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Huellas N.4, Abril 2017

BACHILLERES

La victoria sobre las ideas

Paola Bergamini

Había más de mil chavales en la última asamblea de Gioventù Studentesca (GS) de Lombardía. Y con ellos un sinfín de preguntas y experiencias cotidianas. Desde la América de María a la tarde de estudio de Gabriel y su amigo musulmán, hasta Kirolos y la cena por su cumpleaños

«Alberto, no sé si debo intervenir. Tal vez alguien lo entienda mal…». «Annachiara, no te preocupes. Siéntate en primera fila. Piensa que lo que vas a decir es muy bonito». La chica, de 17 años, se queda de pie apretando el folio que lleva en las manos y con la mirada perdida en un teatro semivacío. Stefano, 58 años, se le acerca: «Venga, me siento a tu lado». Son las 9:50 del domingo 13 de marzo. Fuera, el patio del instituto León XIII, en el centro de Milán, está repleto de estudiantes de bachillerato. Se saludan, se abrazan. Entre los grupitos también hay alguno que en vez de en los pupitres suele sentarse en la cátedra. Pero allí es un amigo más. «Profe, ¿tiene fuego?». «No te da tiempo, es casi la hora de entrar. ¿Pero has dormido algo?». «Poco. Anoche celebramos la mayoría de edad de un compañero de clase… Bailamos sin parar. Pero aquí estoy. No me perdería esto por nada del mundo».
A las diez se abren las puertas y las notas de la sonata para Arpeggione de Schubert reciben a los más de mil bachilleres que se han dado cita para una asamblea con el padre Pigi Banna y con Alberto Bonfanti.
«Chicos, repetimos el estribillo de Ubi caritas et amor Deus ibi est. Podéis seguir el texto en la página 59», explica el director del coro. «La “a” de caritas dura un poco más porque es la palabra más importante. Tratemos de pasar del modo sueño al modo día. Despertaos, ¡podéis hacerlo! Miradme, que os ayudo con el tempo». Las voces se van aclarando. Todos siguen en sus smartphone las palabras del canto gregoriano.
«Hemos llegado un poco somnolientos aún, sin captar del todo la diferencia entre sueño y realidad. Por eso rezamos el Ángelus, para recordarnos que ha entrado una Presencia en nuestra vida, Alguien que nunca me deja solo, que me mira a los ojos. Esto le pasó a María y ahora a nosotros», introduce Pigi. Todos en pie repiten ese “sí” que cambió el mundo. Que les ha llevado hasta aquí, haciendo el sacrificio de levantarse temprano «para escuchar palabras que iluminan», comienza diciendo Alberto. «Es un testimonio mutuo del camino que estamos haciendo en este periodo tan importante para la Iglesia, la Cuaresma que nos llevará a vivir juntos la Pascua. Han llegado muchas contribuciones y hemos elegido algunas. Adelante, María».
En el escenario, María, 17 años, cuenta los seis meses que ha pasado estudiando en Washington. El deseo de encontrar la misma amistad que vivía en Italia, pero también el miedo a quedar decepcionada. «El bien que he recibido con estos nuevos amigos ha sido increíble, un bien real, no dictado por circunstancias favorables. Nada de buenismo». Después, el regreso no fue fácil, «porque deseaba lo mismo. Hoy me gustaría que todos se encontraran con “mi” América».
«No has censurado nada», apunta Pigi. «El deseo del bien y el miedo a no encontrarlo». Salta la pregunta: «¿Cómo ha sido posible todo esto, es decir, cómo es posible seguir siendo uno mismo?». Por los amigos que te abrazan por entero, a los que puedes contarles todo. «Esta es la verdadera revolución», continúa Pigi. «No entender una teoría y luego aplicarla sino alguien a quien decirle: “Tengo miedo”. La diferencia la marca una presencia de amigos a los que no les importan tus límites, que paradójicamente se convierten en la ocasión de que el Señor te diga: “Eres mío. Y tal como eres llevarás mi rostro al mundo”».

¿Por qué vienes con nosotros? El comienzo de Gabriel, 16 años, casi parece un chiste. «Un musulmán, un medio creyente y un alumno del Sacro Cuore, o sea yo, quedamos el jueves a estudiar». Risas en la platea. Pero esa tarde se quedaron los libros cerrados por la ráfaga de preguntas sobre religión que les lanzó el amigo musulmán. Entre ellas una sobre la historicidad de los Evangelios. «Me di cuenta de que mis explicaciones nunca le iban a satisfacer», explica Gabriel. «Incluso podía citarle, de hecho lo hice, el Concilio Vaticano II, pero no bastaba. Entonces me pregunté: ¿por qué yo soy cristiano? Es verdad que cuando era pequeño mi madre me educó en la fe, pero luego yo tuve que decidir. Y entonces, ¿es realmente conveniente ser cristiano?». Pigi le interrumpe: «¿Por qué estás en GS?». «Por un atractivo capaz de moverme por entero». No le basta. «¿Eso nace de un curso sobre los Evangelios?». Gabriel lo mira atentamente: «¡Claro que no! Con estos amigos me siento feliz». Esta es la cuestión: la necesidad de ser felices intrínseca a todos los hombres, también los musulmanes. La genialidad del cristianismo consiste en esto: no un estudio, sino un atractivo que nos hace felices. Juan y Andrés fueron educados en la religión judía, pero tenían la misma pregunta y no les bastaba lo que les había enseñado su madre. Pigi continúa: «Hasta que un día oyeron decir: “Este es el Cordero de Dios”. Fueron tras Jesús y él, ¿qué les preguntó? ¿Quién lo sabe?». Desde la platea algunos pronuncian algunas frases hasta que un chico grita desde las últimas filas: «¿Qué buscáis?». Todos se giran. «¡Exacto!», exclama Pigi. Los dos discípulos no querían perder ese atractivo que habían percibido y preguntan: «¿Dónde vives?». Jesús responde: «Venid y veréis». Este es el corazón del cristianismo: no demostraciones, sino un hecho tan atractivo que colma el corazón porque «¡nunca hemos visto una cosa igual!».

