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Huellas N.7, Julio/Agosto 2015

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

HUELLAS DE UNA PRESENCIA VIVA
Como venimos haciendo una vez al mes, estamos vendiendo Huellas a la salida de la misa del domingo. El párroco, P. Pedro, con el cual hemos iniciado una amistad, anuncia la revista, invita a leerla, habla del contenido y recomienda a todos los feligreses estar atentos, pues este es uno de los dos ejemplos que quiere presentar este día de lo que significa vivir la fe tomando en serio la realidad. Afirma que Comunión y Liberación es un movimiento que vive la fe dentro de la realidad y comenta que este número está dedicado al encuentro del movimiento con el Papa. Luego, añade que afuera está un joven de la parroquia que desea hacer una encuesta para conocer mejor las necesidades de todos, pues se lanzará como candidato a Edil por la localidad de Usaquén, una zona de Bogotá. En la puerta de la iglesia nos disponemos, Miriam y yo, a ofrecer la revista. Tenemos pocas personas que la compran y, algo desanimadas, vamos a donde está Patricia. Ella conversa con un joven interesado en comprar Huellas. «Soy precandidato a Edil de Usaquén», dice el muchacho. Miriam y yo nos ponemos a responder la encuesta que él está realizando, junto a otros jóvenes que lo acompañan; mientras tanto él continúa el diálogo con Patricia, le dice que ha escuchado hablar de CL a través del párroco y añade que está interesado en conocernos. Unas semanas después, le invitamos a cenar en casa de unos amigos. Desde que llega, no deja de pedirnos que le hablemos del movimiento. Quiere entender qué experiencia vivimos, quiénes somos. Con sencillez, cada uno relata su encuentro con el carisma, la vida cambiada, etc. Él, dejándose provocar por el diálogo, nos habla de su historia. Nos cuenta que de pequeño su padre le había regalado una camiseta que decía “PRESIDENTE” y que, desde entonces, con frecuencia le llamaba “señor presidente”, gesto que lo reclamó años después. Al hablar de su padre la conversación se vuelve un testimonio. Su padre era un Coronel del Ejército colombiano y fue asesinado, dejando huérfanos a seis hijos pequeños. Juan, nuestro precandidato a Edil, contaba con 13 años y es el tercero de los hermanos. A los diez años del asesinato, aún no se han esclarecido los hechos ni se ha hecho justicia. «Lo que pasó nos llevó a toda mi familia a vivir la realidad de una forma diferente, nos movió a salirnos del confort, a buscar enfrentar la vida de otra manera; teníamos que seguir, continuar, ir adelante, ciertos del amor de Dios». Con este deseo despierto, latente, quiso entrar a la universidad y estudiar Gobierno y Relaciones Internacionales. En su rostro no se delata ninguna huella de tristeza, antes bien, es imposible creer que haya detrás tanto dolor. Lo único que hay en él es una apertura sorprendente. No deja de preguntar, no pierde ocasión para llegar al fondo de la conversación y, cada vez que puede, afirma que le inquieta ver que los católicos no se interesan por la política, que él cuando dice a la gente que es católico y que es político, no lo comprenden. Aunque él entiende bien que es lo contrario: «Para mí está muy claro. Es gracias a la fe que uno se interesa por todo, la Doctrina Social de la Iglesia lo enseña». Entonces, nos pregunta: «¿Cómo entienden ustedes que se puede vivir la política desde la fe? Si el movimiento vive todas las circunstancias de la realidad sin descartar nada, ¿cómo vivir la realidad de la política?». Pide entender mejor, quiere conocer con razones lo que da su identidad, su pertenencia a la Iglesia, su ser cristiano, el ser creyente. Dice que ha elegido pertenecer a uno de los partidos más tradicionales de Colombia por ser aquel que en su origen tiene como principio el respeto y la libertad por la Iglesia Católica. Sabe qué es lo que lo identifica, por tanto, allí no traiciona a los suyos. Su claridad me provoca a mí y a todos los que están en la mesa, se da un diálogo verdadero, serio y atento. En un momento dado, dice que siempre lo anima en sus proyectos el deseo del bien común, porque lo único que puede propiciar la paz es que se dé una comunión entre los vecinos de un mismo barrio. Por esto, piensa que ser Edil es el trabajo más útil de un gobierno, el más importante, porque se relaciona de manera directa con las necesidades concretas de la gente. Es evidente –pienso en silencio– que este chico ha recibido algo en su vida, en su familia, que lo ha hecho «vitalmente en salida», como nos está reclamando el Papa Francisco. Al término de la conversación, nos repite que su mayor preocupación es provocar a la gente a “Salir del Confort”. Pero entonces, ¿cómo no darse cuenta de que “Alguien” nos está sucediendo en esa cena? Ya en el silencio de mi casa fue inevitable para mí ponerme delante de Cristo y dejar aflorar la pregunta: «¿Quién eres Tú? Mis amigas y yo vamos un domingo cualquiera a vender nuestra revista para que la gente te encuentre, pero Tú, aquel día, como esta noche, nos saliste al encuentro». Nuevamente me asalta aquella alegría inesperada. «¡Te he visto! Te he visto en el rostro de este joven, en el brillo de sus ojos, en sus preguntas, su interés, en la compañía de mis amigos que te aceptan y te hospedan. Pienso que todo en la realidad parte de una sugerencia sencilla. Cristo, eres Tú el protagonista, quien obra delante de mí. ¡Cómo me corriges! Donde pienso ser yo quien tiene algo nuevo que decir, eres tú, Señor, quien sale a mi encuentro.
Doris, Bogotá (Colombia)

