Descendientes de “cristianos ocultos” rezan en su casa, en la isla de Ikitsuki, cerca de Nagasaki.
Francisco será el segundo pontífice, tras Juan Pablo II, en visitar Japón. Su viaje (del 19 al 26 de noviembre) tocará Tailandia y luego las ciudades de Tokio, Nagasaki e Hiroshima, para recordar al mundo las atrocidades de la guerra y para encontrarse con los fieles que heredaron su fe de quienes siguieron creyendo durante la persecución. Hablando a los obispos de Japón en 2015, Ies dijo: «Aun cuando todos los misioneros laicos y los sacerdotes fueron expulsados del país, la fe de la comunidad cristiana no se enfrió. Más aun, los tizones de la fe que el Espíritu Santo encendió a través de la predicación de aquellos evangelizadores y sostuvo con el testimonio de los mártires, quedaron a salvo gracias a la solicitud de los fieles laicos que conservaron la vida de oración y de catequesis de la comunidad católica en una situación de gran peligro y persecución. Estos dos pilares de la historia católica en Japón, la actividad misionera y los “cristianos ocultos”, siguen sosteniendo la vida de la Iglesia hoy y ofrecen una guía para vivir la fe».
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