Va al contenido

Huellas N.2, Febrero 2018

CLAVES

Desde la fe, la historia y la vida

Javier Restán

Para comprender Latinoamérica son necesarios tres “saberes”: un verdadero saber de sus raíces indígenas, un verdadero saber de España y Portugal, y sobre todo, un verdadero saber de la Iglesia Católica, que históricamente ha sido el factor inclusivo de gentes y de pueblos distintos que se han ido mestizando a lo largo de estos siglos

Se acaba de publicar en la editorial Nuevo Inicio de Granada el libro de Guzmán Carriquiry, Memoria, coraje y esperanza. A la luz del Bicentenario de la Independencia de América Latina, una edición corregida y aumentada del que ya publicara Ediciones Encuentro en 2011. En la primera edición el prólogo fue escrito por el cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio. En esta segunda edición actualizada y enriquecida, el prólogo corre a cargo del Papa Francisco, que se presenta a sí mismo en esta ocasión como «Obispo de Roma, venido desde las entrañas de la fe, historia y vida de los pueblos latinoamericanos».
Este libro sobre los procesos de independencia de los países de la América hispana tiene la virtud de ser muy sintético y fijar la atención sobre los pasajes clave de este complejo y dramático periodo de nuestra historia, y ofrecer claves de lectura e interpretación. Además el libro consta de una larga segunda parte donde se pasa revista a los grandes desafíos de América Latina en el siglo XXI en orden a alcanzar una efectiva emancipación, que ciertamente no concluyó con la batalla de Ayacucho en 1824, sino que sigue planteando muchas y apasionantes paradojas y expectativas.

EL AUTOR DEL LIBRO. Guzmán Carriquiry es una referencia para los que tenemos interés por América Latina. Su compromiso con ese continente le convirtió en una referencia intelectual, en una persona en cierta manera indispensable para adentrarse en el mundo apasionante de Latinoamérica. Uruguayo de Montevideo, cuenta con un currículo extraordinario: actualmente vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina, nombrado por Benedicto XVI, y previamente subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos, lleva más de 40 años colaborando directamente con cuatro papas en la Santa Sede. Es el laico con mayor responsabilidad en el Vaticano que ha habido hasta este momento. Está casado, tiene 4 hijos y ya 8 nietos. Sus responsabilidades muy concretas y muy exigentes en la vida de la Iglesia no han detenido su actividad intelectual. De hecho Guzmán Carriquiry, que tiene dos doctorados en Derecho y Ciencias Sociales, es profesor invitado en varias universidades pontificias de Roma, y de otras no pontificias como La Sapienza y Tor Vergata, también en la Universidad Católica de Chile, en la Universidad Santo Tomás de Aquino de Argentina. Esta última y la Pontificia Universidad Católica de Argentina le han concedido el “Doctorado Honoris Causa”. Además es autor de numerosos libros, artículos y es habitual conferenciante en infinidad de centros culturales de toda América Latina, de Italia, de España.
Siendo joven participó en el Movimiento Internacional de Estudiantes Católicos (MIEC), y fue a través de él como llegó a colaborar con la revista Víspera, una publicación clave en la época del Concilio Vaticano II, dirigida por el uruguayo Héctor Borrat, con muchas “almas” en su interior, de una riqueza impresionante como lugar de debates, a veces furiosos, dentro de la Iglesia. Más tarde colaboró en la revista Nexo dirigida por Alberto Methol Ferré, el gran pensador uruguayo que ahora se está empezando a valorar en el debate intelectual iberoamericano tanto eclesial como político y cultural. Methol Ferré dejó una impronta muy profunda en el modo de pensar de Guzmán Carriquiry, en su visión del papel de la Iglesia en el mundo moderno y específi camente en su visión de América Latina.