AGRADECIDOS CON DIOS
Tony escribió esta carta después de los Ejercicios Espirituales de la Fraternidad y quiso compartirla con los lectores de Huellas.
Estaba escuchando con mis hijos la música que propone Comunión y Liberación. Oímos canciones como La Strada, Reina de la Paz y otras. Bueno, hasta saqué una guitarra y busqué un tutorial para tocar la canción I Cieli de Claudio Chieffo. Aprendí guitarra cuando tenía 12 años y hace más de 15 que no la agarraba; de hecho, me di cuenta que mis hijos nunca me habían visto tocarla. Ahora no puedo tocarla bien ya que me canso, especialmente al usar el brazo que no debo mover mucho por el cáncer que ha llegado a las costillas, pero ahí estoy intentándolo. Se me ocurrió lo siguiente: ¿podrías compartir una lista con las canciones que se están pensando para las vacaciones? Me gustaría compartir con mis amigos y familiares las ligas electrónicas de la música que cantamos en el movimiento, para que se vayan familiarizando con ella. Yo estoy aprendiendo a rezar los Laudes y compré un Libro de las Horas para cada uno de los integrantes de mi familia, con decir que hasta quienes tienen 3 y 4 años ya tienen el suyo. En mi familia rezamos juntos los Laudes y esto para mí es una preparación para las vacaciones. Mis hijos están viviendo todo esto de una manera linda: Esteban, de 6 años, es mi antifonario; Cristóbal, de 12, el salmista; Santi, de 10, el lector. No sabes lo bonito que está siendo rezar en familia los fines de semana. Todos estamos aprendiendo y ya me imagino la maravillosa experiencia que será que ellos vivan la experiencia con todos ustedes. Sobre todo me llama la atención la huella que en su corazón se está quedando, el aprender a ser agradecidos con Dios. Al final de la oración les pregunto qué palabra o frase les llegó. Yo creo que ese es el mensaje de Dios para ellos. Las vacaciones se han convertido en una gran ilusión, no solo por el hecho de irme de vacaciones, sino por compartir con mis familiares y amigos este tesoro que es formar parte de Comunión y Liberación.
Tony, Puebla (México)

EN FUSAGASUGÁ
Antes de venir a los Ejercicios yo estaba muy mal. Lo explica el libro ¿Por qué la iglesia? acerca de la fragmentación que sufrió el hombre al romperse la mentalidad unitaria propia de la Edad Media. Es lo que me estaba pasando: ante mi familia estaba de una forma, ante el estudio de otra, con los amigos de otra. Fueron momentos difíciles, respondía por responder y a nada le encontraba sentido... Yo ya no quería seguir viviendo así, quería vivir de nuevo la unidad. Necesitaba que Cristo volviera a acontecer. Necesitaba preguntarme: «¿Por qué me sigo levantando cada mañana? ¿Qué es lo que hay detrás de cada cosa? ¿Qué le da el valor a la vida?». Realmente lo necesitaba. En ese momento era muy poco probable que pudiera asistir a los Ejercicios. Si mis papás no me dejaban ir sola a la Escuela de comunidad, ahora menos me dejarían ir hasta Fusagasugá para los Ejercicios... Entonces me tomé en serio este deseo y les dije a mis papás lo importante que era CL para mí y por qué necesitaba ir a los Ejercicios. Les quería decir que éste fin de semana de los Ejercicios ha sido magnífico. Poder conocer a Catalina, Lucho, Sandra, Juan Sebastián, Liliana, Miriam... conocerlos a todos y verlos fue increíble. Además de ver la organización con la que se preparaba cada gesto, verlos conversar, reírse, ¡ver esa unidad en ustedes era algo increíble! Ver cada uno de los rostros de ustedes era ver mi promesa de felicidad y de que realmente Cristo responde. Ver como «el Verbo se ha hecho carne», por eso les digo “amigos”, porque aunque no hablé con todos, todos sus rostros me testimoniaban a Cristo, pues esa sonrisa que cada uno de ustedes tiene es por Él. Y me voy a Cartago nuevamente con esta certeza, de que Cristo responde, porque «el Verbo se ha hecho carne y habita entre nosotros».
Lorena, Cartago (Colombia)

