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Huellas N.02, Febrero 2020

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

Emi, Jill, Ciuseppe, Pascuale, Francesco, Nicola, Roberto, Michele

Dichosos los que tienen hambre y sed

Hace unos días recibí una llamada telefónica de Mari Carmen Carrón (pensé: ¡qué honor!... Carrón, hermana de Julián Carrón.). «Me dio tu teléfono una persona de confianza y, como eres profesora de Religión en un instituto, quiero que sepas que hay una exposición muy buena sobre los milagros eucarísticos a cargo de Carlo Acutis, que podrías llevar a tus alumnos. Carlo era un chaval italiano de mirada limpia y transparente que murió de leucemia, no sin antes dejar ensamblada en Internet esta excelente exposición». «Bueno, parece muy interesante, pero obviamente no lo tengo en mi programación didáctica. Pediré permiso.». «Me dicen que es complicado, que no está en la programación. bla, bla, bla». «Pues nada, Dios sabe por qué. encantada de hablar contigo». Mari Carmen me pidió que contara mi experiencia escribiendo una carta a Huellas. Y aquí está. Cuando voy a mi parroquia a diario, muchas veces voy sin monedero y siempre le tengo que decir a mi párroco que me la fíe, no se vaya a acabar. Yo no soy de CL, pero conozco gente muy valiosa que sí lo es; o bien gente también muy valiosa que no lo es, pero está relacionada con CL. Lo primero que hago al llegar a casa es leerme “La historia" del final, y suele gustarme. Me pregunto cómo habrá tantas historias para tener una buena cada mes. La última del gitanillo que va a clase un día de diluvio porque su profesora de Latín le espera ante el asombro de la directora, me pareció espectacular. Luego empiezo con las cartas y después con los artículos. En ocasiones, pienso que voy a leer las letras grandes, pero luego veo todo tan sustancioso que acabo leyendo casi todo. A veces me parece que utilizan un lenguaje difícil pues hablan del Misterio, de la Presencia... pero entiendo que es de Jesús de quien hablan. He leído varios libros muy interesantes que no hubiese descubierto fácilmente si no estuviesen anunciados en la revista: El arte de educar, de Franco Nembrini; El desafío de la acogida: un abrazo sin límites, sobre la experiencia de la adopción. Alguno de poesía, como Sucederá la flor. Todo muy profundo y cautivador. Algunos artículos se me han quedado grabados a fuego, como el de una mujer budista intelectual condenada a trabajar en bancos de arroz que dice en su testimonio que allí supo que existía el Dios cristiano porque se sorprendió a sí misma clamándole a Él. En el cuaderno que recoge la última apertura de curso de CL, impacta por ejemplo la confesión de Houellebecq diciendo que le es penoso confesar que cada vez tiene más a menudo el deseo de ser amado. Y hablando de que los jóvenes hoy no están bien y ni siquiera entienden por qué, porque sus problemas ya no tienen tanto un trasfondo emocional, sentimental y sexual como un vacío de sentido. Lo que he querido transmitir es que comprendo de forma experiencial por qué es una revista de relevancia internacional.
Emi, Getafe (Madrid)

Lo inesperado

Querido Julián, mi tendencia natural es la de complacer a los demás, darle demasiadas vueltas, esforzarme sin descanso tanto en mi trabajo de enfermera como en las amistades y en mi vida espiritual. ¿Con qué sensación de fondo? A menudo una sensación de vacío, desilusión e inseguridad. En 2013 conocí el movimiento a través del padre Pepe Clavería. Escuchó mis preguntas y comprendió lo que yo estaba viviendo de una manera que nunca había experimentado antes. Empecé a preguntarme cómo él podía tener esa capacidad de relacionarse con los demás sin agotarse en el intento, y también qué me estaba pasando a mí, ya que me encontraba más segura de mí misma y más libre. Los amigos que iba conociendo en el movimiento eran distintos de los demás: preguntaban por mí, discutían a fondo de cuestiones importantes, pero también se divertían juntos, tenían sus costumbres y sus intereses particulares. Tenía hambre de esa vida.
Sabía que la fe en Cristo y los sacramentos son alimento para la vida, pero quería que influyeran en mi forma de trabajar, de estar con mi familia y amigos. No tenía experiencia de una amistad en Cristo. Más tarde tuve que mudarme a Londres, lejos de la parroquia del padre Pepe y del movimiento. Seguía teniendo necesidad de que la fe plasmara mi manera de trabajar y de vivir. Siempre que leía la revista Huellas (en su edición en lengua inglesa, ndt.) era como si se me encendiera una bombilla.
Así que decidí buscar una Escuela de comunidad en Londres y empecé a seguirla. A través de Comunión y Liberación he descubierto la posibilidad de ser yo misma en cualquier circunstancia y también de compartir de manera concreta con los demás los problemas candentes, personales y sociales, a la luz de Cristo. Este lugar, estas personas y sus preguntas me devuelven un entusiasmo por la vida y una libertad antes desconocidas. Cuando vuelvo de la Escuela de comunidad, compruebo el efecto que tiene en mi modo de mirar a mis pacientes en el trabajo, a mis compañeros y a mí misma. Me he implicado en la construcción del London Encounter y del Meeting de Rímini y esto me ha abierto el horizonte. Lo más importante de todo es que ahora reconozco que en mi historia personal Cristo se hace presente y que tengo la posibilidad de encontrarlo vivo cada día, sin que sea el resultado de un esfuerzo personal o de un proyecto.
Jill, Londres (Inglaterra)

