Apuntes de la intervención de Giancarlo Cesana en la mesa redonda del Congreso de los movimientos
En su libro, Porta la speranza, don Giussani hace la siguiente observación: «A cuántos que tratan con jóvenes les he oído decirles: “¿Comprendes lo que digo?”. Y ellos responden: “Sí”. “¿Hay alguna objeción a lo que digo?”. Y responden: “No”. “Entonces, haced lo que os digo” y ellos responden: "No”. Es muy frecuente, sobre todo en las relaciones entre padres e hijos». ¿Por qué sucede esto? Porque, continúa don Giussani, la educación debe volverse hacia algo más fundamental en la experiencia existencial, que no la mera dote intelectual del joven, la capacidad intelectual del joven. Es decir, la educación no es, simplemente, un fenómeno intelectual, la educación debe volverse hacia otra cosa. ¿Hacia dónde mira la educación? En este sentido, hay que tener en cuenta un aspecto fundamental: la libertad, como estructura fundamental del hombre, tiene la capacidad de reconocer el ser, tiene la capacidad de reconocer el único factor que la despierta, que la hace emerger verdaderamente, que es la verdad. Para despertar la libertad es necesario proponer la verdad. La educación es importante porque hace emerger la libertad, excita la sensibilidad, la profundiza, pone a la persona ante la necesidad de adherirse, de participar, de ser con. Por otra parte, la educación es importante porque la educación es el futuro. La tarea educativa mira al futuro, mira a los jóvenes, mira lo que será después de nosotros.
Deseo afrontar los tres puntos a través de los cuales don Giussani resume la problemática inherente a la tarea educativa en su libro Educar es un riesgo, particularmente en la introducción.
Primer punto. Si la verdad despierta la educación, si la verdad despierta la libertad, y entonces la educación es una búsqueda de la verdad, es imposible no partir de una tradición.Si al educar comunico la verdad, está implícito que yo comunique algo más grande que yo, no algo que he inventado yo sino algo que me ha sido entregado, algo que me ha sido dado. De hecho, el factor fundamental de la educación es invitar a los jóvenes a seguir algo a lo que yo sigo, porque el educando debe tener la posibilidad de verificar la propuesta del educador. De otro modo no es educación: es un plagio, o un intento de hacer esclavos. Recuerdo que la primera vez que escuché a don Giussani, en una grabadora, decía "grosso modo” estas cosas: «Muchos abandonan la Iglesia, la fe cristiana, simplemente porque no la conocen. Pero muchos continúan teniendo el problema de la verdad. Y ¿qué hacen? ¿qué hacer para buscar la verdad? ¿Os ponéis a estudiar todas las hipótesis culturales, todas las hipótesis religiosas? Toda la vida no bastaría. Para buscar la verdad comenzad por la tradición en que estáis insertados, comenzad por lo que os ha sido dado, por aquello que tenéis delante como realidad próxima y de ahí partid para afrontar el resto. Vuestro corazón y vuestra inteligencia os dirá si aquello que hacéis es justo o equivocado».
Segundo punto: para que la tradición se pueda encontrar, reconocer y vivir, debe estar dentro de una experiencia presente. La tradición es algo que vive ahora mismo, que está presente ahora mismo. Para que uno pueda interesarse por el pasado debe encontrar el pasado en el presente, en algo que es ahora, en algo que me interesa... es decir, el interés por el pasado nace sólo de un acontecimiento, nace sólo de algo que golpea la libertad. La educación es, sobre todo, una forma de provocación de la libertad para adherirse a lo verdadero. Y esto me resulta mucho más evidente en la propia experiencia que yo he tenido. Fui educado cristianamente, de un modo bastante sistemático y severo, en los años '50. A los 14 años abandoné la fe católica. La abandoné porque estaba hecha de una serie de principios que no comprendía, de dogmas y de una moral que no lograba vivir. Hasta que encontré el movimiento. ¿A qué me refiero al decir encontrar el movimiento? Me refiero a que aquella misma fe que me dieron mis padres, en la cual fui educado y que había perdido, la he encontrado de un modo más adecuado para mí. Así pues, yo no defino teológicamente lo que es el carisma, lo defino a partir de mi experiencia: es alguien que te explica las cosas del modo más adecuado para que puedas comprenderlas. Para mí el encuentro con el movimiento ha sido el encuentro con el cristianismo, a través de una modalidad extremadamente correspondiente con aquello que yo buscaba. ¿Y qué buscaba yo? Yo deseaba que mi personalidad fuese valorizada en su totalidad, es decir como capacidad de relación con la realidad, como racionalidad, como capacidad de afecto. Sobre todo, la racionalidad. Para ser cristiano no hay que sacrificar la inteligencia, sino que es necesario usarla. Pablo VI se preguntaba si a los católicos la inteligencia se les había dado para usarla o para hacer un holocausto.
