Algunos pasajes de la entrevista, realizada en el Meeting, al presidente de la Fraternidad de CL
Parte de su propia experiencia para “reaccionar” a la valiente provocación, tal como la ha definido el Papa Francisco, comentando el lema del Meeting 2016. Un “Tú eres un bien para mí” que Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de CL, también ha vivido estos días, entre encuentros con personajes importantes, como el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, pero también entre abrazos y saludos entre los stands y las exposiciones.
¿Qué le dice este lema? ¿Quién es este “tú”? ¿Y qué es este bien?
Para mí, este lema es verdaderamente la definición de qué es la vida en relación con el otro. Lo veo en mi propia experiencia cuando, al encontrarme con otros, que a veces tienen opiniones distintas a las mías, diferentes formas de mirar la vida, intereses diversos, me doy cuenta de que despiertan en mí las preguntas que me permiten hacer un camino y entonces se convierte en un bien aceptar el desafío. Me he dado cuenta de que el otro no era solo un obstáculo, sino algo que me abría a entender mejor, a preguntarme por las cosas, a descubrir nuevos horizontes que antes no imaginaba. He visto así que la realidad es amiga, que el otro es amigo, independientemente de cuál sea su posición. Porque te hace ser más tú mismo. (…)
En su mensaje, el Papa ha indicado en el diálogo y el encuentro el corazón del «testimonio personal creativo». ¿A qué se refiere?
Al encontrarnos con el otro, nosotros no tenemos definida de antemano una respuesta. Es un diálogo. Un diálogo donde debemos identificarnos con el otro y, mediante tentativas creativas, responder al punto en que el otro está. Para hacerle entender mejor que deseamos compartir con él. Como una cierta manera de inclinarse ante el otro, como hace el Misterio con nosotros, para ofrecerle la riqueza que hemos encontrado en la vida. Esto es una creatividad, no es algo que podamos decir a todos de la misma manera, no es una repetición de lo que hemos hecho otras veces antes. Es un “tú” lo que tienes delante. Si no te identificas con él, ni siquiera consigues decir ciertas cosas que son comunes de modo que puedan llegar al corazón de la otra persona. (…)
Hay una palabra que llega como consecuencia de este lema: amistad. Está en el ADN del Meeting. El presidente Mattarella la ha definido como «la palanca de la historia». ¿Qué quiere decir? ¿Realmente es así?
Por supuesto, porque la amistad forma parte de la relación originaria con la realidad. Es la curiosidad del niño, por la que todo le sorprende, todo le resulta amigo. Es la relación con el tú que es tu madre, tu padre. Todo es positivo. Es una amistad. Esta es la palanca que hace crecer al niño. Cuando estamos juntos… Esta ha sido la palanca de muchos momentos de la historia: un pueblo, una amistad, que se construye en el vínculo con los demás. Esto ha hecho evolucionar la historia. Este estar juntos, este percibir al otro como un bien. Lo hemos visto en la exposición sobre los 70 años de la República italiana: una esperanza, una amistad, incluso entre personas distintas que, a pesar de las diferencias, afirman algo original. Esta ha sido la palanca de la historia italiana. Creo que es importante volver a esto cuando nos viene la tentación de los muros, de afirmar cada uno su propia particularidad, su propio jardín, pensando que con eso resolvemos algo cuando en cambio hacemos más difícil el camino. (…)
Pero cuando parece que faltan los desafíos, ¿hay esperanza para nosotros?
Por supuesto. Queda la esperanza de que nosotros aceptemos el desafío que de por sí supone la realidad, el encuentro, el diálogo. El desafío que algo fuera de nosotros hace que nos pongamos en movimiento, nos atraiga lo suficiente para ver que vale la pena ponerse en juego. Sin esto, ¿quién despertará esto en ti? Solo el encuentro con algo que nos desafía, nos abre, nos atrae… Entonces la vida es vida. Si no, todo se para.
Un Meeting en el Año de la Misericordia. ¿Cómo puede ayudar esto?
Justamente porque muchas veces el otro parece un obstáculo, no hay camino posible sin misericordia. No hay camino. Incluso entre amigos, entre esposos, entre colaboradores de una misma obra, incluso entre las personas más queridas. Somos todos pobres hombres, necesitados constantemente de ser perdonados. Sin esta capacidad de perdón, ¿cómo puede haber amistad entre nosotros? La amistad solo renace de la misericordia. Ni siquiera podemos pronunciar la palabra “amistad”, históricamente hablando, sin que en un momento dado comparezca la palabra “misericordia”. La experiencia de la misericordia, por tanto, es necesaria históricamente. Hasta tal punto es así que Dios, para poder continuar la historia con nosotros, tuvo que introducir Su misericordia. Sin ella, la historia con Él habría quedado bloqueada ya desde el principio.
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