«Nostalgia de lo sagrado». Así lo llama Paola Mastrocola, en la entrevista que tenéis más adelante. Un diálogo que llama mucho la atención, por la manera en que la escritora se expone en primera persona. Y por cómo, a partir de una novela que se centra en estos temas, habla de oración y de iglesia, de gestos y tradiciones. Formas que no le bastan pero que –al mismo tiempo– no logra separar de la idea de que Jesús pueda ser algo vivo, concreto («un amigo», dice).
Es decir, una presencia. Porque se percibe la necesidad de esto. Solo a partir de ahí se puede aceptar una propuesta de significado a la altura de nuestras vidas.
¿Pero qué pasa cuando es precisamente esa presencia la que nos fascina en la vida? ¿Qué pasa cuando el cristianismo sucede?
Es la pregunta que atraviesa todo el artículo sobre el libro de Mikel Azurmendi, conocido sociólogo y antropólogo vasco. En él relata su encuentro con una comunidad cristiana y la sorpresa que supuso el toparse con «su sonrisa de resucitados», es decir, otra forma de vivir. Ahora se ha publicado su libro, El abrazo, resultado de meses de trabajo que quiso realizar inmerso en esta extraña «tribu» en busca de una respuesta a la pregunta más sencilla y decisiva: ¿por qué son así? ¿Qué hace su vida tan bella, además de deseable?
Es impresionante ver cómo este encuentro entre una «propuesta cargada de significado» y una libertad abierta de par en par, incluso a os 75 años, puede cambiar la mentalidad y dar un vuelco a las categorías de pensamiento más arraigadas. Y también dar nueva vida a formas, gestos y expresiones culturales que parecían no tener nada que decir al hombre.
Es lo mismo que también testimonian los reportajes desde Burundi y Boston. Una pequeña vuelta al mundo que culmina en Roma, donde se celebró el Sínodo de los jóvenes. Quien allí estuvo salió con una experiencia más rica de lo que es la Iglesia. Y por lo tanto, de lo que es el cristianismo. (dp)
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