres enferman, se ha dedicado a producir compresas lavables. «¿Cómo mirar estos desafíos? Frente al problema se puede responder transformando lo que se necesita en beneficio de una ayuda al otro. O mirar a esta mujer que delante de la realidad comienza a responder. De este modo, la teoría económica no es el fin de aquello que haces, sino una lente de aumento para mirar mejor la realidad».
«Si escucháis vuestro corazón, os sentiréis portadores de una cultura valiente y no tendréis reparos en arriesgar vuestro compromiso en la construcción de una nueva economía». Esto es lo que, en el fondo, el Papa busca en Asís: encontrar experiencias vitales para que se conozcan entre ellas, porque arriesgar y empeñarse en la construcción de una nueva sociedad necesita del trabajo común. Francisco propone una compañía, un “pacto común", abierto a todos, de cualquier raza o religión, que dé origen a un proceso, a un movimiento cultural nuevo y protagonista del cambio.
Traducido quiere decir que hay un horizonte mucho más grande respecto a lo que cada uno pueda vivir o intentar en solitario.
Elettra Zadra trabaja con la Fundación para la Subsidiariedad pensando en Asís. Desde hace algunos años ha abierto una sociedad de relaciones públicas en Milán. «“La economía de Francisco", para la gente como yo, es un regalo de Dios. A menudo, cuando pruebas a hacer tu trabajo de modo diferente a como lo hacen los demás, muchas veces te ves rodeado de colegas que, tal vez, ganan más que tú, y que quizás también te ridiculizan». Pensar en el bienestar de los empleados, no pagarles de menos, «como me pasó a mí en el pasado», permitir la conciliación laboral y familiar, tener un ambiente de trabajo donde no se griten entre ellos y donde no se crean tensiones. «Yo lo intento, intento ser una emprendedora así. Si he conocido algo que me da esperanza, no puedo no trasmitirla a quien trabaja para mí o a mis clientes. Tengo el deseo de poder crecer, pero no por un afán de grandeza, sino por una concepción de la vida que suponga un respiro más grande».
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón