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Huellas N.02, Febrero 2019

PRIMER PLANO

La belleza que humaniza

Salah Fadl

Uno de los participantes en el encuentro repasa algunos pilares de la cultura islámica a la luz de la propuesta de Carrón, «una contribución fundamental» para ver sobre qué terreno pueden encontrarse las religiones

La lectura de La belleza desarmada ha despertado en mí muchas reflexiones sobre el papel de la belleza en la cultura árabe y en la religión islámica. Nuestra cultura se funda sobre dos ideas esenciales. La primera viene representada, precisamente, por los valores de belleza y libertad, y encuentra su expresión en la filosofía, en la lingüística, en la literatura, en las artes y en las ciencias naturales. La encarnación más clara de estos valores emerge en el noble Corán, modelo ideal de retórica y belleza, tanto lingüística como literaria, para el que se acuñó el término i’jaz (inimitable), en referencia al culmen de la elocuencia expresiva. A partir de este concepto aflora la ciencia del tajwid, la salmodia rítmica y melodiosa del Corán. También afloró una importante arte plática, el arte de la caligrafía, usada para escribir y decorar los volúmenes coránicos. Todo ello en estrecha relación con la poesía y la prosa, con sus diversos géneros y estilos.
La segunda idea dominante en nuestra cultura es la justicia (que tiene su parte de belleza). Esta actúa como guía para la legislación económica y social, y como estatuto personal. De profundizar en esta idea se encargan juristas y legisladores, condicionados por sus diversas sociedades, costumbres y tradiciones. De hecho, cada época se ha distinguido por sus propios conceptos y exigencias, y cada país tenía su manera de comprender los textos sagrados. No debemos permanecer aferrados a una cierta tradición jurídica y teológica, sino comprenderla a la luz de los valores fundamentales de belleza, libertad y justicia.
En la legislación islámica, aparte del principio de justicia, hay que añadir la idea del bien, que consta de dos partes: rechazar lo que es dañino y perseguir lo que causa beneficio. La prohibición de beber alcohol, por ejemplo, sirve para impedir el daño que deriva de perder la razón. La imposición de la zakat, la tasa que todo musulmán paga anualmente, es a beneficio de los pobres. Pero aquí también está claro que se trata de cuestiones relativas, mutables al cambio de los tiempos y situaciones. La belleza, junto a todos los valores que van unidos a ella, como libertad, justicia y bien, es uno de los pilares de la cultura islámica, el fulcro que la humaniza. Es sobre esta base donde puede suceder el encuentro con otras religiones, especialmente la cristiana. El libro de Carrón es una contribución fundamental que sirve para que lo recordemos, haciéndonos ver el importante papel que puede tener la religión en el espacio público.

(Traducido del árabe por Elisa Ferrero)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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