Va al contenido

Huellas N.8, Septiembre 2015

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

DESPUÉS DEL MEETING, LA VISITA AL PAPA
Tres días antes de que comenzara el Meeting de Rímini, en el que, como cada año, participo como voluntario, me comunicaron el invitado al que atendería durante toda la semana. «Tendrás que acompañar al padre Charly, uno de los curas villeros de Buenos Aires». Los organizadores me pidieron que llegara tres días antes y que fuera a buscarle al aeropuerto... ¡con dos furgonetas! Cuál fue mi sorpresa al ver que mi invitado no era sólo él, sino 13 de los chicos que colaboran con el Hogar de Cristo, el programa de inclusión y acompañamiento a la drogodependencia en las villas de Buenos Aires. Desde el primer momento, estar con ellos fue una provocación enorme para mí, para aprender la sencillez y la curiosidad con la que lo miran todo. El padre Charly no habla italiano, por lo que tenía que traducirle. Entre otras muchas cosas, me contó que en 2008 el entonces cardenal Bergoglio acudió a inaugurar el Hogar de Cristo, y les dijo: «Acoged la vida como viene». Esto me impresionó, porque pude reconocer cómo él vive según este mandato: acoge la vida como viene, sin ponerle ningún filtro. Sólo desea una relación de amistad con las personas que encuentra, y dentro de esta relación, con el tiempo, nace el deseo de cambiar. Esto demuestra un gran respeto y afecto a los tiempos de Dios y una falta de pretensión sobre el otro. El padre Charly reconoce que el cambio no está en sus manos y así puede vivir su misión sin temor al fracaso. Esta forma de vivir se ve en cómo se relaciona con los drogadictos de la villa, con sus jóvenes, con personas socialmente marginadas. A lo largo de la semana que compartimos, constantemente me repetía la suerte que tenemos de ser cristianos. «¡Qué bello es el cristianismo, Jesús!», repetía, en un reconocimiento constante de que se nos ha dado todo en un lugar desde el que podemos mirarlo todo. Su forma de hablar de la pobreza no me chirriaba ni me resultaba ajena, sino que me correspondía profundamente: solo en una relación entre iguales –no mirándonos por encima del hombro unos a otros, con prejuicios de cualquier clase–, amamos verdaderamente al otro. Le expliqué al padre Charly el dibujo de Giussani con las flechas que apuntan hacia arriba y representan el sentido religioso del hombre, y con una que baja desde arriba y representa la Encarnación de Dios en la historia. Me dijo: «La sociedad entiende que hay que ascender, hay que mejorar, conseguir un mejor trabajo, ganar más dinero. Ese ascenso implica una cadena de valores, una competición por llegar arriba. Sin embargo, Jesús desciende: nos dice que abajo hay sitio para todos, que abajo todos somos iguales. Nos olvidamos de que Él ha descendido y se ha hecho uno de nosotros. Es en ese descender, en ese ser uno con otro, donde se nos promete la verdadera alegría». Por eso su manera de hablar de la pobreza es correspondiente: todo hombre tiene algo que dar, todo hombre es un bien. Dios no se ha equivocado haciéndonos así: nos ha dado a cada uno los dones que podemos poner al servicio del mundo. ¡Qué bello ha sido sentir una sana envidia! Quiero vivir y estar ante la realidad que a mí me toca con su mismo deseo de “gastarme” por entero como el padre Charly, sin ahorrarme nada. Este encuentro me ha vuelto a enamorar de lo que es la virginidad, esa forma de poseer la realidad como Jesús lo hacía, y de vivir con seriedad mi vocación. Gracias a la amistad que nació entre nosotros, el padre Charly me explicó que iban a tener una audiencia privada con el Papa Francisco, y me invitó a acompañarles. Yo quería acudir tan sólo como espectador: sabía que los protagonistas eran los chicos. Y así fue: el Papa se interesó por su experiencia en el Meeting y prestó muchísima atención a los particulares. Los jóvenes le dijeron que habían “hecho lío”, como él les había pedido, y le contaron la exposición Comunidad en la periferia: la Iglesia villera de Buenos Aires, en la que los propios chicos habían explicado cómo es su vida en estas villas de emergencia, y qué había supuesto para ellos la experiencia del Meeting. De hecho, los chicos estaban conmocionados, ya que al principio sentían vergüenza de explicar dónde vivían; sin embargo, estaban agradecidos de que tantos quisieran conocerles y les ayudaran, con sus preguntas, a explicar la belleza de su comunidad. Pasaron dos horas y media sin que el Papa mirara el reloj ni una sola vez... Me quedé fascinado por su sencillez, su humildad y su pobreza, porque un hombre también es pobre por la forma en la que usa el tiempo.
Jesús Ángel, Madrid (España)

LA ALEGRÍA QUE NO FALLA
Los tres últimos años he tenido una profunda inquietud acerca de cuál es el sentido de mi vida. Inquietud que, con el pasar de los días, se hacía más angustiante y me estaba llevando a un abismo. Un día, mi primo Pablo me invitó a un cumpleaños y fue así como conocí Comunión y Liberación, justamente en un momento en que nada tenía sentido para mí. Además de que me parecía que esta situación empeoraba, me era difícil pensar que podría mejorar. Pero me equivoqué. Pablo me invitó después a una reunión en la Universidad donde él estudia. Comencé a leer un texto que al principio no entendía, como tampoco entendía el porqué de mi presencia en ese lugar. Recuerdo de manera muy clara que en una página de este texto leí “EC” y pregunté qué significaban esas iniciales, a lo cual me respondieron: Escuela de Comunidad. Durante las siguientes semanas no entendía casi nada de lo que se leía, pero seguí acudiendo a los encuentros porque estar con esas personas comenzaba a mostrarme algo nuevo. En esos días, me dieron a leer la revista Huellas y me dijeron que íbamos a profundizar en un texto titulado Si Tú no estás, yo no soy. Fue ese texto el que me impactaría, fue como volver a respirar después de muchos años. Al parecer, estuve en una especie de terapia intensiva existencial y, cada vez que leía esas palabras, el corazón me latía a mil, y una que otra lágrima ahora era resultado de una “ilógica alegría“, y no de una angustiante inquietud sobre el sentido de la vida. Fueron días que nunca en la vida olvidaré, y que hoy son la razón por la cual estoy sentando frente a la pantalla del computador escribiendo. Una pérdida familiar me había sumido en un sufrimiento muy grande y todo lo que estaba viviendo me llevaba a entender que “ese Encuentro”, que no había planificado, era la forma de verificar el amor de Cristo por mí. Leticia, una chica de los Memores Domini, me preguntó si participaría en “Los Ejercicios Espirituales anuales”. Enseguida pensé que no era necesario que fuese. Una semana antes de la fecha señalada, mientras me dirigía a la Escuela de Comunidad, le pregunté a Pablo acerca del sentido de la vida: «Tú qué piensas acerca de la trágica experiencia sucedida en mi familia», y aunque sentí que él tampoco sabía contestarme, intentó responder a mi pregunta. Luego, al llegar a la Escuela de Comunidad, me olvidé del tema y no volví a pensar sobre eso. Finalmente, decidí ir a los Ejercicios, con ciertas dudas porque era la primera vez que participaría de algo así, y nuevamente no me equivoqué. Cuando llegué, tuve la impresión de que todas mis inquietudes hubiesen llegado a don Giussani y él me hubiese dicho que fuera aquel fin de semana para responderme. Es algo aún muy fuerte de asimilar. Pero se ve que Dios tiene sus planes sobre nuestra vida. Su presencia en la mirada, con la que ahora comienzo a ver la vida, es una presencia que poco a poco se va convirtiendo en mi centro y que me hace tener una sola y única certeza: es Dios quien me está encaminando hacia Él.
César, Quito (Ecuador)

Vacaciones de Garós
CON ESTOS POCOS PANES
He vuelto a ver con ojos diferentes el video Los olvidados de los olvidados sobre la obra de Grégoire Ahongbonon que, desde mediados de los años ochenta, lleva recogiendo de la calle enfermos mentales y rompiendo el estigma que los encadena. Haber estado en las vacaciones de Garós con Gregoire, me hizo verlo con sus ojos. Los mismos con lo que él nos ha mirado a todos y a cada uno. Ver su mirada hacia nosotros, me trasmitía su preferencia por esos hombres enfermos. No me cabe duda de que el Señor le llama –y nos llama a nosotros– poniéndonos delante “una Presencia en la mirada”. Nada es casual, repetía Gregoire constantemente. A través de él y de su familia, se hacía presente Otro. En este tiempo, todo es un reclamo a comprender que vivir de la fe dentro de las circunstancias en las que el Señor me pone, significa vivir con la confianza y la certeza de que Él es el Señor de mi historia y de la del mundo. Solo Dios es el que construye con nuestro pobre sí, con estos pocos “panes y peces” que somos nosotros. “Casualmente” este fue el evangelio del día al comienzo de las vacaciones y, a la vez, ese día Gregoire nos pidió ayuda para la financiación del nuevo centro en Puerto Nuevo, en Benín. Mirándole, me di cuenta que no se puede zanjar el problema de la vida encontrando una “solución a medida”. La pregunta ante la vida es una herida que se abre cada vez más para verificar quién es el Señor para mí. Pude verlo en directo, cuando le llamaron por teléfono, para decirle que no tenían para dar de comer a unos 200 enfermos de uno de sus centros. Es evidente que no se le ahorra nada a este hombre, que debe volver una y mil veces a poner en juego su humanidad, confianza y libertad, aunque las haya ya entregado al Señor. ¡Cuántas veces yo creo que la respuesta a mis problemas es encontrar soluciones para poder estar seguro y tranquilo! Pero me doy cuenta de que el camino es un dar la vida en cada instante, ponerla en manos de Quien nos la da y nos ama de verdad, para que la cumpla. Ver a Gregoire es ver a un hombre de verdad. Si me dieran a elegir entre él, con todos sus problemas, asumidos y siempre inconclusos, y otro hombre “con la vida ya resuelta”, no dudaría en elegir a Gregoire, porque su actitud corresponde infinitamente a la medida auténtica de mi corazón.
Jorge, Coslada / Madrid, (España)