Agradecimiento

Un pensamiento original, originario y originante. Cuando escuché a D. Javier Prades explicar así la intervención por vídeo de mons. Angelo Scola durante las recientes jornadas universitarias sobre don Giussani, pude entender la trascendencia de la fe para la vida. Es una potentísima intuición sintética que no quiero perder y quiero comprender. Con mis palabras, sin embargo, puedo decir que la propuesta de Giussani me resulta originalísima como método, originaria como conocimiento de lo humano, a partir de uno mismo, y originante. ¿Originante el qué? Diría que una alegría racional, una conmoción por “el presente", una unidad, una fuerza que mueve el sol y las demás estrellas.
Carta firmada

Mirando a mi mujer

Querido Julián, desde que mi mujer, Paola, frecuenta un grupo de Fraternidad, ha tratado insistentemente de convencerme de que me apuntara, recibiendo un no rotundo de mi parte. De todas formas, participo con ella en la Escuela de comunidad y también en las vacaciones de verano. El ejemplo de esas personas me ha fascinado y atraído siempre, aunque no me haya convencido para apuntarme a la Fraternidad de CL. Sin embargo, la reciente enfermedad de mi mujer me ha hecho reflexionar. Es una enfermedad que amenaza su esperanza de vida y que ella lleva con una fe en nuestro Señor que convierte también esta circunstancia en luminosa, en vez de un túnel oscuro. Su ejemplo, su manera de afrontar las dificultades, me han ayudado a lograr una relación serena con mis circunstancias y con los demás. Esto me ha convencido y he decidido pedir que me aceptéis en la Fraternidad.
Giuseppe

«¿Te parece poco?»

Trabajo como asesor financiero en un banco. Un día vino a verme una colega. Después de unas palabras, me pide que rece por ella porque tiene que trabajar durante un tiempo con un compañero con el que no se lleva bien. Algo sorprendido, le digo: «Cuenta con ello. Pero, ¿por qué me lo pides a mí?». Responde: «Pascuale, aquí en el trabajo todos te importan y antes de comer te persignas. ¿Te parece poco?». Ese «¿te parece poco?» me ha provocado mucho, porque siempre pienso que tendría que hacer algo grande o ser capaz de hablar y, en cambio, esta compañera de trabajo se ha fijado en mi manera de estar día a día en el trabajo.
Pascuale, Recanati (Macerata)

Una pregunta a bocajarro

Querido Julián, soy profesor de Historia y Filosofía en un instituto. La reciente legislación ha vuelto a introducir en el programa las clases de Educación cívica. Me parece una buena ocasión para abordar ciertos temas de actualidad y también para entrar en contacto con alumnos de otros cursos. Un compañero me invitó a dar unas clases sobre la demografía en Italia (descenso de la natalidad, envejecimiento de la población y crisis del bienestar). Tras presentar los datos, una chavala me pregunta: «Profesor, usted que tiene toda esta información, ¿por qué no se va al extranjero?». Le contesté que yo he encontrado una esperanza para mi vida más fuerte que cualquier dificultad. Otra chica me preguntó cuál es esa esperanza. Le contesté que para responder a su pregunta tendría que contarle mi experiencia y que, si alguien estaba
interesado, me buscara. No añadí nada más. Cuando me fui de la clase, los chavales se amontonaron alrededor de los dos chicos de GS, preguntando: «El profe hablaba de “vuestro" GS, ¿no es cierto?». Uno de los dos chicos de GS me lo contó por la tarde, sorprendido por el hecho de que sus compañeros se habían mostrado hasta entonces desinteresados o desconfiados. El segundo me comentó que unos días antes un compañero suyo que hasta entonces le había ignorado le preguntó a bocajarro: «¿Tú estás contento? Te lo pregunto porque vengo de una buena familia, desahogada económicamente, me van bien los estudios, tengo amigos y, sin embargo, no soy feliz. Tú, en cambio, parece que sí. Yo no soy creyente, pero veo que vosotros sois más felices». Contando con nuestro sencillo sí, el Señor obra maravillas.
Francesco