Tercer punto. La educación debe ser una educación de una capacidad crítica. Desgraciadamente esta palabra tiene hoy una connotación negativa, destructiva, exactamente como la palabra “problema” que se hace coincidir con la palabra “duda”. Mientras que la crítica es como pelar un fruto espinoso: es quitar todo aquello que impide que emerja lo positivo. Se vive para lo que positivamente existe, no para lo que no es. En el interior de cada hombre existe un principio bueno, bello, verdadero, que inevitablemente lo lleva a valorar, a juzgar, a verificar todo lo que encuentra. Y es característico del hombre buscar el sentido de todo lo que encuentra, su significado. ¿Cuál es el significado de las cosas? La relación que las cosas tienen con la totalidad, con el ser. Y una mirada humana es una mirada que sugiere una relación. Entonces, si me miro a mí mismo, debo reconocer que a través de una experiencia presente con la que me he encontrado, he recibido un mensaje que me llega desde muy lejos en el tiempo: se me invita a mirarlo, a compararlo con mi corazón, a valorar su racionalidad, su correspondencia con la realidad para reconocer su verdad, y, por tanto, se me invita a adherirme con la ayuda de una compañía, una comunionalidad, con una amistad sin la cual estaría abandonado a la tempestad de mi estado de ánimo, de mi corazón, a mi fragilidad. Tenemos necesidad de amigos.
Termino con una frase de don Giussani: «Desde la primera hora de clase siempre he dicho: “No estoy aquí para que vosotros retengáis como verdaderas las ideas que yo os doy, sino para enseñaros un método verdadero para juzgar las cosas que os diré. Y las cosas que os diré son una experiencia que es el resultado de un largo pasado de dos mil años».
La educación no es una sustitución de la libertad, sino una propuesta a la libertad para verificar una hipótesis de trabajo sobre la verdad.
OTRAS INTERVENCIONES
Durante la segunda jornada del Congreso intervinieron los exponentes de algunos movimientos eclesiales y nuevas comunidades
Brian Smith
(Catholic Fraternity Covenant Community),
Un nuevo impulso misionero
«Los movimientos deben vivir la vida de la Iglesia en comunión con otros cristianos; si no, somos individuos que actúan en la Iglesia de forma estéril».
«En la vida de muchos hombres y mujeres he verificado que se han dado grandes cambios porque han osado entregarse a Dios y a la acción del Espíritu, que lleva al encuentro íntimo con la persona de Jesús que es la plenitud de la revelación del Padre».
«Si queremos ser diligentes y anunciar el Evangelio tenemos que demostrarlo con nuestra vida, porque el mundo espera la Buena Nueva y sigue a los cristianos que viven con alegría».
Luis Fernando Figari
(Movimiento de Vida Cristiana),
La construcción de un mundo más humano: cultura y trabajo
«Compartimos entre los carismas recibidos la responsabilidad del servicio a la Iglesia. La encarnación del Verbo de Dios y sus consecuencias nos alejan de una perspectiva pesimista, de la cultura de la muerte, para introducirnos en un horizonte Pascual».
«El hombre crea cultura; la acción humana forja el ámbito de la cultura en el que el hombre aparece realmente tal y como es. El hombre coopera con Dios actuando, pero sin agotarse en la acción misma».
Andrea Riccardi
(Comunidad de san Egidio),
Frente a la pobreza: caridad y justicia
«¿Cómo pueden los movimientos vivir su misión frente a las grandes pobrezas? Los movimientos tienen una gran responsabilidad en la educación para evitar la insensibilidad».
«Los movimientos son diferentes entre sí, pero en el fondo están inscritos en el gran designio de evangelización. Viven en las fronteras complejas y diversificadas del mundo».
«La caridad es fuente de una vida diferente: abre los sistemas de valores cerrados, el conocimiento estrecho de los demás, la construcción de la propia vida reducida al interés individual y de grupo».
«Se recurre siempre a la guerra, pero nuestra experiencia nos dice que los cristianos tienen la fuerza de la paz. El año 2000 reclama a los movimientos a ser fuente de caridad, para que se pueda irradiar comprensión y justicia».
Gabriella Fallacara
(Movimiento de los Focolares)
Ecumenismo: diálogo y encuentro
«El ecumenismo es vivir juntos el Evangelio, sobre todo las líneas fundamentales de la espiritualidad, es decir Jesús crucificado y abandonado».
«Entre los cristianos falta el amor: los movimientos son una posibilidad frente a esto».
«Hemos considerado siempre importante que cada uno esté bien integrado en la propia Iglesia y en continua relación con su propia autoridad».
«Quien nos une es Cristo vivo y resucitado. De cara al tercer milenio es importante que los cristianos sean educados en la unidad. En esta experiencia podemos comprender el papel que pueden tener los cristianos formados en la unidad de cara al tercer milenio, de forma que nos podamos presentar ante el gran Jubileo, si no unidos del todo, por lo menos más cerca de superar las divisiones del segundo milenio».
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