“DE LA BOCA DE LOS NIÑOS HAS SACADO TU ALABANZA”
En la Escuela de comunidad vimos el vídeo de la entrevista a Maryam, una niña de Iraq refugiada en Ankawa Mall. Me llamó la atención su confianza en Dios. Una niña, que debería estar triste y desvalida, está contenta porque Dios está con ellos y los protegerá. Yo pensé: deseo poder vivir como ella, con esa fe, cada día reconociendo que es Dios quien nos da todo y está conmigo siempre. Y deseo esto para todos. Al día siguiente, le enseñé el vídeo a una compañera de trabajo, antes de que se fuera a dar clase. Luego de que se lo mostré a ella, me atreví a compartir el vídeo por correo con todos los profesores de Primaria. Pensando que no lo mirarían si sólo les compartía un vídeo, quise introducirlo con el primer párrafo de un artículo de Huellas del mes de mayo, titulado “Son nuestros mártires”. En ocasiones anteriores ya había compartido textos, imágenes, noticias de CL, pero esta vez era especial, porque los Ejercicios de la Fraternidad me habían ayudado a comprender que vivía mi trabajo como un añadido a lo que da sentido a mi vida. Volví de los Ejercicios con el deseo de vivir el trabajo como el lugar donde poder encontrar también el sentido de mi vida. Y por eso me decidí a enviar el video por correo. Además, también fue una oportunidad para encontrarme con los compañeros. La profesora de religión, Marita, me dijo que estaba planificando las clases para las niñas de Sexto y que el vídeo era perfecto para introducir los temas de las próximas semanas. Ya a la 1pm lo habían visto 26 estudiantes que tenían casi la misma edad de Maryam. Por la noche le conté a mi esposo lo que había sucedido y le dije que lo que yo deseaba era eso, que llegara a muchos el mensaje de Cristo a través de este testimonio al igual que me pasó a mí.
Maritza, Guayaquil (Ecuador)

Campamento de Peguerinos
LA MEDICINA MILAGROSA
Lo primero que te atrapa al llegar a Peguerinos es la belleza que te rodea, el verde de los helechos cubriendo el suelo, el frondoso bosque de copas altas, las flores de jara salpicando el paisaje. Los dos primeros días me sorprendió la alegría y la unidad de todos –curas, responsables, cocineros, pinches, monitores…– y a menudo me preguntaba: «¿Por qué están constantemente tan felices? ¿Por qué viven con tanta intensidad cada momento?». Empiezan a pasar los días y, poco a poco, percibes una belleza mucho más grande que el paisaje, una belleza que solo se ve con los ojos del corazón, una belleza que solo ves cuando dices sí al Misterio. Cada mañana, después del desayuno, llegaba el momento de palabra, en el que Pablo nos enseñaba con ayuda del relato La medicina misteriosa que, cuando algo está roto, puede renacer. Desde el primer día nos reveló cuál era esa medicina misteriosa que todo lo cura y que es capaz de recomponernos cuando estamos rotos en mil pedacitos “la misericordia”. De una manera extraordinaria, con los testimonios, los momentos de palabra, al anochecer en la carpa, en misa, con las canciones, en la sobremesa con el café, en los momentos de silencio y reflexión, con el cariño y la cercanía de todos, me fueron educando, nos fueron educando a todos, grandes y pequeños, para reconocer esa Misericordia que tiene un rostro, Jesucristo. Ha sido una experiencia muy enriquecedora que volvería a repetir (eso sí con una colchoneta y un buen saco de dormir, jeje). Me encantó que utilizaran parábolas como El hijo prodigo, El buen Samaritano y alguna más para mostrarnos que aunque escritas hace más de dos mil años pueden ser fragmentos de la vida actual de cualquiera de nosotros. Le doy gracias a Dios por todo lo bueno que diariamente me ha regalado y me regala.
Carmen, Fuenlabrada / Madrid, (España)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página