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Huellas N.2, Febrero 2016

PRIMER PLANO

Nostalgia de Mosul

Luca Fiore

«¿Miedo? Si quieres vivir plenamente cada instante, debes ahuyentarlo…». Monseñor Nona, obispo iraquí, vive ahora en Australia. En el Encounter habló de su gente y de su esperanza

Para llegar a Nueva York tuvo que cruzar el océano Pacífico. Amel Shamon Nona, ex arzobispo caldeo de Mosul, hoy al frente de la Iglesia caldea de Australia y Nueva Zelanda, vive desde hace ocho meses en Sídney. Fue al Encounter para hablar, con el padre Pierbattista Pizzaballa, custodio de Tierra Santa, sobre los cristianos perseguidos. Es decir, su gente. Aquella con la que tuvo que escapar de su ciudad y con la que vivió como obispo refugiado durante un año (v. Huellas, n.7/2014).

¿Qué significa para usted pensar hoy en Mosul y en su gente?
Siento nostalgia. De la ciudad y de la diócesis de Mosul, que se extendía también por la llanura de Nínive. Y de la gente con la que viví. Era una comunidad pequeña, pero que vivía la vida y la fe con plenitud. Tengo nostalgia de aquella vida. Y otra cosa más: para mí es un dolor ver de qué manera esta gente se ve obligada a vivir en el norte de Iraq. Siguen viviendo en prefabricados o en casas alquiladas con dinero de la Iglesia. Viven tres familias por casa. Ha pasado año y medio y la situación sigue siendo terrible.

¿Tiene esperanza de que algo pueda mejorar?
La esperanza siempre está. Creo que los cristianos permanecerán siempre en Iraq, aunque quizá solo quede una comunidad muy reducida. Pero ya no creo que sea posible volver a la ciudad de Mosul. Cuando el ejército regular reconquista una ciudad derrotando al Isis, lo hace arrasando con todo. Si Mosul fuera liberada, ya no sería un lugar al que poder regresar. Otra cosa son las localidades de la llanura de Nínive. Allí tal vez se pueda volver algún día.

Si hoy se encontrara en Erbil y uno de sus fieles le dijera: «Me marcho, me voy». ¿Qué le diría?
Rezaría con él. Y le diría: «Que Dios te acompañe». Lamentablemente, a estas personas no les podemos decir nada, solo que lo más importante de la vida es la fe. Tanto si se quedan como si se marchan. Nuestra tierra, nuestra historia es la fe cristiana, que es lo más querido que tenemos.

¿Cómo han sido para usted estos ocho meses en Sídney?
He ido a Australia para quedarme. Debo acostumbrarme a la idea de ser un miembro de esa sociedad. Soy un hombre oriental, acostumbrado a la sencillez de la vida en un país oriental. La sociedad occidental es completamente distinta. Pero me ayuda el hecho de poder servir a la gente. Hablo sobre todo de la educación en la fe. Necesitan alguien que hable con sencillez y que toque los corazones, que muestre que se puede vivir la fe con sencillez en cualquier condición de vida.

¿En qué le hace pensar este lema: el deseo de infinito y el miedo a desear?
He vivido con la amenaza del Isis durante cuatro años, hasta 2014. No tenían el control de la ciudad, pero se acercaban y luego nos invadieron. Sinceramente, no he sentido miedo. De verdad. Si existe el deseo de vivir plenamente cada instante de la vida, no hay tiempo para el miedo. Por tanto, si soy sincero, no entiendo muy bien en qué sentido podéis hablar de miedo los que vivís en Occidente.

¿Lo más interesante que ha visto en este encuentro?
Hay muchos jóvenes. Realmente, es una muy buena señal.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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