METHOL FERRÉ, EL AUTOR Y EL PAPA. Del pensamiento de Methol Ferré, un autor prácticamente desconocido en España, se han nutrido intelectualmente muchos, entre otros el propio Papa Francisco, como ha reconocido en varias ocasiones él mismo, pero también nuestro autor. Por tanto, el pensamiento de Alberto Methol Ferré es un vínculo entre el Papa Francisco y Guzmán Carriquiry.
Methol Ferré, que nos dejó hace apenas unos años, tuvo una visión absolutamente novedosa de América Latina, partiendo de una raíz de fe, de catolicidad. En su pensamiento, filosofía, cultura, política, todo se une por el hilo de su experiencia de fe. Esto hace que sus reflexiones sean de una vivacidad y de una potencia enorme, de una gran originalidad, libre de prejuicios.
No es casualidad que en el prólogo a la primera versión de este libro en 2005, el entonces cardenal Bergoglio lo citara como fuente de alimentación del contenido del libro.
Pues bien, en un librito aparecido en Argentina hace apenas unos meses (Latinoamérica, Conversaciones con Hernán Reyes Alcaide, Planeta Argentina 2017), casi contemporáneo a la publicación del libro de Carriquiry en la editorial granadina Nuevo Inicio, se recogen una serie de entrevistas realizadas por un periodista argentino con el Papa Francisco sobre la situación en América Latina. En esas entrevistas el Papa se refiere directamente a este libro de Carriquiry en varias ocasiones. Esto es lo que dice el Papa: «El análisis que hace Guzmán Carriquiry en su último libro es de lo más lúcido que he leído». En otros pasajes del libro, el Papa Francisco cita también el libro sobre los bicentenarios, afirmando que en él se encuentran claves hermenéuticas para comprender los procesos latinoamericanos, como por ejemplo los procesos de integración regional.

EL BICENTENARIO EN ESPAÑA. Pensando en el público que va a leer este libro en España, es necesario que nos preguntemos algo muy básico: ¿en qué nos concierne un libro sobre las independencias americanas a los españoles de hoy?
Al finalizar la primera parte de su obra el profesor Carriquiry afirma que para comprender Latinoamérica son necesarios tres “saberes”: un verdadero saber de sus raíces indígenas, un verdadero saber de España y Portugal, y sobre todo, un verdadero saber de la Iglesia católica, que históricamente ha sido el factor inclusivo de gentes y de pueblos distintos que se han ido mestizando a lo largo de estos siglos en América Latina.
Pues bien, las revoluciones hispanoamericanas que se suelen datar a partir de 1810 son parte de ese conocimiento, de ese “saber de España”. Las independencias no dejaron de ser una guerra civil entre españoles de América. Es decir, conocer más los procesos de independencia americanos nos permite conocer más sobre América Latina y también más sobre España. Sin lugar a dudas.
Pero no es una cuestión de erudición, de conocimiento de nuestra historia española, de nuestro pasado, sino de nuestra personalidad como pueblo y como nación. Decía el hispanista Hugh Thomas, fallecido recientemente que «quien solo conoce España no conoce España». Porque para conocer España es necesario conocer América, para comprender España es necesario adentrarse en Hispanoamérica.
Ahora que vivimos tiempos de zozobra nacional por la cuestión catalana, es interesante recordar cómo algunos grandes catalanes (muy nacionalistas) se reencontraron con España en América Latina, al ver su insospechada creatividad, su capacidad de acogida de lo diferente para generar una realidad nueva. Fue el caso de la experiencia en México de Raimon Galí, el olvidado e interesantísimo creador del movimiento Crist i Catalunya, o de Xavier Rubert de Ventós, ahora uno de los ideólogos, a su manera, de la independencia catalana, desde una perspectiva laica y más socialista, en su libro El laberinto de la Hispanidad. Es en América Latina donde algunos conocen o re-conocen a España. Pero desde luego no hace falta ser un nacionalista catalán, ni un hispanista británico, para comprender esto. Es lo que han vivido tantos españoles de a pie en aquellas tierras y puedo decir que es mi propia experiencia.

