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Huellas N.4, Abril 2016

BREVES

La Historia

La pregunta de Evelyn
A las siete de la mañana, las calles de West Palm Beach todavía están desiertas. Evelyn las recorre cada día casi con los ojos cerrados para acudir a misa en la iglesia de Santa Juliana. Cuando se para en el semáforo, suele chequear el correo. Sus ojos se fijan en un mensaje de hace unos días de una amiga de la infancia, Sylvia. En los años 80 sus familias, ambas portorriqueñas, vivían en el Bronx y formaban parte de los Testigos de Jehová. Sylvia la buscaba para recordar aquellos tiempos.
Para salir al paso, Evelyn escribe cuatro líneas. Le cuenta que murió su madre, que su padre está enfermo y que los dos viven en Florida. Pero sobre todo, esperando cortar la conversación, le dice que durante los años de la universidad se ha convertido al catolicismo y que no le interesa volver atrás. Punto.

La respuesta de Sylvia llega inmediata. Evelyn la lee y se queda sorprendida. La amiga le dice que ya no pertenece a los Testigos de Jehová, le habla de Dios y le dice que «todavía cree en Su Gloria». Al final, le comenta que tiene una relación con otra mujer: «Ahora que sé que eres católica, te entendería si no quisieras contestarme…».

A Evelyn le escuecen esas palabras y le dan qué pensar. Piensa en cómo le habría contestado hasta hace poco, con palabras, citas, consejos… Luego repara en su experiencia y en lo que está descubriendo. Se sienta, abre el ordenador y empieza a escribir de verdad. «Querida Sylvia, sobre todo quiero decirte una cosa. Es lo que me dijeron a mí hace un año. Aunque tú ya no creyeras en nada, Dios seguiría creyendo en ti. Tanto que si tú fueras la única persona en la tierra Él vendría a salvarte. Lo que el hombre busca en todo lo que hace es algo infinito. Por eso me pregunto si eres realmente feliz ahora, si lo que tienes te basta. Porque ninguna relación puede llenar la necesidad infinita de nuestro corazón».
Añade que ella también se plantea a menudo esta pregunta: «Debo seguir planteándomela todos los días, porque Cristo es alguien que acontece hoy y que llena mi vida». Luego le habla de la Iglesia como «el lugar donde Jesús entra en diálogo conmigo». Se queda en suspenso un instante, luego le da a “enviar”. Y cierra el ordenador.

Cuando vuelve a conectarse, encuentra este correo: «Evelyn, ¡gracias! Estaba convencida de que no me contestarías. En un instante has vencido mis prejuicios hacia las religiones y los creyentes. ¿Puedo llamarte por teléfono?».
Evelyn lo cuenta a sus amigos en otro correo: «No sé lo que dará de sí. Y sinceramente me da pereza, pero ha sucedido. Y no puedo negarme a la iniciativa de Otro».

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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