Tres profesores con 17 estudiantes salen de distintos pueblos italianos para viajar a Cataluña y compartir tres días con un grupo de bachilleres catalanes. En un pequeño pueblo como el de Belén…
«¿Quieres venir a conocer a mis amigos bachilleres de Barcelona?». ¿Cómo resistirse a una invitación así? Pasar el puente de la Inmaculada en la Ciudad Condal, visitar la Sagrada Familia y, si se tercia, profundizar en la cuestión del independentismo de la que tanto hemos hablado en clase…
Así que, tres profesores y 17 chavales partimos desde Milán rumbo a Barcelona. Solo que la realidad ha superado y trastocado todas nuestras expectativas. Como nos propuso César, profesor en un colegio de San Hipòlit de Voltregà, simplemente compartimos la vida con esos amigos españoles: «En primer lugar, caigamos en la cuenta de lo que está sucediendo ante nuestros ojos: un grupo de personas que no se conocen de nada queda tres días para compartir su vida. Ya esto es un hecho grande e insospechado». En efecto, el espectáculo es algo raro: ¿qué tienen en común profesores y alumnos, italianos y españoles? “Una amistad sin confines”, como decía el lema de la convivencia en San Hipòlit, un pequeño pueblo catalán. Continúa César: «Estamos aquí por una amistad, cada uno de nosotros está aquí porque alguien le ha invitado, por lo menos cuenta con un amigo. Y ahora está aquí para compartir juntos el estudio, la comida, el juego, el canto, porque es compartiendo la vida como nos descubrimos amigos».
UN VUELCO EXISTENCIAL. Ni siquiera los veinte italianos son un grupo compacto: algunos estudian en un colegio concertado, una chica en un liceo artístico, otro chico en un instituto técnico, un grupo viene de un colegio estatal e incluso hay una chica que participa por primera vez en una convivencia como esta. Una amistad sin confines es la que une a los profesores, pero pronto se extiende a los chavales desbaratando la desconfianza inicial.
Esta situación inesperada ayuda a abrir bien los ojos. El primer día, en el frío pelón del valle del Ter, vamos de excursión a la iglesia románica de Sant Martí Xic. Por delante se extiende la plana de Vic y delante de la ermita cantamos un rato cantos españoles e italianos. «También una simple excursión a un lugar que yo conozco desde hace tiempo me resultó novedosa», comentará Cinta en la asamblea final. Por la tarde, estudio en silencio, porque 15 chicos de un colegio de Barcelona han venido a la salida en medio de sus exámenes de la primera evaluación, secundando la invitación de algunas de sus compañeras. Tienen que trabajar duro, pero han venido igualmente.
Por la noche, tres testimonios: Judit, Velasco y Xénia. Son historias de chavales a los que les ha cambiado la vida radicalmente, porque dentro del caos han visto algo distinto. Testimonian un verdadero vuelco existencial. «Empecé a seguir algo que me había fascinado y por eso estoy aquí», cuenta Xénia. «Me conquistó una amistad tan verdadera que caso (casi) da miedo». Judit da su testimonio cantando dos canciones que ha escrito. Una, Green light, cuenta su historia: «Hubo un tiempo en que todo estaba oscuro. Necesitaba algo que me devolviera a la vida… Luego, no sé cómo, me has encontrado en medio de la nada… Ahora que estamos los dos cara a cara, te pido que escribas la próxima página».
SEGUNDO DÍA. Se sigue estudiando. Algunos que no tienen exámenes se entregan a los juegos que alguien ha preparado. Al final de la tarde, una asamblea para plantear las preguntas y fijar las cosa bellas, porque lo que le pasa a uno puede servir para todos. Malena cuenta cómo, tras el primer día, se ha apartado de lo que se proponía, para buscar “otras distracciones”. Un profesor va a buscarla: «¿Qué te pasa, Malena?». Basta esta pregunta para que ella le cuente todos sus intentos de rehuir la provocación que suponen estos días. «Si es así, mejor que vuelvas a tu casa. Llámame mañana si quieres volver». A la mañana siguiente, la chica llama al profesor diciendo que quiere volver: «Me di cuenta de que a él no le importaba lo que había hecho, sino que me quería de verdad. Es hermoso cuando te das cuenta». César comenta: «Te levantaste esta mañana y querías volver. Existe un lugar donde quieres volver aunque te hayan echado el día anterior. ¡Ojo! de lo que ha contado Malena se comprende que el error puede ser una ocasión, al igual que un amigo que por tu bien te lo hace notar sin juzgarte».