EL PULSO DE ESPAÑA HACIA AMÉRICA. No percibir la necesidad de América Latina para comprender España es una gran debilidad cultural. Cuando España se “desinteresa” de América Latina, es un signo profundo de debilitamiento nacional.
Es cierto que hay una querencia, una cercanía mayor, una facilidad mayor para comprender América Latina por parte de los españoles. Eso es obvio para quienes viajamos por allá y comparamos con otras nacionalidades europeas. También es verdad que muchas empresas españolas están muy presentes en América Latina, con mayor o menor fortuna (para ellos y para los latinoamericanos...). Es cierto que hay una presencia muy incidente de organizaciones sociales españolas en América Latina y que el mundo de la investigación sobre Latinoamérica está muy poblado de españoles. Y, sobre todo, está el testimonio de los casi 10.000 misioneros españoles en América Latina, sacerdotes, religiosas y laicos, dando su vida y fundiéndose con el pueblo, especialmente con los más pobres.
Y sin embargo, se percibe que el pulso de España hacia América Latina es ahora muy débil, que en cierta manera nos hemos “desinteresado” de América Latina, y eso es signo de la debilidad nacional y cultural en la que nos encontramos. Como si nuestra sensibilidad y nuestra atención cultural no estuviese puesta ya en esa “otra España”.

LOS «ACONTECIMIENTOS FUNDANTES». En su introducción, el Papa dice que los procesos de independencia constituyen uno de los «acontecimientos fundantes» de América Latina. Pero inmediatamente cita otro acontecimiento fundante: las «apariciones de la Virgen de Guadalupe», para establecer una especie de diálogo entre estos hechos. Guadalupe, un acontecimiento sucedido en las primeras décadas de la presencia española en México, en 1531, en un contexto de un cierto bloqueo de la presencia española y de la cristianización del mundo indígena, y en un contexto también de gran depresión del mundo azteca. Pues bien, este bellísimo y capital acontecimiento de Guadalupe marca un antes y un después, es el símbolo del abrazo definitivo y respetuoso del mundo indígena por parte del cristianismo, el inicio de un real mestizaje cultural y humano.
Cierto que aquel acontecimiento guadalupano fue un acontecimiento de pura gracia, pero aquella gracia fue posible por la presencia española: desde luego de aquellos “doce apóstoles” franciscanos del inicio del cristianismo en México pero también de los que no eran franciscanos, de los miles de hombres y luego mujeres que llegaron allí desde España. Los españoles fueron el vehículo para el surgimiento de este nuevo sujeto. Un vehículo torpe, contradictorio, pero arraigado profundamente en una experiencia de fe.

¿POR QUÉ FUE POSIBLE? Ser consciente de este dato histórico es algo fascinante, pero también una responsabilidad para nosotros. Aquel acontecimiento alumbró un sujeto nuevo en la historia: un sujeto mestizo. Y esto fue posible porque muchos españoles se dejaron atraer y conquistar también por aquellas culturas, por aquellos hombres, por “lo diferente” que encontraron allí. Dejaron que aquel mundo les hablara, y escucharon. Un desafío que sigue siendo tan actual como entonces.
El Papa pone el acontecimiento de las independencias dentro de esta cadena de hechos “fundantes”, pues en ellos se alumbraron grandes objetivos como nación y como pueblos libres. Como toda historia, estos procesos fueron dolorosos, violentos, contradictorios, pero en este libro podemos rastrear las semillas de bien, de deseo de libertad y justicia que los animaron. En su introducción el Papa nos recuerda que «hacen falta serios y apasionados debates sobre nuestro pasado, presente y futuro [...] Urge poder definir y comprender grandes objetivos nacionales y latinoamericanos, con consensos fuertes y movilizaciones populares».
Este libro puede ayudar a ello. A quien se sienta concernido.


En los primeros días de enero Guzmán Carriquiry realizó en Granada y Madrid sendas presentaciones de la nueva edición de su libro sobre el bicentenario de la independencia de América Latina, un texto especialmente apreciado por el Papa Francisco, que ha querido prologar tanto la edición original (cuando era arzobispo de Buenos Aires) como la que ahora ha visto la luz, actualizada y enriquecida. En estas presentaciones se ha comprobado que los españoles, a pesar de haber perdido pulso en nuestra relación con América Latina, nos sentimos concernidos por cuanto sucede en aquellas tierras, sin cuya historia sería imposible comprender la nuestra.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página