DIARIO MISIONERO DESDE PRAGA
En estos últimos tres años, mi misión se desarrolla principalmente a través de la enseñanza. Soy profesor de Matemáticas en un bachillerato bilingüe de Praga. Tengo 52 estudiantes. Hasta donde yo sé, dos son cristianos practicantes, los demás ateos o en cualquier caso totalmente ignorantes acerca de la fe, ¡incluso confunden cristianismo e islam! La sociedad checa es bastante agresiva hacia la Iglesia. Por suerte e ignorancia, los chicos tienen menos prejuicios que los adultos. Pero son incapaces de sentirse parte de un grupo, de una comunidad. La idea de pertenencia en ellos se asocia automáticamente a la renuncia a la libertad y al lavado de cerebro. Es una herencia que la dictadura comunista ha dejado a este país. Los checos son un pueblo pragmático. Algunos incluso consideran que pensar es inútil o perjudicial. Por consiguiente, también las Matemáticas, vistas como una ciencia abstracta, son susceptibles de rechazo por parte de muchos padres y alumnos, tanto que el debate sobre la enseñanza de esta asignatura es uno de los temas principales de periódicos y revistas. Una posición cultural que, si obviamente tiene que ver con el rechazo de la ideología, también hace el juego de quien detenta el poder. La escuela ítalo-checa donde enseño es el resultado de acuerdos firmados en Europa después de la caída del muro de Berlín, entre algunos estados occidentales y países del Este, para favorecer la integración y, quizás, conseguir mano de obra barata. Antes de hacerme sacerdote, me había graduado en Ingeniería de Telecomunicaciones en Milán. Así presenté mi currículo y me contrataron para la cátedra de Física y Matemáticas en el Bachillerato Ústavní. A pesar de que yo imparta mis clases de civil, la noticia de un cura católico que enseña Matemáticas se propagó rápidamente. Y la curiosidad que ha despertado me obliga a preguntarme cada mañana: ¿Por qué vale la pena dar clase? ¿Qué les llevo yo a estos chicos? No son preguntas retóricas: aquí no hay una comunidad que me apoye. Y trabajo con chicos que no están acostumbrados a discutir. Faltan las bases sobre las que hasta ahora me había apoyado: la compañía y el diálogo. ¿Qué es pues lo esencial? En estos años he entendido que la conversión se me pide ante todo a mí. ¿Qué es capaz de encender mi vida? ¿Qué me hace ser paciente, atento, capaz de perdonar, severo, libre, incluso en medio de la hostilidad del ambiente? Tan sólo el asombro por una Presencia que me crea ahora. Sólo en la conciencia de este vínculo empieza una experiencia de plenitud. La Fraternidad y la casa, a través de la liturgia y el silencio, son una ayuda a la memoria. Y la comunidad de CL, con la compañía de amigos que trabajan en el campo de la educación, me sorprende y fortalece. He entendido, sobre todo, que la misión empieza introduciendo en el ambiente una novedad: la alegría con la que cumplo mi trabajo, la atención a los estudiantes que, en el tiempo, puede convertirse en amistad. Pequeños pasos: dos chicas estudiantes que vinieron a nuestra casa para preparar el examen de recuperación, los chicos con los que fui al estadio, aquel que visité cuando estaba ingresado en el hospital. «Vosotros profesores italianos», me dicen, «sois diferentes porque siempre tenéis ganas de discutir». A ellos les parece tiempo perdido. ¿Cómo comunicar la verdad a quien no parece interesarle? No se puede hablar de Dios porque «Dios no se ve». Hay que hablar de lo que es «más concreto». Así, un café con una estudiante se convierte en una conversación sobre la amistad, el mundo, las relaciones afectivas, las matemáticas: sobre todo, menos sobre Dios y la vocación. Puede parecer un fracaso, pero no lo considero así. Yo estoy aquí e, incluso más «concreto», está aquí Aquel que hace posible la amistad entre nosotros. Una noche, durante una cena, un colega profesor de Químicas dice estar convencido de que mi vocación está dictada por factores culturales. «Yo estoy orgulloso de ser ateo», insiste. Yo respondo con sencillez: «El cristianismo no me interesaba. Después encontré ciertas personas cuya forma de vivir me atraía. Por esto empecé a frecuentarlas». Lo que estoy contando es cómo se difunde el cristianismo: una humanidad diferente que se contagia. «Eres uno que se deja influenciar», replica el colega. Estoy descubriendo la paciencia y la gratuidad. Debo esperar, como dice Giussani, que se perfore esa mentalidad común que como una costra envuelve la conciencia de la gente. Y mantener vivo el deseo de que mis estudiantes puedan encontrar algo que les dé certeza. Ser libres del resultado no significa conformarse, sino continuar queriendo su bien, no dejarnos nunca determinar por la falta de resultados.
Don Marco Basile
(publicado en www.fraternidadsancarlos.org)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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