Por la noche, velada de cantos. Cierra la noche Laia que estudia canto lírico e interpreta dos piezas. Las introduce diciendo brevemente qué es para ella cantar: «Cuando voy al conservatorio, salgo más contenta. Esta alegría puede darse porque hay un pilar que la sostiene. Mirándome adentro me doy cuenta que todo lo que he vivido y vivo me ha sido dado. Todo es un don. Yo canto ópera. Claro, no está inmediatamente en sintonía con el siglo XXI. ¿Por qué entonces el Señor me ha preferido dándome estos gustos? ¿Y por qué justo a través de esta preferencia me permite tomar conciencia del regalo que es mi vida? Solo sé que cuando mi vida es un regalo, también mi voz lo es. Y quiero vivir así como canto. Cantando debo custodiar cada nota y disponer mi cuerpo para cantarla. Cada nota es preferida. No perfecta, pero amada sí, en su particularidad y en su necesidad. Yo tan solo soy un instrumento. Así es como quiero vivir, reconociendo cada instante de mi vida como una ocasión de belleza».
La acompaña al piano Olalla que viaja adrede desde Barcelona para la velada. Laia y Olalla ni siquiera se conocían antes de hoy. Es otro gesto impensable de esta amistad sin confines.
DE BELÉN HASTA TI. El último día, despertar antes que amanezca para poder llegar a tiempo al aeropuerto. Todavía es de noche y las chicas que llevo en el coche duermen. Mientras conduzco, el pensamiento corre a algo que César ha comentado respondiendo a Velasco: «En esta compañía, hagas lo que hagas, uno te mira pensando en el bien que existe. ¿Es lo mismo fuera de aquí?». La caravana de coches corre hacia el aeropuerto, mientras el mundo sigue dormido y nadie se da cuenta de lo que nos ha pasado en estos días: «El problema no es si las cosas van como tenemos planeado nosotros. Es que hace dos mil años un niño nació en un establo en un pueblo pequeño como el nuestro. Y de ahí surgió una novedad que empezó a atraer a algunas personas. Es una historia que ha llegado hasta ti, para que tú puedas comprender que el mal no tiene la última palabra. Así que tus amigos a lo mejor te preguntarán: “¿Por qué eres así?”. Porque he conocido a Cristo a través de unos amigos fuera de lo común. ¿Quieres venir a ver?».
LA CANCIÓN DE JUDIT
Luz verde
No sé por qué estoy escribiendo esto,
a lo mejor quiero decirte algunas cosas,
Nada que no sepas ya,
pero bueno, lo siento, aquí voy.
Hubo un tiempo
donde todo estaba muy oscuro.
Necesitaba encontrar algo
que me devolviera a la vida.
Me sentía insegura,
me sentía incomprendida.
No quería ser querida,
pensaba que no me lo merecía en absoluto.
Me estaba ahogando por mi cuenta,
no quería pedir ayuda.
Pensaba que estaba mejor sola,
pero mi corazón se estaba derritiendo.
Me separé de todo el mundo,
pensé que era mejor así.
Estaba perdiendo totalmente
el ritmo de mi propia canción.
Estaba cayendo en mi propio agujero.
Entonces,
no puedo explicar cómo,
me encontraste
en medio de la nada.
Te pude ver
en esos ojos marrones.
Pensaba que estaba viendo la luz.
Ahora que me has encontrado,
por favor no te vayas.
Sálvame una y otra vez,
pase lo que pase.
No tendré miedo de caerme,
podemos vencerlo todo.
Pero no desaparezcas como la marea,
te necesito a mi lado.
Ahora que estamos cara a cara
te pido que escribas la página siguiente.
Y ahora, no tengo ninguna duda,
si no te tengo estoy viviendo una mentira.
Tengo sed de infinito,
vuelvo a necesitar la luz verde.
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