Un fin de semana intenso

Querido Julián, uno de los responsables de GS, Francesco, vino a pasar dos días con los chavales de GS y los profesores de la región de Las Marcas. Me llamó la atención su mirada. Observé que, tras el primer encuentro con los profesores, muchos volvieron al día siguiente para estar en la asamblea de los chavales, aunque normalmente no se ocupen de GS. Un profesor me escribió: «Ha sido un encuentro muy rico, lleno de sugerencias para mi vida y mi trabajo: desde Dante a los clásicos latinos, la relación con mi mujer y con mis alumnos. Y además vuestros rostros y la sencillez con la que absorbíais lo que sucedía». Las asambleas volvieron a poner en el centro la grandeza de la vida bajo la mirada de Cristo. Sofía, que conoció GS este verano, dijo: «Llevo unas semanas difíciles. Me gustaría volver a experimentar la alegría que tenía este verano, en cambio, vuelvo a clase cada mañana y me cuesta. Pero prefiero la fatiga de estos días a una falsa tranquilidad, carente de sentido. Yo sé que existe un sentido para todo y quiero buscarlo en primera persona». Francesco le preguntó: «¿Qué viste este verano?». «La presencia de Dios». «¿Qué significa eso?». Ese diálogo nos implicó a todos con una seriedad mayor. Otra chica contó que antes se sentía “una entre tantos", como si su vida no tuviese un significado único, pero que el encuentro con los chavales de GS le ha permitido experimentar una mirada distinta sobre sí misma que ha encendido una luz nueva en suvida. Muchos pequeños hechos nos han devuelto la sorpresa del acontecimiento, de Jesús que actúa en la vida de las personas.
Nicola, Ancona

La huelga y la alegría por comenzar de nuevo

Llevo cuatro meses en Francia por trabajo. Mi familia no llegará hasta principios del próximo curso escolar. En cuanto llegué, llamé a Isabelle, una amiga francesa del movimiento que había conocido en el Meeting de Rímini. Gracias a ella, me invitaron a una cena con algunos amigos que no conocía. Estábamos allí gente de distintas nacionalidades, se habló toda la noche en francés, pero lo que me llamó verdaderamente la atención es la familiaridad que se estableció en seguida entre nosotros, la misma cercanía y amistad que tengo con mi grupo de Fraternidad en Milán. A raíz de esa cena, empecé a ir a la Escuela de comunidad que se reúne en una sala de la parroquia Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Claro, no es tan cómodo como en Milán, donde tardaba diez minutos en ir a la Escuela. Aquí tardo una hora y tengo que tomar tres líneas de metro. Te debe apremiar realmente para irte hasta allí al final de un largo día de trabajo y además todo en francés... Por tanto, tengo que estudiarme bien los textos y prepararme para poder expresarme bien. Este esfuerzo que me supone ahora ir a la Escuela de comunidad me ha servido para caer en la cuenta de la belleza de este gesto y renovar mi agradecimiento. Para mí tampoco era una “costumbre" en Milán, pero me doy cuenta de que iba un poco de segundón. ¡Qué sorpresa vivir de nuevo la alegría y el entusiasmo de los primeros encuentros con el movimiento y recuperar la gran libertad y apertura de corazón gracias a este nuevo grupo de amigos! Esta libertad y apertura renovada me han llevado a establecer nuevas relaciones también en el trabajo. Cuando hace poco hubo una huelga que paralizó París, con otros cuatro compañeros decidimos iryvolver juntos en coche al trabajo. Durante los desplazamientos, tuvimos ocasión de conocernos mejor. Somos de nacionalidades distintas y no estábamos acostumbrados a hablar entre nosotros más que de cuestiones de trabajo. Poco a poco, me salió espontáneo contarles que los martes voy a la Escuela de comunidadyles expliqué lo que he encontrado. Algo sorprendidos, me acribillaron a preguntas y empezaron a hablarme de sus familias, su vida y sus problemas. No sé qué pasará, pero esta libertad a la hora de contar mi experiencia a personas aparentemente lejanas crea un clima distinto que es ya una gran alegría.
Roberto, Neuilly-sur-Seine (Francia)

La verdadera fiesta

Después del fin de semana de vacaciones invernales con GS, quedamos para preparar la fiesta de Nochevieja. En particular, yo me ocupaba de organizar los juegos para la velada. Esa misma noche había otra fiesta que podía resultar más divertida, eso pensaba yo. Tras las uvas y el brindis de Año Nuevo, cinco amigos y yo nos fuimos. Nada más llegar, nos dimos cuenta de que solo había gente borrachina que deambulaba malamente. Acababa de estar en una fiesta con mis amigos de GS y me pregunté: «¿cómo puedo quedarme en un lugar donde no hay ni una mirada limpia?».
A los veinte minutos, llamamos a un amigo de GS para que fuera a recogernos. Mi corazón latía desaforadamente y no puedo describir la emoción que sentí nada más bajar del coche. Fui corriendo a abrir la puerta y todos los que se habían quedado fueron a recibirme gritando: «¡qué grande!, has vuelto». Rompí a llorar, pero con lágrimas buenas, dedicadas sobre todo a los que me habían esperado y al dolor por los que se habían quedado en la otra fiesta. Nunca me había pasado algo parecido. En ese momento entendí la importancia de GS y reconocí la presencia viva de Alguien más grande que nosotros. Uno se equivoca, pero la grandeza está en reconocerlo. Si GS es el lugar donde puedo decir “yo" con seguridad, entonces yo lo grito, porque es el lugar de donde saco lo bueno y lo bello para mi vida, donde puedo caminar con todo lo que soy. Allí lo recibo todo para poder ver lo que es Todo.
Michele, ímola (Bolonia)


 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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