Con la cabeza baja. En la primera fila se levanta Annachiara. Lo ha conseguido. Una vez en el escenario, su voz suena al principio como un susurro y no levanta los ojos del folio que aferran sus manos. Cuenta que en septiembre decidió dejar GS. Pero luego sintió que algo le faltaba y cambió de grupo. Cuando un amigo le preguntó por qué, ella respondió: «El comportamiento de algunos no era coherente. Decían cosas muy bonitas pero luego actuaban de otra manera». Su amigo le envió el capítulo cuarto de la Escuela de comunidad de GS. Desde entonces ese malestar le acompaña, así que lo pone delante de estos mil chavales: «¿Cómo puedo mirar más allá de la coherencia?». Que no solo es propia de los amigos, sino sobre todo de uno mismo.
«Somos muy severos con la imagen que tenemos de nosotros mismos», empieza a responder Pigi. «Y nos condenamos cuando no estamos a la altura». Porque, invirtiendo el verso de la canción de Fiorella Mannoia, “si caes la vida no te espera”. Esto es lo que dice el mundo: eres libre, pero no puedes equivocarte, no puedes ser incoherente o serás excluido. Un juicio silencioso, que avanza y nos aterra. En la vida de la comunidad se viven momentos intensísimos como el Triduo, la asamblea, las vacaciones y luego… luego está la banalidad de la vida de todos los días, en la que uno cae. Pero permanece esa nostalgia de haber visto algo hermoso. ¿Cuál es la vía de salida? Un amigo que, cuando estás decepcionado contigo mimo y con los demás, te dice: «¿Qué buscas? Ven conmigo, ahora empieza lo bueno». El problema no es la coherencia, sino encontrar a alguien que esté a la altura de nuestra nostalgia.
Por otra parte, el más incoherente fue Pedro. «Pero era más fuerte la simpatía que le atraía hacia Jesús que todas sus faltas. Como te pasa a ti, Anna. Tanto que no has desistido», añade Alberto.
Kirolos, 18 años, es griego ortodoxo. Conoció GS en su primer año de instituto. «No puedo evitar contar a mis compañeros lo que he encontrado y ellos me fríen a preguntas precisamente porque pienso de otra manera», cuenta. Un día la profesora de Literatura dijo en clase que el raggio era un momento de plagio. Ni él ni su compañero Antonio estaban de acuerdo. «Le contesté que para mí ese era un momento libre al que yo siempre podía volver. Ella afirmó que conocía la Iglesia porque la había estudiado. ¿Pero tú sabes que un pastel está bueno porque lo saboreas o porque sabes todos los ingredientes que lleva? A la Iglesia hay que encontrarla». Por su dieciocho cumpleaños invitó a sus compañeros a una pizzería con Luisella, profesora de gimnasia y responsable de GS en su instituto. «Fue una noche muy especial. Le hicieron mil preguntas, sobre todo sobre las relaciones prematrimoniales y la Iglesia. Se quedaron impactados cuando ella dijo que una relación amorosa no puede reducirse a eso y que el Evangelio no es una serie de preceptos que respetar». Tan impactados que el día siguiente fue una sucesión de mensajes en el grupo de WhatsApp. Hasta le pidieron a Kirolos volver a quedar con Luisella. «Sus preguntas me ponen en cuestión, pero estoy contento», concluye.
Una de las fichas de la Escuela de comunidad de GS dice: «Los cristianos no lo son para sí mismos sino, con Cristo, para los demás». «Ser para los demás no es el fruto de un esfuerzo», puntualiza Alberto. «Como repite el Papa, “la misión es la verificación de la fe”. No es una capacidad de agregar. Las preguntas de los demás son la ocasión para volver a descubrir lo que hemos encontrado». Añade Pigi: «Kirolos está tan seguro de lo que ha encontrado que está abierto a todo. Porque él quiere saborear el pastel antes de decir si está bueno. La experiencia va antes que las ideas. Esta es la victoria».
Para Francesca no es un tiempo fácil porque ha experimentado una belleza que tal vez nunca había probado, «pero luego suceden ciertos hechos por los que parece que todo se desvanece. Entonces me olvido de todo». Pero la pregunta permanece con fuerza: «¿Cómo puede prevalecer esta Belleza sobre el vacío en el que caigo a veces?». «¡No depende de ti!», responde Pigi. «No se trata de repetir: “¡Qué bonito! ¡Qué bonito!”». Esta Belleza te sorprende como un «hermoso día», escribió Camus. Y nunca se cansa de volver a suceder. Y siempre es una primera vez. «Un hecho irreducible con el que tenemos que medirnos», explica Pigi.
El último es Alessandro. «Ante las contrariedades huyo, no las afronto. Y al final me siento como un gusano, avanzo solo y con la cabeza baja». Pigi lo para un momento: «¿Y después de esta mañana?». «Mucha envidia y ya está». A Pigi no le basta, e insiste: «¿Has escuchado a chicos que eran “capaces”?». «Se han puesto sinceramente en juego. Como Kirolos». Esa es la clave. «Son sinceros, no mejores que tú. Yo soy igual que tú. Piensa en Pedro, el futuro “jefe de la empresa”. Primero le dice a Jesús: “Daré mi vida por ti”, y luego le niega. Nosotros somos como él. Pero luego Jesús le pregunta: “Pedro, ¿me quieres?”. Y él, por sinceridad consigo mismo, solo puede responder: “Sí, solo tú me comprendes”. En la peor situación, siempre hay alguien que te dice: “¿Me quieres?”». Esto vence cualquier incapacidad, cualquier error. Es el imprevisto de una Belleza que sucede.
No queda tiempo para más intervenciones. Alberto da dos avisos: la visita del Papa a Milán y el Triduo pascual, bajo el lema “¡Nunca hemos visto una cosa igual!”. Eso es lo que todos han visto hoy.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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